Capitulo 32

2.3K 322 135
                                    

CAPITULO 32

No sabía porque pero no dije nada, simplemente me subí al auto. Como una marioneta obediente.

Me arrepentí cuando me di cuenta que no conocía los lugares por los que transitábamos. Él parecía estar muy concentrando en la carretera porque en los casi veinte minutos que llevábamos en el auto, él no había dicho nada. La situación me empezaba a asustar. Fue una muy mala decisión subirme a este auto sin saber a dónde iría y con una persona que  sabía conocía pero no recordaba de dónde. Miré por la ventana tragando fuerte y tratando con todas mí fuerzas de conocer las calles por las que pasábamos. Me hundí en mi asiento y cerré los ojos, en silencio solo desee que todo aquello que estaba viviendo fuese una mala pesadilla. Quería despertar en mi cama, con un rico desayuno sobre mis piernas y mi mamá gritándome porque no ordenaba mi cuarto.

Quería que todo volviese a la normalidad. Abrí los ojos un segundo después y suspiré.

Quité la mirada de la carretera y la puse sobre él. Su cabello negro estaba despeinado, no se había quitado los lentes y eso era algo que me inquietaba. Lo único que pasaba por mi mente era que él era una especie de loco que no mostraba su rostro porque iba por la vida engañando gente. De acuerdo, lo admitía estaba siendo un poco dramática, después de todo nadie me había obligado a subirme a aquel auto.

― ¿Puedes, por favor, dejar de mirarme así? ―su voz era divertida, más sin embargo yo me mostré indiferente. Tenía miedo sí, pero no lo iba a demostrar. Esa era yo, la chica que aparentaba ser fuerte. La chica que a pesar de todo, seguía siendo un témpano de hielo.

― ¿Esto es un secuestro? ― Pregunté arrugando las cejas. Casi me di un golpe en la cara, lo que haría era no hablarle y aplicarle la ley del hielo, pero era demasiado obvio que mi boca nunca se quedaba cerrada.
Una pequeña risa salió de sus labios. Me había dado cuenta que eso era algo que él hacía mucho. Sonreía demasiado para mi gusto.

―No. si fuese un secuestro no estuvieras sentada ahí ―él me dio una mirada breve antes de agregar:―tendrías cinta sobre la boca, tus manos estarían amarradas y estarías en la parte trasera de mi auto. Así que, no, no es un secuestro.

―Ya... eso fue tenebroso.

Recosté mi cabeza en el asiento resignada. Miré nuevamente por la ventana. Por más que quise reconocer el lugar me fue imposible, lo único que podía ver eran árboles y más árboles. Nunca antes había transitado esta parte del pueblo. Abrí los ojos como platos cuando me di cuenta que habíamos dejado el letrero que daba la bienvenida al pueblo atrás, eso solo significaba que...

― ¡Estamos saliendo del pueblo―Chillé  totalmente alarmada, causando que mi cabello hiciera acto de presencia en mi cara. Jesús, ¿en qué me había  metido? Desvíe la mirada una y otra vez. Miraba con desesperación la carretera y luego al chico misterioso. Él ni siquiera parecía preocupado por aquello.

― ¿Por qué te alarmas tanto?―hasta parecía fastidiado por mi tono de voz. Más sin embargo, su voz no sonaba molesta, todo lo contrario parecía tranquilo y divertido. Su diversión innecesaria me molestaba muchísimo.

― ¡Bueno, quizás porque no te recuerdo exactamente y estoy en tu auto! ―me crucé de brazos como una nena pequeña y rodé los ojos, un tiempo después y en el mismo tono agregué: ― ¡con alguien literalmente desconocido para mí!

― Deja el drama que en ningún momento te obligué ―él rodó los ojos con las manos aún sobre el volante y el auto en movimiento, un tiempo después y casi en un susurro agregó:―mastodonte.

Entonces todo se paralizó para mí. El mundo pareció detenerse, todas las aguas de los mares, la corriente, todo...

Mastodonte.

IRRESISTIBLE ©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora