Un crimen sin pistas, reabre los casos sin resolver atribuidos a un asesino en serie. Una pareja de detectives deberán armar aquel rompecabezas , corriendo contra el tiempo, ya que el viajero está empeñado en dejar su marca.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Dime entonces... ¿Cómo encaja la muerta del parque en tus planes perfectos?
La expresión del sujeto cambió de repente, de una plácida y risueña, a volverse como una máscara hosca y fastidiada, debido al tono irónico empleado por el detective. Pero este siguió con su particular interrogatorio.
— ¡Vamos! Sácame de mi duda. Fue un error... ¿verdad?
El viajero se mostró esquivo al contestar, ya que dicho exabrupto lo había metido en ese lío...había sido un desliz que estaba pagando caro...demasiados detalles a considerar en sus planes habían llevado a su antagonista a pisarle los talones...y aunque creía que sus huellas estaban borradas, siempre existía la posibilidad de la existencia de más errores que podían volverse en su contra de un momento a otro. Por lo que dijo en un susurro:
— Me tomó por sorpresa...
— ¿Quién era ella? ¿Hiciste algo parecido que lo planeado conmigo?...hay un doble usurpando su identidad... ¿verdad? Por eso nadie la está buscando...— inquirió Wilmer en un tono que él usaba frente a cualquier criminal en un salón de interrogatorios, directo y con voz firme.
El hombre del cuchillo observó de reojo al investigador percatándose de lo intuitivo que podía ser el sujeto. Luego reconsiderando las cosas y pensando que de todos modos iba a eliminarlo, no vio objeción alguna en revelarle aquello que lo molestaba tanto, necesitaba un desahogo.
— Se llamaba Ariana Pozzi, era la hija de Lídice...prima del sujeto...Cuando vine a esta casa, ella acababa de irse a estudiar a Europa. Su padre había fallecido recientemente, y por eso fui acogido con tanta amabilidad. La vieja se sentía sola y triste. En realidad, la fulana no era mala persona, y yo trataba de ser amable en extremo para poder ganarme su confianza y que no sospechara de mi disfraz... Tuve la suerte que el padre de Jaime muriera el año de mi llegada, porque no habría podido encararlo sabiendo que podía descubrirme. Desde entonces, me volví el confidente de la señora Lídice. Pasaron los años...y todo iba de las mil maravillas. ... Yo hacía mi vida, estudiando, borrando a las caricaturas y demás...
Por otro lado, la compañía agroindustrial que había fundado el padre del tipo era manejada por un gerente muy listo que, básicamente, ha llevado toda la operación por años...él me manda las ganancias a mi cuenta bancaria porque siempre le he dicho que no tengo interés en ser un hombre de negocios, al menos por el momento...
Pero cómo todo lo idílico tiende a terminar, un día regresé del hospital y encontré a una de las criadas llorando en la habitación contigua, acababa de hallar desmayada a la señora y como pudimos la llevamos al hospital...no se pudo hacer nada... murió en el camino...yo estaba consternado, en verdad, porque no me gusta lidiar con imprevistos.
Hubo un velatorio, pero no querían enterrarla hasta que regresara la hija...y fue ahí donde todo se torció... La chica regresó de inmediato al país,...asistió al funeral...y al final de las exequias...vine con ella a esta casa....había estado lloviendo desde hacía días y la chica parecía triste...Traté mantener mi distancia... No me importaba salirme de la casa, ya que ella era la heredera de todo, y al fin yo podía conseguir un departamento en la zona de Las Brumas...., pero durante el almuerzo y cuando la servidumbre se había retirado de la casa...estuvimos platicando por un largo rato hasta que me preguntó a quemarropa...quién era yo y dónde estaba su primo...hasta este momento no entiendo cómo lo supo...miró a través de mí...o quizá usó la mal llamada intuición femenina...entré en pánico, y traté de desviar el tema diciéndole que estaba confundida, pero era necia, y me acorraló, amenazando con llamar a la policía...intentó llegar al teléfono, forcejeamos y sin pensarlo le rebané el cuello...fue cómo con el perro...hubo mucha sangre...menos mal no había nadie más en la casa por lo que pude limpiar a conciencia...pero debía deshacerme de ella al instante, por lo que pensé en llevarla a "la casa de los muertos", tomé el auto de la señora Lídice, pero al cruzar cerca del parque vi a una patrulla merodeando...bajé el cuerpo y lo escondí en la acequia de la cancha....pensaba en regresar por la noche, pero justo cuando iba en la esquina de la calle Galeano y el boulevard Constituyente, un camión me embistió, solo sufrí de una contusión leve, pero tuve que ir al hospital...y estuve en observación hasta el día siguiente...tenía la esperanza que si seguía lloviendo nadie se acercaría por ahí, pero el maldito clima cambió....y al fin tu gente la encontró...