Taylor Kelleher
Escuché el golpear de la puerta del departamento de Matt, me sentí fatal por lo que me había dicho antes de que se fuese molesto y dejará su departamento. Era una completa locura pero siempre acertaba con todo lo que me ocurría.
—¡¿Matt?!— dije en voz alta esperando obtener respuesta pero la única respuesta que tuve fue ruido extraño, salí de cama en ropa interior y me asomé levemente por la puerta. Matt se estaba quitando el abrigo y seguido lo puso sobre el sillón recostandose sobre este.
—Pensé que ya te habías ido...— dijo Matt mirando por encima del hombro.
—No encuentro el resto de mi ropa...— dije cabizbaja, él se levantó del sillón y lentamente fue acercándose a mí. Tomó mi mano y me llevó a la parte trasera del departamento, abrió la secadora y puso en mis manos mi pantalón y mi camiseta —Gracias...— murmuré.
—De nada ¿quieres volver a casa ya?— preguntó frunciendo el ceño.
—Antes, yo quiero disculparme contigo...— dije —No creí que... lo que sintieras por mi fuera tan sincero y después de estar aquí un buen rato meditando, quiero decir que...— me incliné a él y lo besé, él estaba muy desconcertado y rígido.
—No, no...— dijo alejándome de él —No quiero que estes conmigo por lastima u obligación... Esto no funciona así Taylor, termina de arreglarte y te llevaré a tu casa...— Matt se dio la vuelta y salió de la habitación.
¿Me... acabas de rechazar?
Me puse mi ropa y salí de la habitación, tomé mi teléfono que estaba en la sala y Matt estaba a un costado de la puerta principal esperándome para salir. Caminamos hasta su auto y Matt condujo a casa, no dijo ni una sola palabra en todo el viaje. Al llegar esperó a que saliera del auto y se fue sin despedirse.
¡¿Por qué?! Maldición...
Entré a casa y me llevé una gran sorpresa, maletas de viaje en la sala. ¿Acaso la bruja de mi madre daría un pequeño paseo?
—¡Taylor...! ¿eres tú?— la voz de mi madre se escuchaba pasando el pasillo, estaba harta de todos así que probablemente ahí venía de nuevo una confrontación. Me mantuve en silencio mientras miraba detalladamente las maletas —Taylor... ¿donde demonios estabas?— levanté la mirada y ahí estaba, mi madre y... ¿un chico tras de ella? Un hermoso chico.
—Tú y tu... nuevo amigo ¿saldrán de viaje?— pregunté haciendo una mueca. Mi madre trataba de ocultar su disgusto pero el chico se veía un poco sorprendido.
—Y... ella es Taylor— dijo mi madre soltando un suspiro —Con el tiempo te acostumbraras a su molesto e irrespetuoso sentido del humor...— murmuró.
—Mucho gusto— dije agitando mi mano —Tu debes ser su nueva víctima, ella es muy buena en lo que haces— dije —No te arrepentiras...— soltando un carcajada burlona.
—Es Jason, tu nuevo guardaespaldas...— dijo mi madre, esto borró la sonrisa del rostro —Ya que se te es... tan difícil comportarte, Jason se encargará de llevarte, traerte y hacer lo necesario para que no salgas de casa sola ¿bien?— preguntó.
—¡Claro que no!— repliqué —¿Olvidas de que Noah es quien se encarga de eso?— pregunté —Además mamá, si crees que contratando... un niñero lograras que me quede en casa después de lo que me hiciste, has perdido la cabeza— aseguré.
—¿Eso crees?— preguntó de manera desafiante —¿A dónde irás? ¿eh? ¿Olvidas que tu padre está en la cárcel y además de mi no hay nadie más?— preguntó.
—Hmm... recuerdas a Brenton, mi hermano mayor. Es un adulto y podría irme con él en cualquier momento aunque...— dije —Si quieres que me quede... me iré y regresaré a la hora que se plazca sin tu permiso ¿ok? Y... volveré a la escuela ¿trato?— pregunté. Ella trató de sonreír solo porque Jason estaba presente sino hubiera hecho cualquier cosa.
—Trato— dijo —Pero Jason irá contigo...— aseguró.
Noah Sherman
—Espera... ¿de qué estás hablando?—
—Lo sé, lo sé. Pero no tengo a quien más acudir...—
—¿Olvidas que necesito reposo?—
—¡Claro que no! Pero salir un poco te hará bien, además... prometo que será algo tranquilo y no será todo la noche. Iría con mi padre pero... está muy ocupado y no puedo faltar—
—No lo sé...—
—¡Por favor! Di que sí...—
—Está bien...—
—¡Muchas gracias, Noah! En la noche pasaré por tí para comprar algo para la fiesta ¿bien?—
—Bien...—
Terminé la llamada con Ramé y me recosté sobre el sillón, necesitaba hablar con Taylor... quería saber que había sido tan importante para salir tan apurada. Después de todo habíamos pasado un bueno rato juntos hasta que tuvo que irse.
Tomé mi teléfono y le escribí.
Después de esperar horas y no obtener ninguna respuesta, me sentía confundido. Taylor solía hacer cosas como estas todo el tiempo, estábamos bien y de un momento a otro comenzaba actuar como si le hubiese hecho algo malo. Aún así traté de llamarla pero no obtenía respuesta, minutos más tarde después de tanto intentar alguién llamó a la puerta.
Me levanté del sillón y abrí la puerta, era Ramé con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Listo?— preguntó guiñando el ojo.
—Si...— dije, cerré la puerta de mi departamento y caminamos al elevador —¿Por qué estas tan feliz...?— pregunté y ella trató de ponerse seria, entramos en el ascensor y Ramé hizo una mueca.
—Feliz... no, siempre estoy muy animada pero la verdad me causa algo de curiosidad ir de compras contigo— dijo —Quiero ver que tan mal gusto tienes...— dijo soltando una carcajada.
—¿Disculpa?— dije ofendido —Estarás sorprendida es cierto, pero de ver que tan bien lo hago... a diferencia de tí— dije mirándola de reojo, ella hizo una mueca y de inmediato solté una carcajada.
—Eres... un idiota— dijo soltándome un golpe en el brazo. Una mueca de dolor se desbordó de mi rostro —¿Te lastimé?— preguntó Ramé preocupada —Lo lamento mucho, había olvidado que...— la interrumpí.
—Tranquila, estoy bien— sonreí, llegamos al estacionamiento y subimos a su auto. No sabía exactamente a dónde nos dirigíamos pero no dije ni una palabra, al cabo de un rato Ramé se estacionó en un tienda y me pidió que me bajara del auto.
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•Mi Guardaespaldas•
Roman pour AdolescentsMi familia a pesar de tener mucho dinero también tiene muchos problemas, mi padre por su parte al intentar tener más comodidades puso mi vida en riesgo y nunca le importo. Ahora me encuentro viviendo con mi guardaespaldas cada vez nuestra convivenci...