Un crimen sin pistas, reabre los casos sin resolver atribuidos a un asesino en serie. Una pareja de detectives deberán armar aquel rompecabezas , corriendo contra el tiempo, ya que el viajero está empeñado en dejar su marca.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Wilmer se le quedó viendo con extrañeza en el rostro mostrando lo confundido que lo había dejado aquella declaración tan bizarra. O el sujeto estaba jugando con él, o simplemente era un "demente". De repente, pensó en Mariana, en cómo se ofendía cuando él reducía toda anormalidad o desviación mental a un término tan pueril y manido. Pero, claro, él no era ningún psicólogo... Entonces trató de disimular su estupor por medio de una pregunta.
— No entiendo a qué te refieres. ¿Qué quieres decir?
El viajero se quedó pensando un momento, parecía abstraído. Luego de un instante habló:
— Es una pregunta difícil, pero es mejor que te cuente mi historia. ...
El tipo hizo otra pausa, parecía tener dificultades para encontrar las palabras correctas; al detective le pareció que quizá urdía una mentira. Pero la verdad era que no había pensado en sus orígenes desde hacía mucho y trataba de ordenar ciertos hechos en su memoria.
Entonces empezó su relato:
— Sabes, he vivido dos vidas. En una, era poco menos que un bosquejo, inferior a las "caricaturas" que deambulan por esta realidad. Era un ser incompleto. Estoy casi seguro que tuve una madre, pero ya casi ni recuerdo su rostro, es solo un manchón en mi memoria. ¡Padre!...jamás tuve uno. Lo primero que recuerdo fue la sangre... Era pequeño y creo que me caí mientras caminaba, me hice una cortada seria y ese líquido prodigioso empezó a fluir. Nunca había visto algo tan fascinante. Estuve viendo como corría por mi mano haciendo un charco en el piso, hasta que mi madre me encontró....supongo que me curó, pero no lo recuerdo...
El viajero al hablar mostraba un rostro ausente.
— Un par de años después, maté al perro de la casa, una bola de pelos fastidiosa y servil que me seguía a todos lados... Tomé un cuchillo y lo degollé... casi igual que con las gallinas del patio cuando mi madre hacía el almuerzo. Fue un trabajo sucio y chapucero... el animal tuvo fuerzas para correr y manchar toda las sala... ¡y que drama hizo la señora!... gritó y creo que me pegó....pero yo solo recuerdo con claridad que seguía el rastro escarlata del pobre chucho... Luego recuerdo la llegada de mi hermano. Creo que era militar, pero le habían dado de baja por algún motivo que desconozco...te lo digo de esa forma, porque yo era especial...tenía problemas del habla...y eso según entiendo, incidía en mi intelecto...por lo que creo que era un subnormal...no captaba con claridad lo que pasaba a mi alrededor.
— Es cierto, hubo reportes en el que un testigo dijo que eras mudo o algo así... ¿Cómo te curaste? — inquirió Wilmer interesado.
— Tranquilo, detective, ya llegaremos a esa parte....Mi madre apenas podía mantenernos, pero mi hermano era un emprendedor, era inteligente y sagaz. Por lo que se dedicó al negocio del robo...y yo empecé a ayudarlo....al principio eran cosas simples...cómo hurtos y un par de asaltos, fuimos ganando confianza... Pero un día nos equivocamos, y debido a mi situación especial, no pude huir de la escena del crimen, por lo que terminé en un reformatorio...Ahí aprendí a pelear, y creo que asesiné a un chico que se dedicaba a molestarme por ser cómo era...Luego de unos años salí de ese chiquero...para ese momento mi madre había muerto, y mi hermano se hizo cargo de mí.
— ¿En cuál reformatorio estuviste? ¿Y por cuánto tiempo?
— No tengo idea. Te lo digo, detective. No pensaba con claridad en aquella época, solo vivía como un animal, era puro instinto. Solo pensaba en sobrevivir y atacar si me atacaban...Para cuando salí, mi hermano se había graduado de la escuela del crimen callejero, ahora se dedicaba al secuestro. Y yo para ese momento, ya tenía más mañas, así que volvimos a ser socios. Igual robábamos en casas o a conductores en los semáforos en la hora pico...pero lo que daba más dinero era "cazar a personas" y pedir rescate por ellas... Pero siempre éramos cuidadosos para no toparnos con gente como tú.
