Capítulo 30.

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Matthew Koch

—Por lo que veo las cosas no van muy bien— dije mirando la botella que traía.

—Estás en lo correcto, de hecho aciertas en todo— dijo Taylor abriendo la botella —La chica y "mi chico" y esto también— insinuó después de darle un sorbo a la botella.

—Suelo ser muy detallista a la hora de conocer personas— aseguré mirándola de reojo.

—Ya no importa nadie más, solo tú y yo. Quiero divertirme— dije sonriendo.

—Oww ¿acaso me estás invitando hacer...— me interrumpió enseguida.

—Hoy podemos hacer lo que sea, sin arrepentimientos— sonrió.

—¿Sin arrepentimientos, dices?— pregunté asombrado pues no me esperaba eso de ella.

—¡Si!— aseguró —Jamás volveré a preocuparme por alguien que no sea yo, debí hacer eso hace mucho— dijo dándole otro sorbo a la botella.

—Creo que me gusta mucho más esta Taylor despreocupada que la otra— dije mirándola de reojo.

—Espero que sí pues a la otra no la volverás a ver— escucharla hablar de esa manera hacía que me gustara más. No existe nada más emocionante que corromper a una chica correcta.

Ya que no tenía nada planeado para hacer con Taylor decidí llevar a mi departamento y pensándolo bien no era tan mala idea que se fuera familiarizado con el lugar en que estaría por un largo tiempo.

—Bien y ¿esto es...?— preguntó Taylor desorientada.

—Mi departamento...— dije aparcando el auto en la entrada —Es un excelente lugar para charlar...— aseguré y descendimos del auto, guié a Taylor hasta mi departamento y ella me siguió.

—¿Beberás conmigo?— preguntó Taylor acercándome la botella. Tomé la botella y le dí un sorbo. 

Ambos entramos en mi departamento y caminamos hasta la sala, ella tomó asiento y yo me senté a su lado.

—Entonces dijiste que te querías divertir ¿no?— insinué mirandola fijamente. Ella se tensionó un poco y pude ver que estaba nerviosa.

—Yo...— ella balbuceó y de inmediato puse mi mano en su pierna.

—¿No crees que sería una buena idea hablar de la que pasó entre nosotro?— pregunté.

—...— no dijo una sola palabra y desvió la mirada.

—Aunque no tengo ni la menor idea de lo que hay entre nosotros... esto me agrada— dije mirándola fijamente —Si no me hubiera salido de tu habitación esa noche, todo sería diferente— aseguré.

—Yo no...— la interrumpí pasando mi mano por su mejilla.

—Está mal fingir que no sientes nada y tratar de ocultar tus sentimientos por alguien— dije —No soy tan facil de engañar...— aclaré.

—Lo que ocurrió ese día... no fue más que un mal entendido. Sabes bien que no soy esa clase de chica— dijo nerviosa evitando mirarme.

—¿A sí?— pregunté frunciendo el ceño y ella asintió —Ya veo...— dije —Pero solo por curiosidad, ¿por qué no me detuviste?— pregunté quitando mi mano de su pierna.

—...— no dijo ni una sola palabra.

—Yo me embriagué como un adolescente pero, no recuerdo que tu hayas tomado ni una sola cerveza... No es quiera cuestionar tu juicio pero ¿cual es tu excusa?— pregunté fingiendo molestia.

—No debí venir aquí...— dijo cubriéndose el rostro.

—Estoy siendo muy cruel...— insinué —Pero dime al menos ¿por qué me llamaste a mi? Se que tienes más amigos y estoy seguro de que no fuí tu primera opción— aclaré.

—No, no lo sé...— dijo.

—Hasta hace unos días daba por hecho que el solo hecho de verme cerca de ti, te fastidiaba pero ahora no, no lo entiendo...— dije decepcionado.

—¡Es cierto!— dijo de repente —Es cierto que... no te soportaba pero me siento muy bien contigo, también como me siento con él pero... pero esa no soy yo y estoy harta— aseguró.

No fue tan difícil como había pensado, pensé que Taylor me llevaría más trabajo pero creo que me había subestimado a mi mismo.

—¿Eso significa...— Taylor me interrumpió abalanzándose sobre mí robándome un beso. 

Le correspondí el beso y la acerqué tanto fuera posible a mi hasta subirla encima de mí, la tomé por la cintura y pegué a mi mientras la besaba. Comenzó a entrelazar sus manos con mi cabello mordiendo mi labio inferior con fuerza, mi respiración comenzó acelerarse tanto como la de ella. Sus labios comenzaron a bajar por mi cuello haciendo movimientos circulares que hacían que se me estremeciera la piel.

Mi temperatura corporal comenzaba a notarse en lo abultado de mi pantalón.

—Significa, que me gustas— aclaró ella con la respiración agitada. Sus manos fiero quitando uno a uno los botones de mi camisa hasta deslizarla por mis brazos con fuerza y tirándola a un esquina.

—Me encanta ver como rompes las reglas...— dije con un sonrisa —Espero que tu madre no se moleste...— insinué.

—Es la única persona de la que no quiero hablar ahora, no arruines el momento— dijo molesta, la tomé por la cintura y deslicé suavemente su camisa por encima de su cabeza. La miré fijamente y le dí una pequeña sonrisa, puse mis manos sobre su pantalón y bajé la bragueta sin para de mirarla. La tomé por los muslos y la cargué hasta llevarla a mi habitación poniéndola suavemente sobre mi cama. Quité su pantalón de un jalón dejándola en ropa interior.

—Luces... tan hermosa— susurré mientras me acercaba a ella. Tomé sus manos y las puse sobre su cabeza. Sus ojos me miraban fijamente mientras se mordía los labios, comencé a besar su cuellos hasta llegar a su pecho, mis manos comenzaron a acariciar su cintura y lentamente se fueron caminando hasta la parte baja de su abdomen. 

Mientras más mis manos se acercaban a su intimidad, una pequeña sonrisa se desbordó de mi rostro. Mis manos comenzaron a masajear por debajo de las bragas, sus piernas comenzaron a torcerse en señal de placer y seguí haciéndolo hasta darme cuenta de lo húmeda que estaba.

—¿Quieres que siga?— pregunté susurrando a su oído. Una pequeño jadeo de placer fue su respuesta y de inmediato sus manos se abalanzaron a la bragueta de mi pantalón. Quité mis zapatos con ayuda de mis pies y mientras ella estaba tendida en la cama quité mi pantalón y mi ropa interior dejando mi erección a plena vista.  


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