San Patricio

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Esa fue la primera noche que durmió en mi casa, al asomarme a mi habitación estaba profundo, Andy dormía a su lado, con su pata en una pose que parecía que lo estuviera abrazando.

Tardamos dos semanas en estar listos, llevamos a Andy, yo esperaba a Dante en en aeropuerto, un tipo se me acercó.

- ¿ya estas listo? - me pregunta, reconozco esa voz, lo miro mas detenidamente y me doy cuenta que es Dante, tiene un traje muy costoso, sin corbata, pero exquisito corte, tiene un reloj que apuesto a que cuesta más que mi casa, esta bien peinado y sin esos lentes de culo de botella sus ojos verdes parecen mas intensos y resplandecen con las luces, casi no lo reconozco, era cierto que sabia que no era tan feo como quería hacer pensar, pero lo cierto es que era guapo, y tenía bastante atractivo, era mas eso que otra cosa.

Mientras estábamos en el avión no podía dejar de mirarlo, acabábamos de despegar...

- ¿no podías dejar de mirarlo? Él no te gustaba, ¿verdad? - me pregunta Diego, se ve que lo odia, no lo culpo él piensa que Dante trato de matar a Gabriel, mas adelante le aclarare lo que paso.

- me gustaba como podía gustarme cualquier hombre guapo, lo que pasa es que no estaba acostumbrado a verlo así.

Me preguntaba si así como cambio el gato podía cambiarse a él, aunque lo deseché, si quisiera hacerlo lo habría hecho para cambiar de cara en primer lugar, además él era un ocho es decir, pudo tener la mejor apariencia del mundo, era mas bien discreto y elegante.

- podrías cerrar la boca, se que has visto mejores, tampoco exageres - me dice ojeando una revista, era cierto tan solo Bray era un diez

- es que me sorprendiste, ¿por que no simplemente cambias de forma? - le preguntó

- por que disfrazarse es mas que tener una máscara, es formar por completo un yo falso y arrastrar a los otros a tu mentira, esconder lo evidente ante sus ojos, había entrado mil veces a esa cafetería y nunca me miraste - me dijo llamando a la azafata para que trajera unos pasa bocas nunca había viajado en primera clase.

- hay algo que quiero preguntarte - le digo reclinando un poco la silla

- ¿si?

- ¿eres virgen? Es decir, ¿nunca has tenido sexo?

- claro que lo he tenido, no siempre fui así, en un momento era un humano.

- ¿mujeres?

- nunca me gustaron los hombres.

- ¿qué edad tenias? - le preguntó

- aun no cumplía los 15, en las tierras de mi padre había un convento, en esa época no importa lo mas que pecaras si le dabas dinero a la iglesia creían que podían comprarlo, era el benefactor de unas monjas, me llevo ese día para enseñármelo, y vi a una novicia de mas o menos mi edad, era una huérfana que habían acogido, era hermosa, o eso me parecía, tal vez saque el gusto de mi abuelo, o el hecho de que su aspecto no era común en esas tierras, ella era francesa su nombre era Helena, su cabello era largo y se me antojaba que parecía oro liquido, me miro con sus mejillas rosadas y sus hermosos ojos azules, fue la primera vez que me sentí atraído por alguien, mi corazón latió con fuerza, y mi estómago se llenó de maripositas.

- ¿lo hiciste con una monja? Mira nada mas - le digo

- era una época muy inocente, no se nos explicaba mucho de eso, después de verla por primera vez comencé a ir seguido.

- ¿cuando paso?

- un día la encontré sacando agua del río, me ofrecí ayudarla y los baldes estaban mas pesados de lo que pensé, caí al agua, ella trato de ayudarme y yo la jale del brazo y también cayó, los dos nos reímos y salpicamos, cuando salimos ella estaba temblando de frío y yo la abrace, la bese, fue instintivo, como si hiciéramos una travesura, la sensación era entre agradable e insoportable, así que desde ese día nos encontrábamos y nos besábamos, poco a poco eso no fue suficiente y comenzamos abrazarnos también, se sentía bien cuando accidentalmente nuestra piel se tocaba, así que por lógica buscábamos mayor contacto, y término pasando, los dos éramos vírgenes pero la naturaleza hizo lo suyo, era algo dulce, tierno y sin malicia

Detrás de tu rostroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora