Capítulo 5.

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Noah corrió hacía mi para auxiliarme, de hecho no sé como hizo para que Sarah soltara mi cabello pero después de lo que había ocurrido no podía callar un segundo más lo que pensaba de Sarah. Así que comencé a escupir veneno como una serpiente.

-¿Qué demonios te pasa, loca demente?- dije muy exaltada, todo nos miraban sorprendidos con lo que estaba pasando. Sarah no decía nada, al parecer estaba en shock. Ni siquiera ella podía creer lo que había hecho. La personas que estaban en el patio trasero llegaron al instante incluyendo a Aarón.

-Me golpeaste y no tienes nada que decir- dije mientras había mucho silencio, Thomas llegó al instante quería acercarse a mi pero lo único que se me ocurrió fue salir de ahí e ir al auto mientras Noah me seguía.

¡Maldita bruja!

No paraba de repetir eso en mi cabeza, había cruzado la linea esta vez y no se la iba a dejar pasar.

-¿Estás bien?- dijo Noah preocupado.

-Si...- dije agitada -Se va arrepentir, lo prometo- hubo un silencio incomodo y sentí el impulso de regresar a ese lugar y darle su merecido a esa bruja. Tomé algo de aire y me encaminé para regresar a la fiesta.

-Ey, ey, ey ¿a dónde vas?- preguntó Noah tomándome del brazo -Puedes hacer algo de lo que te puedes arrepentir ¿no crees?- comentó frunciendo el ceño -Deberíamos regresar a casa...

Noah tenía razón, podría hacer algo de lo que me pudiera arrepentir así que tomé su concejo. Subimos al auto y nos dirigimos a casa.

 -Gracias por cubrirme con mi madre y también por evitar que esa loca me dejara sin cabello...- Noah me miró y soltó una carcajada.

-A pesar de todo no eres tan gruñona- comentó -Pero debo decir que hoy no fue tu día- ¿mi día?

-¿A que te refieres?- lo miré confundida.

-Bueno, no pensé que alguien pudiera causar tantos problemas en un solo día. Al parecer estoy equivocado- sonrió y el auto se detuvo.

-¿Por que te detienes?- dije confundida.

-Porque ya estás en casa- se bajó del auto y me abrió la puerta del auto para que pudiera bajar.

Entramos a la casa, ya era de madrugada y recordé que no tenía mi teléfono,  fui corriendo a mi habitación porque necesitaba encontrarlo. Busqué por todo la habitación y logré verlo sobre la alfombra, no tenía batería. Me recosté en mi cama y no fue hasta el día siguiente que me levante por un ruido que se escuchaba en la planta baja, bajé las escaleras rápidamente buscando de donde provenía. Busqué en la cocina y en el estacionamiento hasta que llegué al patio trasero y vi por una puerta de cristal a Noah haciendo ejercicio.

Fue algo completamente extraño y no sé por qué no podía dejar de verle, era como si estuviera hipnotizada. Llevaba una camisilla negra pegada al cuerpo junto con unos pantalones cortos y unos zapatos para hacer ejercicio. Su cabello rizado estaba húmedo de sudor que había cambiado su color, su piel estaba húmeda también y brillaba un poco con el sol de la mañana.

Regresé en si y me di cuenta de que podía verme en cualquier momento, así que me dí la vuelta e intenté caminar a las escaleras.

-Buenos días Taylor- dijo Noah mientras yo estaba de espaldas. Me sentía avergonzada no sabía con exactitud si había visto que lo estaba "espiando".

-Hola Noah- dije dándome la vuelta soltando una sonrisa nerviosa.

-¿Te he despertado?- dijo frunciendo el ceño.

-Bueno, yo diría que si- deslizó la puerta de cristal y caminé hasta llegar al patio trasero quedando en frente de él -¿Has llegado muy temprano?

-¿Como? No sabes que me estoy quedando aquí ¿Tu madre no te le dijo?- lo había olvidado, estaba actuando como una idiota. 

-Sabes hablamos después. Tengo que hablar con ella- su brazo sostuvo el mio por un momento así que me detuve.

-¿Pasa algo?- dije confundida, su mirada estaba puesta en mi. Él era muy impredecible, quedamos frente a frente, podía sentir su respiración muy cerca de mi. Me sentía intimidada así que tenía la mirada baja.

-Al parecer esa chica si te ha hecho daño, estás sangrando- dijo soltándome el brazo.

-¿De que hablas?- dije preocupada. Él estaba muy cerca de mi, tomó su mano y la situó a un lado de mi cabeza haciendo un poco de presión. Era cierto sentía mucho dolor.

-Te ha hecho una herida, ven- tomó mi mano y me llevó a una habitación que estaba a un lado de la lavandería de la casa.

Hacia mucho desde la última vez que había visitado una de las dos habitaciones de huéspedes. Al entrar en la habitación me di cuenta de que mi madre había realizado muchos cambios.

-¿Qué es todo esto?- dijo mirando a mi alrededor.

-Mi habitación, bienvenida- dijo mientras me señalaba la cama -Espera aquí, ya regreso.

Había pasado de ser un lugar acogedor a un puesto de control de una agencia de seguridad, el televisor que estaba en la habitación reflejaba las cámaras de rodeaban la casa. El garage, el patio trasero, el jardín ¿por qué nadie me había comentado esto? Ni siquiera recordaba que hubieran cámaras de seguridad.

Tenía un escritorio frente a su cama, estaba lleno de paneles y junto una computadora. Al otro extremo de la habitación estaba el baño y cerca una mesita de noche, al menos eso era lo menos extraño de todo. Pero lo que no me dejaba de preguntar era que había en un portafolio que estaba en su guardarropa ¿abría ahí algo tan importante como para tener que ocultarlo? 

No lo sabía y aun que la curiosidad me estuviera matando no estaría bien revisar las cosas de Noah.



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