Capítulo 76 : Juegos de guerra VII

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Harry abrió los ojos lentamente, su visión era borrosa, la luz que penetraba por los vitrales de la sala común de Slytherin tenían un tono verdoso, eso significaba que ya había amanecido, sentía que algo le presionaba a la altura de los pulmones, la visión lentamente se aclaró, estaba en uno de los sillones de cuero negro, lo que le presionaba el pecho no era un algo era un alguien, Daphne se había quedado dormida en su pecho, como manta tenía la chaqueta negra del muchacho, ahora él recordaba lo que había pasado, una vez arribaron a la sala común habían tenido un "momento de intimidad", su pelo negro que ya era desordenado ahora parecía un pequeño huracán oscuro.

-Parece que lo pasaron mal ustedes dos.-dijo una voz que Harry conocía a la perfección.

Daphne se despertó de improviso por las palabras que acababa de escuchar, se refregó los ojos mientras bostezaba, ahí vio a Astoria y Tracey en pijamas mirándola fijamente.

-¿Harry que tienes en el cuello?.-comentó la hermana de la rubia mientras se fijaba en una manchas rojas en la zona mencionada.

-Oh vaya, creo mi querida Astoria que nuestra Daphne a marcado territorio.-dijo coquetamente pero aguantándose las ganas de reírse a todo pulmón.

El peli-negro y la rubia se miraron poniéndose rojos, por suerte de ambos el resto de su casa aún no se habían levantado, pero sabían que Tracey los molestaría todo el resto del año.

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Severus sudaba frío, Narcissa había llegado a él con fuertes dolores en su vientre, el pocionista se temió lo peor, que el parto se hubiese adelantado, rápidamente transformó un mueble en una camilla improvisada, ahí observó que la mujer había roto fuente, era el momento, llamó a varias brujas para que vinieran a ayudarlo.

-Lucius...¿donde está Lucius?.-preguntó débilmente Narcissa.

-Tú esposo está en una reunión importante, por favor concéntrate en las instrucciones que te daré.-dijo Severus un poco pálido ante la situación a la que se enfrentaba.

La bruja empezó a gritar cuando comenzó con el trabajo de parto, las otras mujeres le suministraron pociones calmantes y hechizos para evitar que se desangrara, luego de una hora y media de lucha un sonido rompió la tensión a la que habían sido puestos los magos, eran los causados por una pequeña niñita que lloraba con toda la fuerza que sus pulmones le permitían.

Luego de limpiarla y darle unas pociones para ayudarla en su crecimiento las brujas le entregaron su bebé a la madre.

-Es..preciosa.-dijo la mujer acariciando la mejilla de la pequeña.-tiene los mismos ojos grises que Lucius y Draco.-dijo mientras hacia una muesca de dolor y se tomaba la cabeza, parpadeando un par de veces.

-¿Estás bien?.-preguntó Severus.

-Si, solamente un poco extasiada con tantas emociones por un día, la bebita miraba atenta a su madre, sus manitas tomaron uno de los dedos de la mujer, Severus no pudo evitar sentirse mucho más aliviado, se iba a retirar cuando Narcissa le habló nuevamente.

-Severus...gracias por todo.

-De nada.-dijo el mago haciendo ondear su túnica mientras salia de la habitación, dando la impresión de ver un murciélago surcando el aire.

Una vez sola Narcissa siguió acariciando a su pequeña.

-Serás muy linda mi pequeña Cassiopea.

"Ahora que recuperé el control de mi misma no solo te protegeré a ti pequeña, salvaré a tu padre he iremos a buscar a tu hermano, seremos una familia de nuevo, cueste lo que cueste".-pensó con determinación.

Harry Potter y su conquista del mundo mágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora