Capitulo 111 : Los hijos de Esparta III

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Sebastián se dirigió a su primera clase del día, gracias a las indicaciones que le dio la delegada Rose no tuvo problemas en llegar a las mazmorras, el reconocible aroma a calderos y a diferentes ingredientes inundaban el aire de la estancia, habí...

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Sebastián se dirigió a su primera clase del día, gracias a las indicaciones que le dio la delegada Rose no tuvo problemas en llegar a las mazmorras, el reconocible aroma a calderos y a diferentes ingredientes inundaban el aire de la estancia, había llegado veinte minutos antes del inicio de la clase, una costumbre que le había inculcado su madre, se sentó en una mesa de trabajo alejada del centro de la habitación mientras esperaba, observó el nuevo color de su túnica, estaba casi seguro de donde la había dejado guardada y que esta era totalmente negra, pero cuando la sacó en la mañana tenía bordado tanto los escudos del colegio como el de la casa Ravenclaw, alguien o algo lo había hecho, además de ahora tener bordes de color azul, contrastaba mucho con las túnicas de verde chillón que acostumbraba usar, pero al igual que en Castelobruxo se la ponía en la espalda a modo de capa, habían tres horas de diferencia entre Inglaterra y Brasil, ¿que estaría haciendo su madre en el colegio?, ¿habría Patricio tenido una buena noche de observación astronómica?, probablemente ambos estuvieran durmiendo, los pensamientos del muchacho fueron rotos cuando estudiantes de Slytherin ingresaron, lentamente fueron tomando asiento.

Harry Potter venía acompañado por su novia Daphne Greengrass, otra chica de pelo castaño-rojizo y una tercera de pelo negro que parecía adular al chico solo por respirar, más atrás venían dos chicos que por su apariencia no parecían de 14 años, le pareció que tenían aspecto de gorilas, todos con túnicas verde esmeralda y conversando animadamente con el chico de la cicatriz.

Luego de este grupo siguieron los demás alumnos de Ravenclaw, el último en entrar fue un profesor obeso con un espeso bigote y un sombrero como el que usan los gringos cuando se gradúan, irradiaba la apariencia de una morza.

-Buenos días clase, espero que hayan tenido una excelentes vacaciones.-comentó muy alegre.-o tan alegres como pudieron haber sido luego de casi morimos todos el año pasado.-señaló ahora más deprimido.-pero bueno, para la clase de hoy tenemos una preparación bastante interesante, esta se llama poción de aliento de fuego, por su nombre es evidente su propósito, la preparación está en la página 34 de su libro de texto, buena suerte.

El Ravenclaw leyó rápidamente las instrucciones, fue a buscar los ingredientes y los dejó ordenadamente en su mesa, ahí empezó a trabajar en la elaboración de su poción. La asignatura era una de sus favoritas pero se le hacía difícil emplear los métodos europeos de producción, principalmente pues en algún punto era necesario la utilización de una varita, el por su puesto tenía una, madera de canelo y núcleo de corazón de Piuchén, pero no podía hacer hechizos como lo hacían los magos convencionales, la magia no salía de él, él solo era un canal para que la magia de la tierra pasara, por lo que su varita era un puente para manifestar dicho poder, para los magos elementales les resultaba incomodo emplear varitas al momento de luchar, por lo que su uso era poco frecuente, sumado a que muchos no las usaban por orgullo de no tener que usar algo de origen no indígena, pero para quienes la usaban les resultaba muy útil cuando tenían que hacer tareas de gran precisión, como por ejemplo elaborar pociones.

Harry Potter y su conquista del mundo mágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora