Capítulo 8.

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-¡Basta!- dijo entre risas -Deja de seducirme...- comenzó a reír.

-Eres algo impredecible ¿lo sabes?- dije cabizbaja.

-¿Impredecible?- dijo algo asombrado.

-Si, cuando te conocí llegué a pensar que eras un señor bastante aburrido pero eres agradable- sonreí mientras nuestras miradas se encontraban.

-¿Disculpa?- dijo Noah sorprendido -¿Me llamaste señor? ¿Acaso cuantos años crees que tengo?- preguntó muy serio.

-No lo sé, pensé que estaba mal preguntarle la edad a las señoritas- solté una carcajada de inmediato y él no dejaba de sonreír.

-Tengo 24, no estoy para nada viejo- dijo algo molesto.

-Como digas...- no parábamos de bromear al respecto hasta que mire mi reloj, ya era muy tarde. Mi madre podría llegar en cualquier momento -Debemos irnos ahora, mi madre llagará en cualquier momento- subimos al auto rápidamente y nos dirigimos a casa. 

Estaba muy asombrada con lo agradable que Noah era conmigo, tenía una sonrisa grabada en mi rostro y cada vez que tenía la oportunidad no dejaba de verle.

-¿Pasa algo?- Noah me observó por un momento mientras conducía.

-No...- dije algo nerviosa.

-¿Por qué no paras de ver entonces?- dijo mientras tenía la mirada fija en el camino. Había notado que no dejaba de verlo, estaba siendo muy evidente.

-Creo que tienes algo pegado al abrigo- me acerqué un poco le dí un pequeño golpe a su hombro -Era una mosca...- intentaba arreglar la situación. Él solo siguió conduciendo hasta llegar a casa.

Al llegar, un auto estaba estacionado fuera de mi casa y supuse que era de mi madre. Bajé del auto con rapidez, estaba ansiosa por ver a mi madre. Ingresé a la casa y vi en la sala principal una gran cantidad de bolsas de regalo, unos segundos después mi madre salió de la cocina.

-Hermosa, te extrañé mucho- dijo mi madre abrazándome fuertemente.

-Yo mucho más ¿por qué no contestabas mis llamadas? Me tenías muy preocupada- dije mientras saltaba sobre ella.

-Linda, sabes cuando trabajo lo olvido todo. Ponte algo y prepárate para salir ¿está bien?- dijo mientras tomaba mi mano.

-Está bien- sonreí de inmediato -¿Sabes algo de papá? ¿Crees que pueda verl...- su teléfono sonó interrumpiendo nuestra conversación, ella me hizo una señal con su mano indicándome que le diera un momento y se dirigió a su estudio.

¿Era acaso una maldita broma? Siempre sucedía lo mismo, no la pude ver en tanto tiempo y no puede sacar algo de tiempo para mi. Esto era ilógico, tomé mi teléfono y fui hasta mi cuarto. Me recosté sobre mi cama e ingresé en una pagina de noticias a Internet.

Estaba en shock, mi padre había sido condenado hace un par de días y mi madre no me había dicho absolutamente nada de él

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Estaba en shock, mi padre había sido condenado hace un par de días y mi madre no me había dicho absolutamente nada de él. Bajé molesta a su estudio, entre sin tocar la puerta y la interrumpí mientras hablaba por su teléfono.

-¿No pensabas decirme que a mi padre lo habían condenado?- dije molesta en un tono agresivo.

-¿De que hablas? ¿Condenado? No sé de donde sacaste eso- dijo mirándome fijamente.

-Sabes... Ahora que lo pienso tiene algo de sentido, te vas un par de días, no contestas mis llamadas y ahora me acabo de enterar que a mi padre lo condenan. No tienes que ser un genio para darte cuenta- dije irónicamente.

-Me fui por trabajo, lo único que haces es molestar Taylor. Yo me preocupo por ti, por tu seguridad para que nada te pase. Trabajo para que nada te falte y aun así no te conformas- dijo molesta.

-Yo nunca pedí nada de esto, nada. No quiero regalos lujosos ni teléfonos inteligentes mamá- dije acercándome a ella. Mi madre frunció el ceño y puso su teléfono sobre su escritorio.

-¿Disculpa?- dijo mi madre indignada.

-Sería suficiente con tener una familia normal pero a cambio solo tengo una madre ausente, un padre que es un maldito criminal y un hermano que jamás puedo ver por que lo odias. ¡Así que no me digas que te preocupas por mi!- mi madre se levantó de su escritorio y se colocó enfrente de mi.

-¡Eres una malcriada desagradecida!- dijo mientras me soltaba una bofetada -No te atrevas a faltarme el respeto de esa manera, actúas como una chiquilla de 5 años. ¡Madura ya, Taylor!- se dio la vuelta y regresó a su escritorio.

Estaba harta de que ni siquiera mi opinión contara salí del estudio azotando la puerta.

-No hemos terminado Taylor, regresa ahora mismo...- escuché la voz de mi madre proveniente del escritorio. Caminé por el pasillo hasta llegar a la sala principal, tomé las llaves de mi auto que estaba sobre un estante y salí de la casa.

Fui hasta el garage y subí en mi auto. Conduje sin rumbo por un rato, necesitaba salir de ese maldito lugar. Me estacione y llamé a Thomas pero no respondía. 

-¡Maldición!- maldije con tanta furia que solté un golpe al volante haciendo sonar la bocina del auto -Nunca me tiene en cuenta para absolutamente nada, es increíble.

Mientras estaba estacionada mirando mi teléfono alguien golpeó mi ventana, haciéndome saltar del susto. 

-Pero que demonios...- me miró fijamente y me hizo una señal para bajara el cristal. Se apoyó sobre la puerta de mi auto mirando hacia dentro.

-Entonces...- dijo.




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