La reina Isabel II de Reino Unido estaba en su cama en el palacio de Buckingham, había tenido una larga jornada, reuniones, ceremonias y más reuniones, por lo cual se sentía agotada, ya no era la joven que hace años fue, pero tenía que cumplir con su deber para con el país, aunque en ocasiones le gustaría no tener esas responsabilidades, más no podía, solo podía disfrutar de las horas de sueño que tenía, se acomodó en su colchón y se relajó, podía sentir como los brazos de morfeo la llevaban al mundo de los sueños cuando una alarma la despertó de golpe.
-¿QUÉ DEMONIOS?.-dijo alterado su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo.-son apenas las once de la noche.
Las puertas de la habitación real se abrieron dejando entrar a Tom Scott.
-Sus majestades tenemos que sacarlos de aquí AHORA.-dijo con tono imperativo.
La pareja se miró y supieron de inmediato que algo malo pasaba, con rapidez se pusieron sus batas y bajaron escoltados por varios agentes de seguridad, pudieron ver como la guardia real se movía de un lado a otro, cargando fusiles de guerra.
-TENEMOS A LA REINA Y AL PRÍNCIPE DE EDIMBURGO, LOS REUNIREMOS CON EL RESTO Y LOS LLEVAREMOS AL REFUGIO.-dijo Scott a su reloj.-por aquí sus altezas.
El agente los condujo rápidamente al bunker bajo el palacio, ahí los esperaban ya el príncipe Carlos y su esposa Diana al igual que los nietos reales William y Harry.
-Madre, ¿que está pasando?.-preguntó el príncipe.
-No lo se hijo.-respondió preocupada.
-Estamos bajo amenaza de Lord Voldemort, ahora siguiendo los protocolos los enviaremos a un lugar seguro, por favor sujeten esto, no lo suelten por nada del mundo, puede que sientan un poco de manero, pero pasara tan rápido como llegó.-dijo mientras les pasaba una cadena de oro.
-¿Esto es un traslador?.-preguntó la reina con curiosidad.
-Así es su alteza, pero por favor apresurémonos.
Sin más consultas los seis miembros de la familia real tomaron el objeto seguidos por Scott.
-Ya es hora.-le dijo a uno de sus subordinados.
Este último sacó su varita, la colocó sobre el emblema que había en el medallón y este brilló, antes de que pudieran preguntar los muggles sintieron como si un gancho se hubiese incrustado en su estomago y los jalara, todo parecía girar a una velocidad muy alta, pero antes que ninguno de ellos pudiese gritar se detuvo y cayeron en algo blando.
-¿Se encuentran bien sus altezas?.-dijo Scott rápidamente ayudando a la reina a ponerse de pie.
-Sentí como un caballo me hubiese pateado en el estomago.-dijo el príncipe Felipe.
-La primera vez siempre es molesta, pero uno se acostumbra señor.
-¿Donde estamos?.-preguntó lady Diana.
-Estamos en los cuarteles centrales del MI7 princesa, la organización contra amenazas mágicas, las personas a mi lado los guiaran a sus habitaciones, su majestad y el príncipe Felipe deben acompañarme al centro de mando.
-¿Mami que pasa?.-preguntó el príncipe Harry de unos diez años.
Agachándose a su altura lady Diana le habló con voz suave a su hijo.
-Hoy vamos a tener un pijamada entre los cuatro, además de que tendremos invitados hijo.
Las palabras de su madre parecieron no satisfacer mucho al niño y a su curiosidad, pero por el sueño que tenía no quiso debatir más, la familia real fue conducida por varios agentes a una habitación previamente diseñada para acogerlos, mientras la reina y su esposo se dirigían al centro de mando. El lugar era un pandemonio, Scott se dirigió a su jefe, este estaba hablando con los demás miembros de las agencias anti-mágicas.
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Harry Potter y su conquista del mundo mágico
FanfictionUn ataque de ira mientras era maltratado por sus tíos iniciará una serie de acontecimientos que no solo cambiaran la vida de Harry Potter, sino también las de todo el mundo mágico. Todos los derechos de los personajes originales de Harry Potter le p...