C.20: "Te cuento yo un secreto?"

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EMMA
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Creo que la he cagado con mi "No más secretos?"

Jesús está pensativo al igual que yo desde ese momento y yo no sé qué decirle, ni qué hacer.

Se formó un ambiente tenso, estamos ambos en silencio, sumidos en nuestros pensamientos, sentados en el mismo sillón con un gran espacio entre nosotros.

Yo sigo pensando en el secreto de Jesús, no sé si será muy grave, pero su rostro cambió al instante que pronuncie esas tres palabras y eso no me da muy buena espina.

Me acerco más a él y, no muy segura, cojo su mano y él gira la cabeza para mirarme, una sonrisa se forma en sus labios y en los míos también, aunque mi sonrisa es mucho más nerviosa.

—Lo he pensado y... -muerdo mi labio- Quiero buscar por Internet que es lo que tengo -hago una mueca.

—Estás segura, Nena? -frunce el ceño y muerde su labio.

-Si... Pero no ahora, en un rato quizás

Yo asiento asimilando lo que voy a hacer y agacho la cabeza unos segundos hasta que me doy cuenta del apodo y la levanto rápidamente mirándolo asombrada.

Él frunce el ceño y traga saliva.

—Qué? He dicho algo malo? -desvía la mirada pensando en las palabras que dijo anteriormente.

—Repite lo que has dicho -intento esconder una sonrisa mordiendo mi labio.

Qué? He dicho algo... -Repite con la mirada perdida pero lo interrumpo.

—No eso no, lo anterior -rodeo los ojos.

Estas segura, Nen... -Para de hablar cuando se da cuenta.

Su rostro se transforma por segunda vez en otro, sus ojos se abren como si fueran dos pelotas de ping pong y su boca está entreabierta, noto como agacha la cabeza y cuando me fijo bien, el rubor de sus mejillas empieza a aparecer.

Yo río muerta de ternura y él sonríe mordiendo su labio.

Cojo su mentón y lo obligó a levantar el rostro para que me mire.

Sigue con las mejillas coloradas y su labio atrapado entre sus dientes hasta que susurra algo.

—Lo siento, me salió sólo -ríe nervioso y rasca su nuca.

—No tienes por que disculparte -beso su mejilla- te cuento un secreto? -él asiente- Me gusta que me llames así, es lindo, podría acostumbrarme rápidamente y sin problemas.

Él sonríe tierno y yo me acurruco en su pecho.

—Estás bien? -me pregunta y deja un beso en mi cabeza.

—Si, supongo, y tú? -lo miro levantando la cabeza.

—Si -deja un beso en mi frente.

Y es lo último que siento, antes de caer en un profundo sueño que poco a poco se convierte en una pesadilla.

Yo me encuentro observando el oscuro cielo de la noche, en una pradera llena de pasto y flores de todos los colores iluminadas por la luz de la luna, con un vestido color celeste y margaritas en algunas partes de él.

Ni siquiera sé cómo he llegado hasta aquí, a mitad de la noche, pero de todos modos me alegra estarlo.

Cierro los ojos, disfrutando del silencio y la paz, hasta que los abro de golpe cuando siento unas manos en mi cintura.

Me asusto, ya que un presentimiento me dice que yo no he venido con alguien.

—Tranquila, soy yo -susurra en mi oído.

Without Lies - [ Jesús Oviedo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora