EMMA
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Luego de unos treinta minutos en coche, puedo oler un aroma salado, un viento más fuerte del que había en la ciudad.Abro los ojos y miro por la ventana, no puede ser, estamos en la playa.
En la playa.
Me reincorporo en el asiento y miro atentamente por la ventana del coche, Jesús al darse cuenta de esto baja la velocidad y ríe.
Yo sonrío a más no poder y Jesús estaciona en el borde de la calle, da otro apretón a mi mano y baja primero del coche, luego me abre la puerta y extiende su mano, pero antes de cogerla me saco los tacones y los dejo en los asientos traseros del coche.
Jesús me ayuda a bajar, el aire salado me pega de frente y sacude todo mi pelo hacia atrás, miro a Jesús y me siento bajita a su lado, la verdad es que es alto, me saca por lo menos media cabeza y no sé si más.
-Creo que me pondré los tacones de vuelta -río y miro para arriba buscando la mirada de Jesús. Él me mira confundido y cuando se da cuenta de mi chiste lanza una carcajada.
-Quédate aquí, ya vengo -camina hacia la parte trasera del coche y abre el baúl. De allí saca su saco y me lo pasa por los hombros, me llega hasta las rodillas y es calentito, aunque creo que lo mejor es que tiene su perfume- estabas congelada -guiña su ojo y me ofrece la mano.
Caminamos un poco tomados de la mano en silencio, no es un silencio incómodo, es bonito, ambos estamos perdidos en nuestros pensamientos, aunque yo más bien estoy perdida en él. Pienso en él, como lo he hecho desde que llegó.
Sonrío y al parecer Jesús se da cuenta de mi cara de boba confundida por sus sentimientos ya que se para y me obliga a pararme a mi, él me mira y yo lo miro, aún tenemos nuestras manos enlazadas como si fueran unas piezas de puzzle, él acaricia mis nudillos con una mano y me sonríe.
Mentiría si dijera que no estoy nerviosa, porque lo estoy, demasiado.
Jesús sonríe y cuando creí que me va a besar junta nuestras frentes y gira la cabeza para mirar hacia el mar.
Él se separa de mí y se desabotona la camisa. Yo automáticamente me pongo súper roja y tapo mis ojos con mis manos. Ríe y pone sus manos arriba de las mías e intenta sacarlas de mi cara
-Emma, que haces? -ríe aún más.
-Me tapo -respondo obvia- y la pregunta te la tendría que hacer yo a ti. Que haces, Jesús? -pregunto nerviosa.
-Me saco la camisa -no lo veo, pero sé que rodó los ojos.
-Pero por qué -él toma mis dedos y logra separarlos de mi cara. Yo me sonrojo más e intento que mi vista no se vaya más abajo que de su cuello.
-Para meterme al agua, estamos en la playa. En la playa hay mar, el mar de la playa sirve para meterse -sonríe burlón.
-Pero es de noche Jesús -mojo mis labios y miro el mar.
-Y qué? Sigue siendo mar -encoge los hombros.
-Está bien -me desago del saco que me había prestado Jesús y lo doblo.
Jesús sonríe victorioso y termina de sacarse la camisa, la dobla y la pone arriba del saco, yo me arrodillo en la arena y me siento de costado, logrando que no se vea nada.
-Qué haces Emma? -repite la misma pregunta.
-Me siento -respondo obvia.
-Ya, ya veo. No pillas las indirectas, así que te lo diré directamente. Te meteras al mar conmigo -extiende su mano.
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Without Lies - [ Jesús Oviedo ]
Werewolf-...No puedo prometerte algo como la luna, ni enseñarte hasta la última estrella del universo, supongo que eso no está a mi alcance -sonríe un poco mientras toma mis manos y clava su vista en mis ojos- Pero lo que si puedo prometerte, es amarte toda...