Capítulo 26.

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Taylor Kelleher

—Y... ¿qué tal te fue?— preguntó desconfiado, me acerqué a él y lo abracé con fuerza.

—Agradezco que lo hayan intentado pero... no quiere su ayuda— dije fingiendo una sonrisa y me alejé.

—¿Fue tan malo?— preguntó él confundido entrando en el auto.

—La verdad...— dije entrando en el auto también —Es mucho más complicado de lo que crees— dije cabizbaja, Matt se quedó observando y acarició mi mentón.

No por favor, no vayas a llorar.

—¿Quieres hablar al respecto?—dijo buscando mi mirada mientras levantaba mi rostro. Mis ojos se estaban llenado de lágrimas así que traté de disimularlo.

—Solo quiero salir de aquí...— suspiré y lo miré fijamente, él de inmediato me abrazo y por más que tratara de controlar mis sentimientos se me hacía imposible.

—Siempre estaré para ti...— susurró en mi oído mientras me sostenía con fuerza en sus brazos —Todo estará bien, confía en mí— dijo mientras me recargaba en su pecho.

Regresamos al hotel y yo me encontraba devasta, no quería hablar con nadie. Todo me molestaba en ese momento, estaba decepcionada de todos y de todo. Matt fue gentil conmigo y me acompañó a mi habitación ya que mañana en la mañana debíamos regresar a casa.

—¿Necesitas algo más, linda?— preguntó mientras esperábamos en la entrada de mi habitación.

—¿Puedes quedarte conmigo esta noche? No quiero estar sola...— dije entrando en la habitación. Él asintió y tomó asiento.

—¿Q-q-quieres algo de cenar? Porque podría traerte algo de...— dijo vacilando, caminé hacia él y me senté a su lado recostandome sobre su pecho. Me negué y de inmediato lo abracé.

Después no era tan malo pasar tiempo con Matt, en realidad era agradable estar con él. Y aunque fuese algo extraño, no sabía la razón por la cual me sentía tan bien estando con Matt, me sentía molesta con todos menos con él.

—¿Puedo... hacerte una pregunta?— susurré mientras lo abrazaba y él enseguida asintió —¿Por qué estás aquí?— pregunté intrigada, pero él se veía algo confundido —Lo lamentó... creo que se escuchó muy hostil— dije disculpándome —Me refiero a que aunque te rechace sigues aquí conmigo ¿por qué lo haces?— expliqué. Matt me miró fijamente y sonrió.

—¿Estás segura de que es eso lo que quieres saber...?— dijo frunciendo el ceño y asentí al instante —Pues déjame decirte que eres muy mala mintiendo...— dijo soltando una carcajada, de inmediato hice le hice una mueca ¿de qué rayos estaba hablando? —Lo que en realidad quieres saber es cómo sigo aquí sabiendo que estás con alguien más...—dijo mirándome fijamente haciendo sentir incomoda, desvíe la mirada y acomode mi cabello tras mis orejas.

—No... salgo con nadie— dije cabizbaja.

—Espera... ¿qué?— preguntó confundido.

—Es, es complicado...—aclaré.

—Bueno eso tiene más sentido— suspiró —El otro día...— comentó —Vi cómo te le quedabas viendo a ese chico, tu guardaespaldas— dijo —Debe ser él...— susurró.

—...— no sabía que decir al respecto así que me mantuve en silencio.

—Aunque es una lastima que...— dijo desanimado —Mejor olvidalo— dijo levantándose del sillón.

—Espera, espera...— dije tomándolo del brazo —¿Acaso sabes algo de él que yo no?— pregunté preocupada.

—No...— dijo —Es sobre la chica con la que estaba— murmuró.

—¿Hablas de Ramé?— pregunté y él asintió —Ellos no están saliendo, ella es su doctor...— aclaré. Él fingió una sonrisa y tomó asiento junto a mi.

—Esto se escuchará muy mal viniendo de mí pero...— dijo incómodo —Mientras estaba en la escuela de leyes salió con mi mejor amigo Brento y, nos enteramos de todas las cosas que hacía en la escuela de medicina— aclaró —Por la seguridad de ambos debes saber que si ella está cerca... es mejor que tengan cuidado, no es una buena compañía— aseguró —Iré por algo de beber, vuelvo enseguida— dijo saliendo de la habitación.

Esto me había dejado sin palabras y en ese mismo momento mi cabeza se llenó de muchas preguntas y a decir verdad eso me estaba matando. Pensar que podrían estar juntos sin que nadie los interrumpiera, me volvería loca.

Jamás pensé verme en una situación así, estar tras un chico, pensar en él todo el tiempo y después de todo tal vez yo solo trabajo para él y necesitaba divertirse un poco.

Después de 15 minutos y una larga espera Matt regresó a la habitación con algo de comida y unas cervezas. La verdad no tenía hambre pero Matt insistió en que comiera algo y finalmente acepté.

—¿Aún quieres que me quede?— preguntó Matt mirando el reloj, lo miré y asentí. Hablamos hasta que el tema de conversación se había acabado y solo perseveraba un silencio incómodo. Fui hasta la habitación para llevarle un cojín y una manta a Matt, aun que él ni siquiera se enteró estaba muy concentrado con su teléfono mientras tomaba un par de cervezas, regresé a la sala de estar y las dejé junto al sillón.

Tomé una ducha antes de dormir, estaba exhausta. Necesitaba pensar y relajarme un poco, estuve un largo rato en la bañera tomando un baño de espuma hasta que escuche un ruido que venía de la habitación. Salí del baño con una toalla enrollada en mi torso y quise dar un vistazo, tenía miedo de que fueran los hombres que iban tras mi padre. 

Abrí la puerta del baño con mucho cuidado y vi a Matt tendido en mi suelo, corrí hasta él para ver qué le ocurría.

—Matt ¿estas bien?— pregunté preocupada mientras trataba de levantarlo del suelo, él miraba fijamente al techo.

—Mmm hmm— balbuceó, tenía las pupilas contraídas. Ya estaba ebrio —Taylor...— dijo tocándome el rostro mientras lo levantaba y lo ponía sobre la cama —¿Que tiene él que no tenga yo?— preguntó con los ojos entre cerrados.

—Matty... Iré por algo de café, no te muevas de aquí— dije mientras me dirigía a la cocina pero de repente al mínimo intento Matt me tomó del brazo y me jaló hacía él quedando a centímetros de él, se levantó de la cama quedando frente a frente conmigo. Rodeó mi cuello con una mano y con la otra acariciaba mi mejilla izquierda.

 Podía sentir sus respiración mezclada con su colonia sobre mi rostro, acercó su rostro al mío quedando a milímetros de distancia. Estaba a punto de besarme y sin ninguna razón me quedé ahí junto a él, sentía la necesidad de besarle pero ambos nos contuvimos y nos satisfago el mínimo contacto de nuestros labios, ya cuando estaba a punto de perder el aliento y abalanzarme sobre él se alejó de mí y salió de la habitación tambaleándose un poco.

•Mi Guardaespaldas•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora