Capitulo 26

2.6K 358 228
                                    


CAPITULO 26

Desconocido

Me gustaba leer.

Eso lo descubrí  cuando cumplí los diez años y mi mamá le regaló un libro de cuentos a mi hermano gemelo. Sentí muchísima curiosidad por aquel pequeño libro, de hecho, escondido me metí en la habitación de mi hermano y me senté sobre su cama a ojearlo. Mamá y mi hermano me descubrieron allí, mamá me gritó y mi hermano solamente me dijo:

―Puedes quedártelo.

Mi comunicación con mi hermano era buena desde pequeños. No podía decir lo mismo de cómo iban las cosas con mamá. Al contrario de mis dos hermanos yo había decidido estudiar en un instituto en Inglaterra, siempre viví alejado de ellos, solamente los veía en las vacaciones de verano. Conocí a Zoe un verano.

―Hacia mucho que no venias a casa ―habló mi hermano haciéndome recordar que seguía allí. Estaba apoyado en el umbral de la puerta con los brazos cruzados. Rodé los ojos más que nada porque era incómodo ver una persona idéntica a ti, era como verme a mí mismo.

―Este no es mi hogar desde hace mucho. Lo sabes.

Él suspiró pero no se movió de su lugar. Tampoco perdió la posición en la que estaba.

― ¿Por qué estás en el pueblo ahora?

Ni siquiera dude en responder. Nosotros nunca nos mentíamos.

―Ella quiere descubrir la verdad. Ayudaré a que me encuentre.

―No se si quiera que ella vea tu rostro. Somos idénticos por si lo olvidas.

No lo olvidaba. Eso no era algo que yo pudiese dominar. Recordé que mi hermano me había dejado bien en claro que no quería que Ellie viese mi rostro, más que nada porque en su plan perfectamente trazado estaba el que ellos se conocieran de una manera casual y no porque yo había sido el novio de su mejor amiga. Cosa que nunca entendí pero que tampoco cuestioné. Era su vida, no la mía.

―Creo que es el momento hermano. Es momento de que seas valiente y vayas por esa chica.

Él se rascó la punta de la nariz. Sabía lo que estaba pasando por su mente, no sé si era verdad la cosa de los gemelos sintiendo cada cosa que le sucedía al otro pero de una forma u otra me sentía unido a él. Habíamos conocido a Ellie en una situación un tanto confusa y peculiar ―más adelante se enterarían― desde ese día y a pesar de lo que estaba haciendo él quedó encantado con ella.

―Yo veré ―fue lo que dijo antes de darme una última mirada. Salió del lugar y cerró la puerta detrás de él. Suspiré porque nada de lo que venía sería fácil.

Unos segundos después, pase mis dedos alrededor del libro azul que tenía entre las manos. Sentí su textura y aspiré su aroma. Me había descubierto, había encontrado una parte de mí que no conocía. Me encantaban los libros, olerlos y de vez en cuando también me gustaba escribir. Me puse de pie y caminé hacia el estante lleno de libros que tenía en mi habitación. En la habitación más alejada de todo lo que rodeaba la casa.

Acerqué el libro que tenía entre mis manos al estante y luego lo empujé hacia atrás haciéndolo encajar allí, en cuanto se hundió una pequeña gaveta quedó a la vista; dentro de ella, un pequeño y abultado cuaderno morado descansaba. En el centro de la portada estaba impreso el símbolo de la paz y debajo del mismo unas cuantas letras escritas en cursivas:

«Ojalá y yo no sea la única que quiera la paz mundial»

―La paz mundial ―leí con ironía.
Acaricié las letras con algo de nostalgia, los recuerdos inundando mi mente. Debajo un nombre en negrita y con un tipo de letra raro, estaba escrito:

IRRESISTIBLE ©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora