Consejo

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Dante hablaba por teléfono aun no despegábamos, tenía que pensar bien que era lo que sentía por la avispa, ¿por que lo había seguido de nuevo? Había encontrado una persona que me gustaba y con la que podía tener algo a largo plazo con él, ¿entonces por que lo había seguido de nuevo? Ahora había correo, y celulares además de que yo era muy rico para poder viajar cuando quisiera, no era que no lo pudiera volver a ver, ¿pero por que sentía que tenía que estar a su lado? Lo mire en el asiento, me parecía tan atractivo, empecé a darme cuenta, sus ojos me parecían los mas hermosos que había visto.

Mi corazón latía fuerte, las mariposas en mi estomago se volvían locas, no, no, no, no podía estar pasandome con él de todas las personas de las que pude enamorarme Dante era la única que no podía corresponderme, era imposible pero ya era tarde, no me di cuenta cuando empezó el sentimiento.

- no se como pudiste dejar a Paul por ese, no le llega ni a los talones, es mas no se ni que le viste - me reclama Diego visiblemente celoso aunque eso haya pasado hace mucho.

- tal vez no es hermoso como Paul, y seguramente físicamente hay mejores, incluso tu que tienes cara de angelito, pero Dante tiene los suyo, ¿cuando lo vista con la fea de tu hermana que pensaste? - Diego se mordió el labio molesto - cuando me hablaste de él en el templo de Hayate no me dijiste su nombre, yo no sabía quien era pero lo que si recuerdo es que dijiste que te sorprendía que alguien así se fijara en ella, pensaste que era apuesto.

- bueno es que...

- mira, él tiene lo suyo, es elegante, tiene porte, un cuerpo bonito y unos ojos verdes que solo los pueden tener alguien que es de una raza pura, además de ser muy inteligente y astuto, y combina eso con todo lo que habíamos pasado juntos, yo estaba enamorado así que eso me hacía verlo mucho mas atractivo, yo lo miraba a través del amor.

Él continuó discutiendo con quien seguro era Altaïr, lo sabía por que pronunciaba ese nombre, al parecer la horrible sanguijuela había gastado mas de la cuenta, al final Dante término colgándole.

- a veces odio que hayan inventado el móvil, ahora ese parásito me ubica en donde este, no sabes como detestó su voz chillona, me recuerda a la de mi madre, adopta su mismo modo de hablar cuando va hacer una pataleta.

- ¿por que no simplemente dejas que se valga solo? Es decir, ya esta grandecito - le digo

- no podría valerse solo, es un inútil

- tal vez si se ve en la necesidad lo hará

- tal vez deba hacerlo pero solo imaginarmelo pasando carencias me puede, es que cuando lo dejaron en la casa era tan pequeño, solo tenía 4, estaba indefenso, necesitaba que lo cuidara, es mi culpa que sea así, lo mal crié demasiado, y fuera de eso es igual a mi padre

- pobre - le digo haciendo que blanquee los ojos - no es la primera vez que alguien quiere tapar sus carencias físicas con el dinero o carros y demás, aveces es por baja auto...

- Altaïr tiene mucha - me dice como si fuera divertido lo que le digo.

- ¿nunca tuviste problemas de rivalidad con él? Es decir jamás molesto por su origen.

- siempre me tuvo cierta envidia - me dijo abrochandose, ahora que empezábamos a despegar, podía entender por que se la tenia, empezando por lo físico, ese Emiliano el feo, si era bastante feo, era un adefesio, no debe ser fácil, y además teniendo un hermano que se viera también como Dante.

- por ser un bastardo - continuo hablando él - y era peor para Altaïr, mi madre convenció a todos de que no podía ser hijo de mi padre, que la mora seguro lo había recogido de algún orfanato, el asunto con ser un bastardo era que dependía, si eras el hijo de un noble importante y si no te ahogaban, y te aceptaban, te daban títulos de menor importancia pero titulos, los bastardos de gente muy importante como mi padre si eran reconocidos se podían casar con hijas de nobles de menor rango, con títulos de adorno pero eso les daba nombre y sus hijos ya eran gente legal.

Detrás de tu rostroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora