C.16: "Tia Lindsay"

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(Vestido de Emma en multimedia)
EMMA
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Salgo de la habitación junto a Jesús y nos dirigimos hacia las escaleras.
A mitad de éstas, Jesús me para sosteniendo mi cintura y me da media vuelta, con su otra mano acaricia mi mejilla y me besa. Suerte que no me he puesto pintalabios, por que lo mataría. Luego de besarlo, claro.

Luego del momento en el vestidor, Jesús estuvo mirándome mientras me peinaba y maquillaba tan serio que me intimidaba pero al mismo tiempo sentía ganas de borrarle la cara a besos por que me parecía súper impotente.

Se separa de mí y junta nuestras frentes con la respiración agitada, al igual que la mía.

—Diablos Emma, no sé que me ocurre contigo -me besa otra vez.

—Qué? Que he hecho? Eso es bueno? Es malo? Te sientes mal conmigo? -Lo aparto y él suspira mordiendo su labio.

—No, todo lo contrario, me haces sentir bien, me haces sentir alegre, imperativo, cuando no estás conmigo me siento triste, sin ganas de nada, pienso en ti cada segundo. Te necesito, y sé que puede sonar mal, pero mi felicidad depende de ti, tú eres la que se cuela en mis sueños, la que se abre paso a mi corazón y la que aparece siempre en mi mente. Mierda, debo parecerte un cursi diciéndote esto, pero tenía que hacerlo. Tenía que decirte como es que me siento -Yo me sorprendo sonrojada y él lleva mi mano hasta la parte izquierda de su pecho- sientes mi corazón latir? -asiento mirando mi mano.

—Late muy rápido -Miro nuestras manos y observo de reojo cómo sonríe.

—Eso es gracias a ti, tú pones a mi corazón nervioso, tú me pones nervioso. Y cuando te beso, ay dios, siento como si mi corazón estallara y sus partes llegaran hasta mi estómago provocándome un dolor agradable, como si estuviera miles de mariposas en él -Yo sonrío y me ruborizo.

—Sabes algo? Tu me haces sentir igual o incluso mucho más de lo que tu dices.

—Te quiero Emma -Yo me sorprendo y siento a mi corazón latir muy rápido. También siento una sensación extraña, es como si ya hubiera vivido esto, como un deja vú- No sé por qué, no sé en qué momento sucedió, pero sé que siento algo contigo, es algo nuevo, mi mente y mi corazón me gritan que te quiero, que te necesito cada segundo a mi lado, que eres muy importante para mí y que no puedo ni quiero perderte. Sé que esto te lo he dicho muchas veces, pero siento como si te conociese hace años -junta sus labios con los míos y mis piernas tiemblan como una gelatina.

Yo pongo las manos en su cuello y él entrelaza las suyas en la parte baja de mi espalda, se separa de mis labios y deja un beso húmedo en mi mandíbula para después dejar caer su cabeza en mi hombro y pegarme más a él, yo lo abrazo sintiendo los latidos apresurados de su corazón, cierro los ojos deleitandome con el silencio y la paz de nuestra burbuja, olvidándome de que estamos en las escaleras y que en algún momento alguien nos puede ver así.

—A pesar de que no quiera separarme de ti -sonrío- tenemos que ir a la cena, Emma -deja un beso en mi hombro desnudo haciendo que me erice.

—Tienes razón -susurro y me separo de él. Terminamos de bajar las escaleras y vemos a Lucas, María, Papá y a Daniel en los sillones.

Saludo nuevamente a todos y después nos dirigimos hasta la entrada para salir de la casa, una brisa calurosa me azota el cabello echándolo hacia atrás y yo cierro los ojos disfrutando aquello.

Subimos en dos coches, en uno, vamos mi padre, Jesús y yo, y en el otro van Lucas, María y Daniel. Más los conductores.
El viaje se vuelve un tanto incómodo ya que mi padre nos observa de vez en cuando y luce muy serio.

Jesús y yo nos lanzamos miradas y algunas sonrisas o guiños de ojo de vez en cuando.

Este niño va a matarme algún día.

Dirijo mi vista hacia la ventana y a lo lejos diviso el restaurante.

Es grande, de un piso, pintado por fuera de color gris claro y detalles blancos, está iluminado por dos faroles a los costados de la puerta principal. Se ve bastante lujoso y caro ya que hay muchísimos autos de alta gama estacionados en la calle, varias parejas de mediana edad suben a ellos y otras entran en el lugar acompañadas por sus maridos. Hay tres mayordomos en la vereda, uno de ellos abre la puerta a las personas que entran, otro abre las puertas de los coches y el último llama a los taxis.

El conductor para en la puerta del lugar, mi padre y Jesús bajan del coche y un chico se acerca para abrir mi puerta, me ofrece la mano sonriente y yo por no ser descortés se la acepto.

Bajo del coche y el mayordomo de no más de 20 años me guiña el ojo mientras sonríe y deja un beso en el dorso de mi mano.

Yo me sonrojo y siento como un brazo se pasa por mi cintura, observo hacia la derecha y Jesús mira al chico serio, luego le guiña un ojo y aprieta mi cintura.

El chico se va a atender a otra pareja y yo miro a Jesús divertida, él me mira y alza una ceja.

—Qué? Se estaba pasando.

Jesús desvía su mirada de la mía y me da un leve empujón con su mano en mi espalda para caminar hacia la entrada.

—Que se estaba pasando? -río- Jesús, solamente me ha saludado -río más y lo miro.

Él ya no está con su mirada seria, en su lugar, hay una sonrisa que intenta esconder mordiendo su labio.

Me tomo unos segundos para examinar el rostro de Jesús, como lo hago todos los días.

Observo sus rosados labios brillantes y gorditos, su mandíbula marcada, la barba de unos pocos días que le crece y luego paso la vista por el largo de su nariz, llego hasta sus ojos marrones y observo como brillan, no sé si es por el farol o por su brillo natural, pero me encantan.

Cuando va a contestarme mi padre se pone de mi lado y habla, interrumpiendo a Jesús.

—La tía Lindsay estará con los pelos de punta -mira su reloj mientras atravesamos la puerta de cristal.

—Sabes donde está? -miro por arriba a toda la gente.

—Si -suspira- es la de vestido negro del fondo -Yo miro hacia allí y suspiro también.

No es que le caiga mal a la tía Lindsay, pero tampoco es que le caiga muy bien.

Digamos que estamos en proceso de confianza.

Hace más de 15 años.

—Vosotros ir yendo, yo esperaré aquí a los padres de Jesús y a Dani -Yo lo miro.

Ir? Nosotros? Solos? Oh no no no.

La idea de estar con la tía Lindsay sola me atemoriza ya que siempre suele atacarme con preguntas estúpidas y hay veces que me hace sentir inferior a ella o saca el tema de mi madre. Y eso no es bonito.

Pero la idea de estar con la tía Lindsay junto con Jesús, me da escalofríos. Va a atormentarlo y a presumir su maravilloso dinero con él, también se hará la buena y mostrará fotos de su gato James.

Ese gato es el mismísimo demonio, una vez rompió mi vestido favorito y defecó en él.

También le hará preguntas incómodas y seguramente intentará avergonzarme con Jesús, pero no lo logrará. No esta noche.

No sé, hoy siento que tengo mi autoestima alto, siento que nada me puede afectar, hoy nada me avergonzara.

Hoy no lloraré.

Bueno, quizás esas palabras si que sean un intento de autoconvenserme de algo que no es real, o tal vez no...

A quién intento engañar.

Hoy terminaré llorando en el baño y con la autoestima por el subsuelo.

Without Lies - [ Jesús Oviedo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora