Capítulo 13

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CAPITULO 13

Cuando me desperté la mañana siguiente me dolía todo el cuerpo.

Sentía que la cabeza en cualquier momento me explotaría. Ni siquiera podía abrir los ojos en aquel momento. Me sentía en realidad fatal. Respiré hondo y una mueca de dolor se formó en mis labios. Me acurruqué mucho más en la cama porque tenía frío.

Escuché unos gritos y abrí poco a poco los ojos. Miré a mí alrededor, estaba en la habitación que ocuparía. Parpadeé un par de veces antes de girar mi rostro y mirar por la ventana. Estaba oscuro ―podía ser por la tormenta o quizá porque era tarde en la noche― algunas ramas volaban por los aires, haciendo ver el exterior preocupante. Llovía muchísimo, tanto que las fuertes gotas golpeaban de forma violenta el cristal de las ventanas.

Con cuidado y sosteniendo mi cabeza me puse de pie, me tambaleé un poco, pero con la ayuda de una mesa pude equilibrarme. Las ventanas estaban abiertas, toda la frisa entraba por allí, temblé y sentí todos mis pelos ponerse de puntas. Cogí de la mesa ―donde tenía la mano― un control remoto, giré la cabeza y frente a mi había una amplia televisión, la encendí y de inmediato apareció el canal de las noticias.

―La tormenta se está acercando y amenaza con arrasar. Tomen las medidas necesarias.

Me quedé unos segundos viendo la mujer de meteorología. Señalaba un lugar en el mapa. Me preocupé porque dijo algo sobre algunas personas siendo desalojadas de sus casas. La tormenta prometía ser peligrosa. Muy peligrosa en realidad.

Arrugué muchísimo la nariz cuando sentí náuseas. Fue breve pero me dejó con un sabor amargo en la boca. Quité mi mano de la mesa y caminé hacia una puerta cerrada, era el baño. Cuando entre olía a chico allí, me confundí pero dejé pasar aquello, me sentía lo suficientemente mal como para darle muchas vueltas al asunto.

Saque uno de los cepillos de dientes sin usar que había en un lugar allí y me lave los dientes. El agua estaba bastante fría. Me miré en el espejo y casi rompo el espejo del susto, en serio estaba horrible. Tenía ojeras, los labios resecos y estaba como amarilla.

Cuando salí del baño preocupada por mi apariencia y por como me sentía, me senté en la cama. Los gritos que había escuchado antes volvieron.

― ¡No está en la habitación!

Reconocí la voz de mamá. Parecía preocupada, quizá Alessia había desparecido, bueno, también pudo haber sido el idiota italiano, no me sentía con ánimos de salir y averiguar que sucedía, así que, me senté en la cama. Escuché unas voces más, pero después, unos segundos después, el lugar se quedó en un pasmoso silencio, como si la vida humana hubiese desaparecido. Aproveché entonces para tener un intenso juego de miradas con la pared. Estaba tan concentrada mirándola que cuando la puerta se abrió di un salto en la cama. Para ese entonces ―y no sabía cómo había llegado a aquella posición―estaba acostada en la cama con la cara enterrada en una almohada.

Hubo un silencio en el lugar, escuché nuevamente la puerta y supuse entonces que la persona se había ido. Tanteé la cama intentando encontrar una manta para cubrirme, cuando no la encontré abrí un ojo. No había nada sobre aquella cama. Abrí el otro ojo, y miré a mí alrededor. Me quedé de piedra cuando visualicé una figura sentada en un sofá gris.

Segundos después, lo reconocí. Era el idiota italiano. Tenía la vista fija en mis movimientos, recordé entonces lo ridícula que me debí haber visto anoche y me ruboricé. No era algo lindo, era algo exageradamente ridículo. Su cabello gris estaba húmedo, su ropa también, como si se hubiese estado bañando bajo la lluvia, por no mencionar que parecía tener una resaca de los mil demonios. Su rostro estaba serio mientras me miraba, lo vi mirarme de arriba abajo como si estuviese asegurándose de algo.

IRRESISTIBLE ©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora