Uno

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El mundo es muy pequeño, demasiado pequeño de hecho.
Pensó para sí misma Eva tras beber un poco más de su copa y sonreír por lo bajo, para ese momento no estaba realmente segura de porqué se encontraba ahí, ni siquiera tenía la edad, aunque por suerte tras algunos juegos con su cabello y pequeñas inclinaciones dejando ver un poco de su escote el guardia que estaba en la puerta la había dejado entrar sin la necesidad de pedirle su credencial pero ahora que se encontraba sentada en la barra de ese bar tan excéntrico, al que había escuchado que solo hombres con una gran billetera podían entrar, sus ánimos se habían decaído, de cierta manera en su cabeza al hacer algo así solo podía encontrarse la palabra diversión, pero tras haber visto que hombres que parecían tener edades que le duplicaban la suya y mejor dicho que hasta podían ser su abuelo las cosas ya no eran tan emocionantes, a pesar de que un par de ellos le parecieron de cierta manera atractivos, ninguno acababa por llenar sus expectativas.

O bueno eso creyó hasta que dicha silueta tomó asiento a su lado, pues tras acabar ese trago que alguien más le había invitado, pensó que esa sería su siguiente víctima o bueno sería quien le invitaría el siguiente, pero tan solo limitarse a una copa y a una conversación le quedo pequeño al ver el portento que tenía en frente.

A diferencia de esos múltiples hombres que había en el lugar, este se veía mucho más joven, pues si los otros eran sus abuelos él quizá solo podía ser su padre.

Llevaba un traje que parecía estar hecho a su medida, y aquellos anillos que adornaban sus manos solo lo hacían lucir más sexy de lo que era, pues con tan solo la vista y la manera en la que él tomaba tal bebida, dejado que esta entrara por su boca y se colara por su garganta levantando el mentón, permitiendo que Eva mirara la extensión de su cuello hacían que esta mojara sus bragas.

En ese momento fue cuando recordó lo que estaba haciendo ahí y al igual que una vez lo había escuchado, ella decía que a pesar de recién estar terminado su adolescencia quería disfrutar de todo tipo de cosas antes de pisar la vejez, pues la vida era muy corta como para limitarse con algo.

-¿Que bebida es?- preguntó a pesar de ya saber la respuesta.

Este la regreso a mirar, dándole una sonrisa después de haber recorrido con su mirada toda la extensión del cuerpo de la joven.

Algo por lo cual ella se sintió satisfecha, ya que a pesar de que sus pechos empezaron a crecer mucho antes que las de las otras niñas y durante la escuela fue molestada, ahora se sentía conforme con los mismo, pues gracias a estos había logrado vengarse de las mismas quitándoles a sus novios para luego dejarlos tirados pues estos no eran mucho de su interés.

Estaba agradecida también por sus caderas y sus facciones que la hacía lucir mayor, pues así habían podido engañar a algunas personas.

-diamons- explicó aquel hombre mirando con descaro el escote que Eva llevaba.

Esta había sido una clara evidencia de cuánto este estaba interesado en Eva, así que para que perder el tiempo con absurdas cortesías como preguntar sus nombres o sus edades, ambos sólo querían una cosa y para su suerte habían encontrado a alguien que pensaba igual, pues una noche solo era una noche, así que para que perder el tiempo hablando sobre cosas que al otro no le importaban.

-¿Quieres probar?- propuso este deslizado su copa hasta ella, pues a pesar de ya haber tomado en cuenta la clase de chica que Eva podía llegar a ser, este ni de cerca estuvo.

La susodicha lamió sus labios ante aquella pregunta y mordió su labio inferior, de la manera más notoria que podía, pues se había sentido más que interesada, pero para ese momento su imaginación ya había empezado a volar y aquella bebida no era lo incómodo que quería probar de él.

-Si- expresó dejando que su mano cayera sobre la rodilla de su acompañante.

Este no tuvo inconveniente ante tal acto, pero Eva no solo se limitaría a esa acción pues dejó que sus dedos empezaran a jugar por la extensión de las piernas de él, subiéndolas cada vez más arriba.

Y fue solo cuestión de minutos para que este lograra resistir y se abalanzara a los labios de ella, besándolos con desesperación y demasiado anhelo, pues ahora eso simples besitos les quedaban cortos.

Y solo bastó una cuántas mirabas para entender que ella, estaba más que dispuesta a ir al departamento con él.



Eva jamás había sentido una desesperación tan grande como la que en ese momento sintió al estar dentro de ese auto, pues a pesar de saber que su compañero estaba igual, pues no había dejado de pisar el acelerador ni un segundo, solo podía pensar en cómo este la montaría y la haría gritar.

Al llegar al departamento del mismo, no se sorprendió mucho pues tras haber visto el vehículo del mismo, supo que la casa del castaño sería tan lujosa como ese Audi negro.

Y tal vez en otro momento hubiera apreciado tener alguna conversación previa, pues en ese momento esto quedaba demás.

-¿Quieres un trago?- cuestionó este siguiendo esa rutina la cual siempre le había funcionado.

Eva solo levantó los hombros restándole importancia -Como sea- respondió -¿Y dónde está tu cuarto?- objetó sin rodeos mirando hacía todos los lados.

-Por el pasillo al fondo a la derecha- respondió de inmediato sirviendo en dos vasos en los cuales previamente ya había puesto hielos, el contenido amarilloso de la botella de vidrio.

-Bueno, te espero ahí- acotó está caminado hacia el lugar mientras dejaba que prendas que la vestían se deslizaban por su cuerpo hasta caer al suelo.

Él hombre que al ver tal actitud de la joven, está le era más interesante, casi corrió siguiéndola, y su sorpresa fue satisfactoria cuando al pasar por el umbral de su habitación notó que en el suelo se hallaban tiradas las dos únicas prendas que él pensó que ella conservaría.

Un brasier y una panti del mismo conjunto estaban tirados sólo a centímetros de la cama, y Eva se encontraba metida entre las cobijas, esperando expectante al hombre.

Que después de tomar ambos vasos de alcohol y dejarlos en la mesa más cercana, empezó a deshacerse de su ropa.

En menos de un minuto este ya se encontraba en la misma cama que ella.

Pues tras unos juegos precisos con sus manos, este había optado por hacer que ella se diera la vuelta, hizo que se pusiera de rodillas y luego que se apoyara en sus manos mientras este la penetraba por atrás, entrando y saliendo mientras los gemidos de los dos se hacían más fuertes, este con cada embestida apretada más el trasero de Eva, y también dejaba que sus manos fueran hasta sus pechos apretándolos y jugado con ellos de vez en cuando.

Pero para su sorpresa, ella no se corrió al igual que él, y tras salir de ella y dejarse caer sobre la cama, pensando en que descansaría, Eva se dio la vuelta y se subió sobre él, haciendo presión sobre el miembro del hombre, entrando y saliendo, casi dándose placer así misma, pues en lo único que este pudo ayudar fue tomado sus caderas y hundiéndola más para que la sensación fuera mejor.

Y mientras ella se movía más rápido y apoyaba sus manos sobre su pecho, dejado que sus senos saltaran al mismo tiempo que sus apasionados movimientos, llegó a ver algo que jamás había visto en otra mujer, algo que llamó su atención y le hizo cuestionarse acerca de ¿quién era esa mujer? Que parecía tan sedienta como él.















Hola 👋 aquí les traigo como la introducción a esta nueva historia, que será bastante densa, como que esta es una relación mucho más prohibida de las otras que ya he escrito.

Espero que les guste, y les digo que se preparen pues en esta historia lo que más va a haber es sexo, así resumido en pocas palabras.

Sé que la primera escena de relaciones sexuales que escribí no está buena, es más creo que es muy rápida y aburrida, pero es porque esto es algo más así como el sexo casual que tienes con alguien que no conoces, así como que es divertido pero no tiene mucho chiste pues es mejor cuando hay sentimientos de por medio, ya sea enfado, felicidad, entre otros, y ahí paso sin que se conocieran, pero bueno, prometo que en las siguientes partes mejorará. 😏😏😏

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