C.27: "Rey de Roma"

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EMMA
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Me separo totalmente de mi padre y miro aún sonrojada a Jesús.

La mirada de mi padre se posa en sus manos y se desvía hasta el chico tendido en el suelo. Los colores se van de su rostro y hace una mueca.

—Quién es él? No habían entrado solamente uno? -le pregunta a Jesús.

—Ese chico intentó... -traga saliva- a parte de entrar, intentó forzar a Emma a besarlo.

—Qué?! Qué ha pasado? Qué estabais haciendo vosotros?! Y los guardias que técnicamente están en la puerta de entrada las veinticuatro horas del día!? Dónde coño estaban?! -grita mi padre y todos los presentes se callan.

—Ayer con Jesús nos dormimos mirando una película -explico- y hoy cuando despertamos escuchamos un ruido en la cocina, Jesús bajó a ver que era y yo me quedé aquí en el pasillo. Escuché un ruido a mis espaldas y al girarme estaba ese chico subiendo por el árbol de la ventana -suspiro- por el shock o no sé por qué no pude reaccionar y él vino y me acorraló en la pared -agacho la cabeza.

—Lo siento, fue mi culpa -la levanto rápidamente y miro atónita a Jesús- si yo le hubiera hecho caso a Emma y ella hubiera bajado conmigo esto posiblemente se hubiera omitido y... -desvía la mirada y mi padre lo interrumpe.

—Qué dices? La has salvado Jesús, no te tortures más.

—Lamento interrumpir, pero la ambulancia está por venir junto a otra patrulla, recomiendo que se retiren del pasillo, luego los llamaremos para declarar -un policía con canas, bajito y gordo habla.

Yo asiento y me acerco a Jesús, quien sigue teniendo la mirada perdida.

—Deja de comerte el coco -bromeo pero él ni siquiera sonríe- Oye -cojo su rostro entre mis manos- estoy bien, no es eso lo importante?

—Si... -suspira- pero no es sólo eso, yo... -frunzo el ceño- No quería que me vieras así -cierra los ojos.

—Así cómo?

—Así de violento, yo nunca soy así -suspira- Perdí los papeles, de verdad que no era mi intención dejarlo en ese estado yo no... -lo interrumpo poniendo mi dedo sobre sus labios.

—Cállate, vale? -alzo una ceja- en ese momento me di cuenta de lo mucho que te importo, no pensé en ningún momento que eras violento.

—Pero... -lo interrumpo.

—No, basta de peros. Vamos a curarte esto -miro sus manos y él las esconde- deja de esconderte, Jesús -beso su mejilla- eres mi héroe -susurro en su oído antes de separarme.

Le guiño un ojo y él esboza una sonrisa tímida, muerde su labio y yo lo cojo de la mano con cuidado de no tocar sus nudillos.

—Iré a curar a Jesús -informo a mi padre.

—No quieres que esperemos a la ambulancia? -mira su reloj de muñeca- no tardará mucho en venir.

—No, está bien, puedo hacerlo yo -le sonrío y él asiente.

Camino con Jesús detrás mío hasta uno de los baños y entramos en él, hago que se siente en el váter y yo cojo a duras penas el botiquín de una estantería.

Por qué está tan alto?

Lo abro y saco de él las cosas necesarias para curar a Jesús.

Me pongo de rodillas en el suelo mientras sostiene su mirada en mí.

Le tomo de la mano y la abro, cojo un algodón con agua oxigenada y lo paso por los bordes de los nudillos, sacando un poco la sangre de allí, luego lo apoyo sobre sus nudillos, uno por uno.

Without Lies - [ Jesús Oviedo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora