El 1 de septiembre había vuelto a llegar, las familias se aglutinaban en frente al gran tren escarlata, a diferencia del año pasado, Harry no venia solo, Sirius y Remus lo acompañaban, el primero, ya estaba mucho mejor de salud, solamente teniendo que ir una vez por semana a San Mungo para revisión.
El ojiverde pudo divisar a sus amigas que charlaban entre ellas, acompañadas de sus padres.
Luego de las conversaciones correspondientes entre los adultos y los jóvenes, los niños se subieron al tren, pero con un miembro más, este año Astoria, la hermana menor de Daphne, empezaba su primer año en Hogwarts.
Desde la ventana de un vagón los chicos decían sus últimas palabras a sus padres y viceversa.
-Cuida a tu hermana Daphne-dijieron los señores Greengrass.
-Así lo haré.-dijo la rubia.
-Harry cuidate mucho, envianos cuantas lechuzas quieras, no tenemos ningún problema en responderlas todas-dijo Remus cariñosamente.
-¿Que lechuzas ni que nada?, toma cachorro, esto te será más útil.-dijo Sirius dándole un pequeño espejo.
-¿Un espejo?, no creo ser del tipo de persona vanidosa, además tengo uno en mi cuarto en Hogwarts.
-No es para verte, es un espejo mágico, está encantado para que cuando digas mi nombre yo pueda comunicarme contigo y hablar, con tu padre los ocupábamos mucho cuando estábamos castigados por profesores diferentes.-dijo Sirius con una sonrisa, pero escondiendo un poco de melancolía por recordar sus castigos con su hermano del alma.
-Whou, será muy útil, muchas gracias Canuto.-dijo un alegre Harry.
Remus observaba feliz la escena, Harry lentamente había ido derritiendo esa mascara de hielo con la que lo había conocido, aún seguía siendo muy seguro de si mismo, pero no con esa mirada de odio y tristeza.
.....
A unos metros de ahí, otra familia se despedía, eran los Anderson.
-Cuidate mucho Sofi , si tienes cualquier duda del colegio no dudes en hacerlas, te enviaré cada semana un paquete con algunas de las golosinas que te gustan, en mi opinión, las muggles son mucho más deliciosas.-dijo Elizabeth a su hija dándole un abraso.
-Me cuidaré mamá, no te preocupes.
-Te tengo una pequeña sorpresa pequeña.-dijo David a su sobrina.
El adolescente sacó algo de la mochila con la que andaba.
-Cierra los ojos y date la vuelta.
Así lo hizo la niña, sintió algo como una cuerda que pasaba sobre su cuello, era un poco frio.
-Listo, ya puedes abrir los ojos,
Al hacerlo, pudo notar un bonito collar, de este, colgaba una medalla con el símbolo de la familia Anderson, una espada con una serpiente que salia desde un mango y se arremolinaba entorno al arma.
-Aprieta el botón que está en uno de los bordes, tiene una sorpresa.
La niña así lo hizo, la medalla se abrió y habían dos fotografía en su interior, una era de la boda de sus padres, su madre lucia un hermoso vestido blanco, se le notaba muy radiante, a su lado, se encontraba su padre, Daniel Anderson, ella nunca lo conoció, al menos no de forma consciente, muchas veces había acompañado a su madre y a su tío a verlo, pero él solo dormía, muchas veces soñó que él despertaba y tenían una vida de padre he hija, pero eso nunca pasaba, lo cual lo ponía muy triste. En la segunda fotografía aparecían su madre, su tío y ella en su última navidad juntos, los tres con gorros navideños y bufandas a tono.
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Harry Potter y su conquista del mundo mágico
Fiksi PenggemarUn ataque de ira mientras era maltratado por sus tíos iniciará una serie de acontecimientos que no solo cambiaran la vida de Harry Potter, sino también las de todo el mundo mágico. Todos los derechos de los personajes originales de Harry Potter le p...