Capitulo 43

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CAPITULO 43

Me dolía una inmensidad la cabeza.

Abrí los ojos pero aun así no podía ver nada, ¿qué estaba sucediendo?

Intente moverme pero me di cuenta que mis piernas y manos estaban atadas a la silla donde me encontraba. Moví la cabeza intentando ver algo, pero solamente veía oscuridad. Tenía los ojos vendados.

La desesperación se apoderó de mí de golpe. Imágenes borrosas se reprodujeron en mi cabeza mostrándome como había terminado en esta situación. Alguien me golpeó por detrás. Mi mente instintivamente viajo hasta Elisa. Ese bastardo estaba intentando abusar de ella. No me perdonaría nunca que lo hubiese logrado.

Lágrimas se acumularon en mis ojos mientras intentaba moverme. Era imposible.

― ¡Ayuda! ―grité tan fuerte que mi garganta dolió, pero no me importó. Yo necesitaba salir de aquí.

Silencio.

Me moví aún más. Sentí un dolor pequeño en mi pierna derecha y me di cuenta que al moverme tan bruscamente estaba lastimando la herida que solo tenía dos días de saturada. No me importaba en lo absoluto, debía salir de allí de una forma u otra.

― ¡Auxilio!

Nada. Me sentí desesperada. Moví las manos y fue imposible de tan solo moverlas sentía un dolor intenso. Un sollozo salió de mis labios, maldije por lo bajo.

Sentí como alguien caminaba hasta mí y se posicionaba frente a mí. Un olor desagradable llego a mis fosas nasales. Me desesperé aún más cuando una mano tocó mi mejilla. Sentí repulsión al instante, la mano era brusca y me acariciaba la mejilla sin una pizca de delicadeza.

―Tranquila, hermosa ―una voz ronca dijo, era desconocida para mí, arrugué las cejas.

― ¡Suéltame bastardo! ―me removí en la silla y el único sonido que se escuchaba en el lugar era el sonido de mi pesada respiración y el sonido de la silla moviéndose ― ¡Déjame ir!

Escuché una carcajada y como una silla era arrastrada, el cerdo al parecer se sentó delante de mí, sentí sus ojos mirándome fijamente.

―Me gustan las difíciles.

Fruncí las cejas y escuché como se ponía de pie ―Quitare esto de tus ojos. Quiero ver cuán hermosos son.

Agradecí grandemente escuchar esas palabras. El hombre quitó la venda de mis ojos y pude ver lo que me rodeaba. Ahogué un grito cuando me percaté de que los chicos estaban tirados sobre unos colchones en el suelo amarrados con unas cadenas. Estaban inconscientes y más de uno tenía sangre sobre su frente.

― ¡¿Que les hiciste hijo de puta?! ―la rabia era clara en mi rostro, mi cabeza dolió, ignoré el dolor ―¡Suéltalos!

Una mano impactó contra mi mejilla. Me sentí aturdida, el hijo de puta me había golpeado. Por primera vez desde que me quitó la venda me percaté de su presencia. Era un hombre moreno, sus brazos estaban tatuados y era un gigante. Debía tener unos cuarenta años, su cabeza estaba calva y tenías unas cuantas cicatrices en el rostro. Me quedé quieta mirándolo, sus ojos verdes me devolvieron la mirada.

― ¡Vuelve a gritarme y te corto la puta lengua! ―gritó tan asquerosamente cerca de mi rostro que sentí como caían unas gotas de saliva sobre el mismo.

Cerdo.

Mire nuevamente a los chicos. Dominic era el más golpeado, sus ojos estaban hinchados y se estaban tornando morados, estaba amarrado a una cadena como si fuese un perro. Me ordené a mí misma calmarme, debía pensar con la cabeza fría. Debía sacarnos de aquí. Relamí mis labios que se encontraban secos y miré nuevamente el hombre moreno.

IRRESISTIBLE ©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora