Aquella mañana al igual que siempre a Eva le costó levantarse de su cama, sin embargo esa fachada de niña buena que hacía todo lo que sus padres le dijeran le dio la fuerza suficiente para despertar con el sonido de una sola alarma que está colocada en su teléfono.
Al igual que otras veces desayuno la avena con frutas y yogurt que su madre le había previamente preparado, pues aunque odiaba con todo su ser la avena, jamás se había quejado al respecto, pues sentía que decir algo con lo que no estaba de acuerdo implicaría una conversación una que no quería tener pues estaba muy conforme con la dispuesta relación que guardaba con sus progenitores.
A demás sentía que si decía algo, eso sería como manchar su expediente, y hacer algo así solo haría que las limitaciones a las que nunca había sido sometida aparecieran, pues conocía a sus padres tan bien que sabía cómo tratar con cada uno, sabía que para hacer que su madre la llevara de compras tenía que fingir que estaba triste, y para que su padre le diera dinero tenía que decirle lo bien que le iba en la escuela, y con respecto a los permisos, estos solían pasar tan ausentes que ni siquiera notaban cuando ella no estaba, y tampoco notaban cuando está salía por las noches, en busca de esa emoción que le daba fuerzas para seguir con vida, además su nana nunca les diría a sus padres sobre esas escapadillas, pues a diferencia de sus progenitores está era la única que solía preguntar y hasta a veces detectar como realmente Eva se sentía, pero su nana también sabía que una sola palabra salida de su boca implicaría haber roto ese lazo que las mantenía más o menos conectadas, pues al llegar a casa ese era el único rostro que le resultaba conocido.
Tras desayunar Eva subió otra vez a su habitación para encontrarse con la cama tendida y un perfecto uniforme que claramente era nuevo, puesto sobre la cama.
Este sería su primer día de clases y más que asustada o nerviosa, la susodicha se sentía frustrada pues lo que menos quería era tener que ver nuevas caras, con las mismas actitudes patéticas de sus anteriores compañeros de la anterior escuela a la que asistía en su otra ciudad.
El viaje no había sido tan largo como en un principio pensó, pero eso solo hizo que la desesperanza aumentara, pues sí quiera espero tener ese tiempo para meditar per ahora supo que no sería suficiente.
Al llegar al lugar de inmediato notó la gran extensión de lugar, que a primera vista pudieras pensar que más que una preparatoria era una universidad muy grande.
Y a pesar de sentirse un tanto sorprendida guardo silencio, habían estudiantes que iban y venían por todas partes bajando de autos lujosos, algunos mantenía aquel desánimo de Eva sin embargo otros se saludaban tras regresar de unas extensas vacaciones.
Su madre miró por el retrovisor, y le dedicó una cálida sonrisa, de esas que te dicen que todo estará bien, y Eva le correspondió, pues eso era lo que se esperaba de una hija ejemplar ¿no?
Aunque fue muy hipócrita Eva había aprendido tan bien sobre la manipulación que su madre jamás lo notaría.
Pues aunque jamás lo diría se sentía molesta que su madre fingiera que Eva le importaba, pues según ella haberse hecho ese espacio en su apretada agenda era suficiente para decirle que la quería, pero eso resultaba más hipócrita que la sonrisa que Eva le había dedicado, pues a parecer por solo una vez en la escuela, solo para hacerle ver al director del colegio que le importaba su hija, no era suficiente.
Para otros chicos tener que entrar con sus padres a la institución a la que pertenecería podía llegar a ser muy vergonzoso pero para Eva eso daba lo mismo, pues no era como si quisiera impresionar a alguien.
Los estruendosos tacos de ambas mujeres resonaron por los pasillos de esa institución, mientras ambas caminaban directamente al despacho del director del colegio y a pesar de no dejar de mirar su reloj ni por un segundo la madre de Eva seguía caminado de manera parsimoniosa pues era obvio que no quería que alguien la mirara agitada.
Al llegar al sitio en donde el hombre que se habían encontrado antes les había dicho que estaba la oficina del rector ambas entraron, encontrándose con la oficina de quien se supondría era la secretaria del director.
-Buenos días- saludaron las dos al mismo tiempo mientras mostraban esas sonrisas que las hacían ver más amables
-Buenos días- respondió la mujer sentada tras el escritorio, con un tono que pareciera ser forzoso y muy repasado
-Tenemos una cita con el director Kim- expresó la madre de Eva
-Oh, usted es la señora Yang- dijo más que como una pregunta una afirmación tecleando algunas cosas en su computadora
-Si- respondió mi madre aún con una sonrisa, a pesar de su impaciencia por irse de ese lugar
Tras esto la mujer llamó por el teléfono y nos anunció con quien supuse sería el Director, para luego recibir una respuesta que luego sabría había sido afirmativa pues al momento siguiente la mujer con dijo.
-Por favor pasen- dijo mostrándonos la puerta con su mano -El Director Kim las espera-
Ambas a sentaron la cabeza y su madre agradeció antes que Eva lo hiciera y aunque ambos volvieron a ir en coordinación cuando ambas le dieron una última sonrisa.
La oficina más que oficina parecía un verdadero estudio, pues era excesivamente grande y estaba lleno de libros, también estaba tapizado con una especie de papel rojo y los muebles tenían un tono caoba oscuro.
Eva concentrada en cada uno de las cosas que decoraban la habitación dejó pasar, al personaje que tenía enfrente, así como el que estaba concentrado en unos papeles que tenía en el escritorio.
-Por favor tomen asiento- pidió el hombre levantando su vista, encontrándose con una mirada frente a él tan sorprendida como él -Casi con un esfuerzo sobre humano se levantó y saludó a las dos mujeres, sin despegar su mirada de la menor -Soy el Director Kim Namjoon- dijo presentándose -Usted debe ser la Señora Yang, verdad- confirmó manteniendo su ceño fruncido -Y tú debes ser Eva, volvió a decir mientras la miraba de abajo hacia arriba con una ceja levantada
-Es un gusto conocerlo Director Kim- respondió de inmediato la joven mientras que su madre afirmaba pensado en que le había ensañado bien a su hija, o bueno eso creía la mujer
Tras haber hecho que la madre de Eva firmara unos cuantos papeles y que el Director Kim diera un discurso acerca que el colegio siempre había tenido un gran reconocimiento por ser uno de los mejores, en lo académico y también fisco, refiriéndose a los deportes, dio algunas indicaciones sobre lo que consistía haber entrado a esa institución.
Tales palabras que para la madre de Eva solo eran puras palabras lanzadas al viento pues sabía que toda institución con unas cuantas donaciones se inclinaría más, a la junta directiva de padres que a sí misma y a esos valores que siempre presumían en los folletos.
Pues a pesar de decir que no entendía cómo es que ese colegio solo recibía los alumnos con mejores comportamientos y puntajes y que las inscripciones eran más largas que el proceso que ellos había seguido, habían hecho una excepción para ella pues sus calificaciones, eran capaces de hacer que todo tipo instituciones abrirá sus puertas hacia ella, a pesar de sus extraños reportes acerca de conducta nada más parecía faltar.
-Bueno señora Yang- dijo el hombre acomodando unos cuantos papel en la mesa -En este momento hablaré con su hija antes de terminar de hacer todo la inscripción si le parece, usted si desea ya puede retirarse- ambos se levantaron y Namjoon acompañó a la mujer hasta la puerta -fue un gusto conocerla- dijo tomándola de la mano para despedirse.
Y en cuanto cerró la puerta con seguro, a pasos firme camino hasta la chica que ya había dejado su asiento y caminaba en su dirección.
-Quien diría que el mundo es tan pequeño- expuso la menor posando su mano en el pecho del hombre mientras este la veía incrédulo.

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IDÍLICO |+18| KNJ
Fiksi PenggemarEva acaba de ser transferida a un nuevo instituto. Tras haber tenido cientos de experiencia con diferentes chicos de su edad llega a la conclusión de que estos jamás lograrán satisfacer sus necesidades. Luego de conocer al nuevo director de su escue...