Harry Potter y su conquista del mundo mágico

Capítulo 125: Castelobruxo vs Ilvermorny II

Misiles volaron en todas las direcciones hacia Sebastián, este pudo ver todos los acontecimientos en cámara lenta por medio de la magia elemental.

-"Los misiles son muggles pero les pusieron un hechizo para aumentar su maniobrabilidad a distancias cortas, puedo sentir...las piezas de metal y otros minerales en su interior".

Concentrándose el sudamericano hizo que los pequeños proyectiles giraran bruscamente y volvieran hacia Damian, lo cual pareció sorprendido cuando estos le impactaron, generaron una gran nube de polvo y arrojándolo varios metros del lugar, estando apunto de caer de la arena.

Harriet vestía una armadura similar al Galahad de Harry, no tenía ni el poder ni la resistencia de un Lancelot o un Prometeo, pero si la protegía eficientemente, alzó vuelo con los propulsores que salían desde sus pies, pues sabían que la tierra era la mayor ventaja contrincante, desde dentro pudo observar nuevas fuente de calor que no se correspondían ni con los misiles de su novio ni con la explosión en la que se vio envuelto, eran nuevas y numerosas, empleando su varita hizo que el polvo se desvaneciera solo para dejar en evidencia de donde venía el contraataque sudamericano, Sebastián había hecho que del piso grandes rocas se desprendieran para luego calentarlas al punto de que se volvieran lava, estas se alzaron desde el piso a gran velocidad hacia sus enemigos. 

-NO TE ESCAPARÁS HARRIET!!.-gritó Luis quien había alzado vuelo sin ningún tipo de escoba.

-No me esperaba ver a otros magos capaces de volar sin escobas.-comentó Harry quien cruzó sus brazos mientras fruncía el ceño.

-¿No es contraproducente hacer eso?, lo digo pues gastará más magia, ¿no le convendría usar una escoba como tú lo hiciste en tu combate contra Riddle?.-comentó Daphne.

-En circunstancias normales sí, pero probablemente busca tener más maniobrabilidad, pero como bien dices la perdida de magia puede cobrarle factura más adelante.

-En este caso no será un problema.-comentó David quien se tocaba  la pera con la mano mientras reflexionaba a lo que veía.-a los Araya se les da desde que son niños un entrenamiento mucho más duro que el que le dimos a los caballeros de Hogwarts el año pasado, por lo cual los niveles de magia disponible que tienen es mucho mayor, si tuviera que hacer una comparación diría que si Luis hubiese luchado en la batalla de Hogwarts no hubiese tenido necesidad de haber tomado dos pociones como lo tuvo que hacer Harry. 

-Algo que nunca te pregunté es, ¿por qué nosotros no empleamos armaduras de cobre terrenal en vez de emplear metal duende?.-preguntó el pelinegro.

-Al principio el MI7 pensó igual que tú, pero hay un factor que no podemos cambiar, las armaduras solamente funcionan con personas que vean a Sudamérica como su hogar y estén dispuestos a protegerlo, aún si nos pusiéramos armaduras hechas exclusivamente para nosotros no nos serían de mayor utilidad que ponernos un montón de metal alrededor nuestro.

Luis voló por el cielo en búsqueda de su rival la cual se desplazó mientras le lanzaba hechizos bombarda, los cuales chocaban en ocasiones con las rocas de lava que arrojaba Sebastián, lo cual le daba un ambiente al lugar de ser una replica de las batallas aéreas de la segunda guerra mundial, por su parte Damian desde el cielo cambió de estrategia y pasó a un rifle de francotirador, cuyas balas estaban recubiertas de sal de mar, las cuales no podrían ser detectadas por un mago elemental.

-"Esto acabará pronto monstruo, conozco todas tus debilidades, resulta curioso que los magos sean en general más poderosos en combate que los muggles promedio, pero los primeros son débiles contra los magos elementales pues sus poderes nulifican los poderes de los otros, pero si a un mago elemental lo atacas usando armas muggles que siguen las leyes de la física, las cuales son las mismas que rigen a la naturaleza, entonces ni el poder de la serpiente en tu interior te podrá salvar".-pensó Damian mientras apuntaba hacía la zona de la cabeza de Sebastián que no estaba protegida por la plata lunar de su casco y jalaba el gatillo.