— ¿Y recuerdas que hacían con los secuestrados?
— ¡Vamos! No me ofendas con esa pregunta...solo desaparecían....eran testigos potenciales...a nosotros solo nos interesaba el dinero...Déjame continuar...en esos días nos contrató un sujeto muy raro, era una especie de intermediario, solo recuerdo que era bajito y tenía un tatuaje extraño en su mano derecha....El tipo nos dio varios trabajos, nos decía a quién secuestrar, lo hacíamos, y le entregábamos a la víctima. ¡Pagaba bien!... Una noche nos citó frente a un night club cerca de una rotonda, ahí nos dio una nueva asignación...debíamos capturar a una niña...eso fue "pan comido"....Aunque en el proceso de extracción tuvimos que secuestrar a la madre...Todo fue fácil porque esas mujeres no dieron problemas... Las llevamos a una fábrica para que el enano ese dispusiera de ellas... Todavía no recuerdo por que salimos del sitio, pero al final fue una suerte que lo hiciéramos, ya que luego de unas horas el lugar se incendió y con él, todo aquel barrio.
— ¿Te refieres al "Incendio del lado este"?
— Supongo... te digo que no recuerdo más que escenas separadas...Pudo ser eso o "el incendio de Londres"... ¿qué se yo? Tengo la idea que nos pagaron muy poco, ya que mi hermano estaba muy triste...Y cuando eso pasaba le gustaba "irse de putas". Siempre iba al mismo sitio, porque una de esas hetairas era su novia, o eso creo. Cuando íbamos, le pagaba al guardia para que me dejara entrar porque yo era menor de edad. Yo me quedaba siempre en la barra tomando una soda mientras él se revolcaba con su puta. Pero esa no era nuestra noche....No sé qué pasó, de repente se escuchó un tiroteo, y apenas tuve tiempo de agacharme...Lo siguiente que recuerdo es ver una escena celestial...todo el sitio estaba cubierto de sangre por doquier....era casi el Nirvana, pero de pronto vi a mi hermano caído y herido, mientras un tipo muy alto le apuntaba con una pistola. Entonces ni lo pensé, tomé un cuchillo y me aproximé por detrás del pistolero...Y lo corté como al pavo de Navidad...fue glorioso ver cómo cayó sobre un charco escarlata...Fue en ese momento que por accidente le herí el pómulo izquierdo...Brotó más sangre, pero de repente, vi un color que jamás había visto...no te lo puedo describir... Me quedé un rato en el bar, pero entonces oí las sirenas, y por alguna razón que no recuerdo, tomé tres bolsas de basura que estaban llenas de dinero...Hui del sitio antes que llegara la policía.
Wilmer se le quedó viendo sorprendido porque él se sabía de memoria el caso, era, según sus razonamientos, el primer ataque del Viajero. Y ahora ese relato le confirmaba algunos supuestos que él había escrito en su informe, aunque también abría nuevas interrogantes acerca de la identidad de las víctimas de secuestro y las otras fechorías que confesaba el sujeto.
— Ya sin mi hermano, estaba sin control. Fue cuando comenzó todo ese asunto del Viajero. Tenía dinero y aunque no podía razonar bien o hablar correctamente, sabía que podía cambiar esos papeles por comida y techo...Ataqué lo que se movía frente a mí, cómo un animal salvaje...Fue una época tan idílica... Pero entonces, aparecieron ustedes, "la gente azul"... estaban por todos lados...yo sabía que no quería regresar al reformatorio o cualquier clase de encierro, por lo que huí de la ciudad. Tomé el primer autobús que vi y me largué a otro barrio, y de ahí a recorrer las carreteras. Vagué por ciudades que me parecen como un sueño extraño hasta el día de hoy...Te digo que he tratado de reconstruir mi viaje por medio de mis memorias fragmentadas, pero ha sido imposible. Visité lugares que creo, no eran de este mundo...aunque eso es tema de otro día.
— ¿Y estuviste en San Julián? — preguntó el detective en el afán de alargar aquella conversación y, de paso, clarificar todo aquel embrollo.
— ¿Te refieres a esa paila del infierno?... Es curioso que preguntes porque ahí inició mi segunda vida...