Capítulo 32.

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Ramé Thompson

Desperté muy temprano, tenía agendada una cita junto a mi padre en el hospital y no podía llegar tarde. Tomé una ducha rápida, me puse el uniforme y después de arreglarme un poco bajé por algo de desayunar.

—Buenos días...— dijo mi padre tomando una taza de café, se acercó a mí y besó mi frente.

—Buenos días papá— dije —Recuerda, tenemos una cita planeada para las 8:30. La señora Sánchez está en observación por su cirugía de cadera, a las 10:30 el señor Smith llevará sus exámenes para los revises para su cirugía de cataratas y...— de inmediato me interrumpió.

—Mason, tú y yo tendremos la tarde libre ¿ok?— dijo con seguridad con una sonrisa en su rostro.

—No, el itinerario dice qué...— dije buscando en mi libreta de citas.

—Mason cambió el resto de citas para la próxima semana, así que no te preocupes ¿está bien?— dijo —Hace mucho no pasamos tiempo juntos, además tú estás demasiado joven como para que estés en tanto trabajo. Disfruta, sal, el tiempo pasa muy rápido y lo estás desperdiciando— insinuó.

Sentía que papá tenía razón pero trabajar y mantenerme ocupada era la única manera en la que no pensaba en... todas las cosas que había hecho en el pasado. Mi padre me sonrió y me dió un pequeño golpe en la espalda.

—Come algo, te espero en el auto ¿ok?— asentí y mi padre se dirigió al garage, tomé una taza de café y me preparé un pan tostado. Al terminar subí a mi habitación para cepillar mis dientes, tome mi bolsa junto a mi agenda y salí de casa. Subí al auto de mi padre y nos dirigimos al hospital.

Al llegar al hospital, Mason un pasante era quien le agendaba las citas a mi padre. Era un chico de tez blanca, ojos marrones y cabello rizado de un metro ochenta, bastante atractivo. Su único y más notable defecto era su notable e irreverente gusto por las chicas.

—Buenos días doctor Thompson— dijo Mason —La señora Sánchez está esperándola en su consultorio— aseguró Mason.

—Gracias Mason, buen día— dijo mi padre dirigiéndose a su consultorio. Mientras yo caminaba tras de él, Mason se paró frente a mi.

—Ramé, buenos días— dijo con una sonrisa —Llamaron muy temprano esta mañana, un chico te dejó un mensaje— dijo buscando en su escritorio.

—¿Hablas enserio?— pregunté sorprendida —¿Era alguien que necesitaba una consulta o algo así?— dije.

—Mmm... ¡aquí está!— dijo dándome una nota —Nada de eso, solo me dijo que te entregara esto...— sonrió.

"Llámame"

MK.

—Gracias...— dije a Mason y me dirigí al consultorio de papá. Llamé a la puerta y me permitieron pasar.

—Llegas tarde Ramé...— murmuró mi padre dándome una mirada fulminante.

—Lo lamento— dije disculpándome —Muy buenos días, señora Sánchez— dije tomando asiento a un lado de mi padre, ella asintió dándome una pequeña sonrisa.

Mi padre la hizo subir a la camilla y le hizo un par de examen de rutina, me hizo tomar algunos apuntes y m hizo formularle unas medicinas.

—Por favor Ramé, recetale...— mi teléfono comenzó a vibrar —Ramé...— me miró de reojo —¡Por favor!— dijo haciendo una mueca.

—Lo lamento mucho...— dije declinando la llamada. Inmediatamente varios mensajes comenzaron a llegar a mi teléfono.

Bloquee mi teléfono al ver los mensajes y lo guardé pero mi padre tenía la mirada puesta en mí, mi padre terminó la receta de la señora Sánchez y le ayudó a salir del consultorio

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Bloquee mi teléfono al ver los mensajes y lo guardé pero mi padre tenía la mirada puesta en mí, mi padre terminó la receta de la señora Sánchez y le ayudó a salir del consultorio.

—¿Ocurre algo?— preguntó mi padre cerrando la puerta.

—No, claro que no...— dije levantándome el escritorio.

—Pues, parece que sí...— dijo molesto —Llegas tarde a la consulta, recibes llamadas y mensajes frente a los pacientes. Sabes muy bien que es una falta de respeto— insinuó.

—Tienes razón, no volverá a suceder— dije cabizbaja.

—Por favor sal y haz pasar Smith, creo que ya está aquí— dijo, obediente hice lo que me ordenó y fui hasta la sala de espera por el siguiente paciente. Lo llevé con mi padre y tomé asiento junto a él para tomar nota.

—Ramé, por favor ve hasta la sala de archivo y trae el historial médico del señor Smith— dijo desde su escritorio.

—¡Está bien!— dije, salí de la habitación y me dirigí a la sala de archivo. Me encontré a Mason en el camino.

—Ramé... tienes otro mensaje— dijo mientras pasaba cerca a su escritorio.

—Tengo mucho trabajo, hablamos después...— dije, al llegar a la sala de archivo la señorita encargada no se encontraba así que tuve que buscarlo por mi misma.

—A..., J..., M..., K... ¿donde estará la S?— murmuré buscando en los estantes.

—Tal vez no buscas en el lugar correcto...— una voz masculina susurró a mi oído, me tomó por sorpresa y de inmediato me giré —Tuve que venir hasta aquí ya que no contestas mis llamadas y tampoco mis mensajes...— dijo molesto.

—¿Que demonios quieres Matthew?— pregunté molesta —No tengo porque contestarte, hice lo que me pediste. La deuda está saldada ¿no es así?— insinué.

—Mmm...— me miró lentamente de los pies a la cabeza —No, claro que no...— dijo fingiendo una sonrisa —Debes agradecerme, por mí aun tienes vida social y creeme que vale mucho más que un solo favor— dijo acariciando mi rostro.

—¿Hablas enserio?— pregunté enfadada —Sabes Matt, no pienso hacerte más favores. Cada vez que te obsesionas con alguien, me utilizas como plan de refuerzo...— dije ofuscada —¡Me tienes harta! Así que pierdes tu tiempo, puedes irte ya— dije dándole la espalda para conseguir la historia médica.  

—¡Ha!— dio una carcajada como si le fuera imposible creerlo, me tomó por el hombro me giró hacia él —Plan de refuerzo... no eres tanto— insinuó, acercó su rostro a mi y me miró fijamente —Deberías temerme, porque lo que conoces de mi es solo la mejor parte ¿eh? No quieres enterarte de lo que soy capaz de hacer cuando estoy molesto— sonrió de una manera maliciosa —Así que... busca la manera de hartarte mientras haces lo que te pido. Mañana en la noche habrá un evento y quiero que vayas con el chico, Noah— tomó mi brazo y comenzó a presionarlo con fuerza.

—Suéltame... me lastimas— murmuré.

—Quiero que lo lleves y actúes como si hubiera algo entre ustedes dos, ya que el actuar se te da tan bien— dijo presionando mi brazo con más fuerza —Taylor y todos en la fiesta deben verlos ¿está bien?— preguntó.

—¡Sí, sí pero suéltame ya!— dije agitada hasta que me soltó.

—¡Buena chica!— dijo entusiasmado y seguido besó mi mejilla —Te enviaré la dirección— dijo saliendo de la habitación.



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