Capítulo 68 : Vacaciones de navidad III

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-¿Seguro que no puedo ir contigo?.-preguntó Harry a su padrino.

-Es por tu seguridad cachorro, ni Dumbeldore ni Stark quieren poner en riesgo a nuestras dos mejores cartas, por ese motivo tampoco David participará en la operación, así no podrán tener motivos para expulsarlos de Hogwarts, además, es bueno que los adultos nos hagamos cargo de vez en cuando, Allison te cuidara junto con Remus.

-Solo vuelve sano y salvo.-dijo Harry dándole un fuerte y largo abrazo a Sirius.

-Volveré, es una promesa merodeadora.

"Ojalá no termine todo como con el profesor Snape que aún no vuelve".-pensó con tristeza el muchacho.

Sirius Black caminó tranquilamente en dirección al banco de los magos, ahí es cuando Omicron haría su aparición, según las leyes de los duendes, estos podían mantener sus negocios con los magos que ellos quisieran y vice-versa, por lo que si este pedía al duende entonces tendrían que dejarlo atenderlo, aunque tendrían que sortear el problema del duende que conducía el carro.

-Por aquí señor Black, lo conduciré hacia su bóveda.-dijo Omicron.

Recorrieron varios kilómetros de túneles a una velocidad extraordinaria, como la familia del ex-preso de Azkaban era una de las más antiguas y ricas estaba más al interior de los túneles, de la misma forma que la de los Lestrange, mientras iban viajando cruzaron por la catarata de los ladrones, esta baño tanto al duende como al mago, pero sin causarles mayor efecto.

-Bóveda 711.-dijo el conductor.

El mago se bajo, entro a su bóveda y saco algo de dinero que guardó en su monedero

-Muchas gracias y desmaius-dijo Sirius mientras con su varita acomodaba al duende inconciente.-ahora ve Omicron.

El duende rápidamente tomó los controles del carro y empezó a conducirlo, al cabo de unos minutos llegaron a la bóveda de los Lestrange.

-Necesitaré cinco minutos.-dijo el duende mientras abro la puerta.

-Te conseguiré ese tiempo.-dijo Sirius mientras de su túnica sacaba un monedero, el cual se abrió y por el cual salieron los cinco cazadores de magos con las armaduras puestas.

-Pasen a modo furtivo.-dijo Scott desde el interior de la unidad uno.-Vigilen el área en busca de objetivos.

-Los otros cuatro cazadores lo imitaron.

Se empezaron a oír ruidos de algo acercándose.

-Disparen los dardos tranquilizantes cuando lleguen.

-Varios magos vinieron en carros hacia la zona designada, pero a medida que aparecían algo les impactaba en el cuerpo e instantes después una sensación de relajo los invadía y se quedaban dormidos.

-Solo un poco más y...LO TENGO.-dijo Omicron cuando logró forzar la puerta de la bóveda.

-Unidades 3, 5 y 6 vayan a dentro y destruyan el objetivo, 2 y yo nos quedaremos afuera.

Los tres cazadores obedecieron la orden he ingresaron al cuarto, había muchos objetos, joyas, cuadros, libros, además de por supuesto cientos y cientos de galeones, pero los muggles no buscaban eso, con sus detectores de magia escanearon la zona, había muchos aparatos oscuros, pero uno empezó a brillar como árbol de navidad en su monitor, una copa con el símbolo de un tejón en el medio.

El cazador 5, Rupert Patterson, ocupo sus arpones y trajo hacia si mismo la copa, luego procedió a materializar un cuchillo, en cuyo filo se notaba un brillo rojizo, sin titubear lo clavo contra la copa, un grito de agonía se escucho, mientras que desde el corte humo negro salia formando un rostro que gemía brutalmente, más luego de unos instantes se esfumo.

Harry Potter y su conquista del mundo mágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora