C.11: ESPECIAL SAN VALENTÍN

71 4 0
                                    

EMMA
·
Salimos de la residencia y nos dirigimos hasta un auto, un Lamborghini Veneno Horsepower para ser exactos.

Amo los autos Lamborghini, y los BMW.
De repente paro en seco, me olvidé de coger un abrigo

-Jesús -él se da la vuelta- no he traído abrigo -me sonríe.

-Tranquila, no hace frío -toma mi mano.

Con su mano libre abre la puerta del lujoso coche y me invita a entrar, yo lo hago e inhalo el aroma, es igual al de Jesús, me encanta, espero que luego se me quede en el vestido...

Sólo para recordar su aroma, no para olerlo cada 5 segundos y recordarlo como si fuera una psicópata acosadora, no, para nada.

Él sube segundos después de que yo entrara, abre la ventana del coche y saca un brazo por él, prende la radio del auto y suena una canción llamada "Ruin My Life" de Zara Larsson.

Yo la tarareo mientras doy golpes en mi pierna con las uñas al ritmo de la canción.

De reojo observo como Jesús sonríe y al parar en un semáforo sube el volumen, yo lo miro y ambos sonreimos, sin razón, solamente lo hacemos, él comienza a cantarla y yo lo escucho apoyando mi cabeza en el cabecero del asiento.

Acelera cuando el semáforo pasa de rojo a verde y al tocar la palanca de cambios su mano roza la mía, a ambos nos recorre un escalofrío y él toma la iniciativa de coger mi mano y ponerla en la palanca, su mano está cubriendo la mía y la mueve con cuidado de no hacerme daño.

Yo muerdo mi labio intentando esconder una sonrisa.

Paramos en primera fila del semáforo, frente al auto pasa un señor con unas flores, margaritas, tulipanes, rosas y... Sólo esas son las que reconozco, pero tiene muchas más. Todas puestas individualmente sobre un papel transparente. Jesús me mira y sonríe, yo le devuelvo la sonrisa algo confundida.

De repente Jesús despega su mano de la mía y yo lo miro sorprendida, pero el sigue sonriente, gira la cabeza hacia la ventana y saca un brazo, luego pega un silbido llamando la atención del florista, que se acerca a nuestro auto con una sonrisa y las flores en la mano. Antes de que pudiera preguntarle qué hace, él habla.

-Buenas tardes, quisiera comprarle una flor -le sonríe amable.

-Claro, tengo muchas flores, dígame cuál quiere -le sonríe mostrándole las flores, Jesús se lo piensa unos segundos y después me mira.

-Deme una rosa -Yo lo miro asombrada, el me sonríe aún más y vuelve la vista a el florista.

-Gran elección muchacho -le tiende una rosa y Jesús la toma. Le da el dinero y observa la rosa, luego me la ofrece y clava su vista en mis ojos.

-Toma, es para ti -me sonríe y extiende la Rosa. Yo la cojo sorprendida.

-Cómo...? -miro la rosa- Acaso tu sabías que las rosas son mis flores favoritas? Digo, tenías un montón de flores allí y has elegido esta.

-En tu cuarto tienes varias fotos de rosas y algún que otro dibujo, en el jardín la mayor parte de las flores son rosas, tienes un ramo en tu habitación y tu aroma es a rosas -sonríe mirando hacia adelante cuando el semáforo se pone en verde y acelera.

Me sorprende que esté atento a esos detalles, que sepa ello me da un sentimiento de felicidad.

-Gracias -digo sonrojada, tomo con una mano la rosa y con la otra acaricio sus nudillos, para luego entrelazar nuestras manos por encima de la palanca de cambios.

Da un leve apretón en mi mano y sonríe sin quitar la vista del frente. Yo pongo mi cabeza de lado y miro por la ventana el resto del camino.

Aparcamos a unos pocos metros de la entrada del restaurante y Jesús da un leve apretón a mi mano antes de quitar su cinturón y bajar del coche.

Da la vuelta rápidamente hasta llegar a mi lado y abre la puerta extendiendo su mano para que la coja, yo lo hago y salgo acomodando mi vestido intentando que no se vea nada que no se tenga que ver ni por adelante, atrás ni abajo, ya sabéis.

Entrelazamos nuestras manos y caminamos hasta la entrada, de repente miro hacia abajo y me doy cuenta de que sigo con la rosa en la mano, sonrío y la huelo, Jesús me aprieta la mano que tengo entrelazada con él otra vez y yo lo miro, descubro que me estaba mirando y que tiene una sonrisa tierna en su rostro, yo le sonrío de lado y bajo la rosa de mi rostro.

Llegamos hasta la entrada del local, la cual tiene una larga alfombra roja, llegamos hasta la parte de "recepción" y el chico que atiende le pide el nombre y la identificación a Jesús, él se la da y nos guían hasta el segundo piso del restaurante.

El primer piso estaba repleto de gente, pero a comparación, el segundo no.

Tan sólo estamos nosotros y dos parejas más, una es joven y la otra es anciana. La moza nos guía hasta una mesa apartada de las demás, detrás de ella hay una enorme ventana que ocupa toda la pared y, gracias a que el restaurante está en una especie de montaña, se puede ver un poco de la ciudad por arriba. También se puede ver el cielo, oscuro y lleno de estrellas.

Nos sentamos en la mesa, yo dejo la rosa a un lado y vienen dos meseros a atendernos, uno de ellos nos trae las cartas y otro una botella de champagne.

Cuando se alejan miro a Jesús confundida.

-El restaurante hoy estaba abierto sólo para personas con pareja, por lo que tuve que decir que tú eres mi pareja para que nos den una reservación y al dar mi apellido supieron de la familia que vengo, quizá por eso nos dieron la copa y esos dos mozos sólo nos atienden a nosotros -suelta una risa nerviosa rascando su nuca- espero que no te moleste -toma mi mano por encima de la mesa y acaricia mis nudillos. Yo me sonrojo.

-No no, no me molesta tranquilo -le doy una mirada lo más tierna que puedo, él siente y mira la carta con la mano que no sostiene la mía, yo hago lo mismo- Qué pedirás? -Lo miro, yo no sé que pedir, nunca he venido aquí, Jesús me ha dicho que sirven buena pasta y sushi, me lanzo más por la segunda.

-No lo sé, todo está para chuparse los dedos. Tú que pedirás? -despega la vista de la carta y me mira sonriendo.

-Creo que iré a por el sushi -sonrío de lado.

-Mmm, buena elección, yo igual.

Cuando Jesús termina de decir esa oración aparece el mozo con una libreta, anota lo que pediremos más la bebida, yo he pedido agua y Jesús igual ya que somos menores y aquí no nos dejan consumir alcohol, a excepción del champán.

Minutos después, en los que Jesús y yo nos la pasamos riéndonos de cualquier cosa y hablando de cualquier tema, nos traen nuestro sushi.

Seguimos con las manos entrelazadas riéndonos mientras comemos. Cuando terminamos nos traen un postre, yo he pedido fresas con chocolate y Jesús helado de vainilla y limón.

Terminamos nuestra cena, Jesús paga a pesar de que yo le insistiera en pagar a medias, por lo que me he enojado con él, pero me ha puesto su cara de cachorrito y se me ha ido el enfado.

Salimos del restaurante y subimos al coche, miro por la ventana y me doy cuenta de que no estamos yendo hacia la casa, sino que vamos hacia el lado contrario.

-Jesús... -giro mi cabeza para mirarlo, está con una mueca neutra mirando a la carretera- no estamos yendo hacia el lado correcto, la casa queda para atrás -él sonríe pícaro- hacia donde me llevas?

-Es una sorpresa, pequeña Emma -ríe y me mira, luego me guiña un ojo y centra su atención nuevamente en la calle vacía.

Jesús vuelve a coger mi mano como antes hizo, logrando que otro escalofrío me recorra de pies a cabeza, luego la levanta y me da un beso en el dorso de esta, yo me sonrojo y sonrío, intento tapar mi rostro atrás de mi pelo para que no se de cuenta de que estoy sonrojada y él ríe, luego para en un semáforo y con su otra mano aparta los mechones de pelo que cubrían mi rostro, para luego poner dos de sus dedos en mi mentón y levantar mi cabeza.

Me obliga a que lo mire y me muerdo el labio pensando en cosas feas para que se me quite el sonrojo.

Jesús me sonríe tierno y creo que me he muerto con su rostro en este momento.

-No te escondas, eres muy tierna sonrojada -da un pequeño beso en mi nariz.

Without Lies - [ Jesús Oviedo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora