Treinta y tres

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Aquellas palabras no habían podido salir de su mente, una y otra vez se habían repetido, como un constate recordatorio sobre lo que en realidad estaba pasado.

Eva era consiente de que nada sería lo mismo, no cuando su madre lo sabía.

Ni siquiera había tratado de hablar con ella, como si todo lo que pasara no la implicara ella, como si fuera un problema que sólo los adultos podían resolver.

-Llame a la doctora- había dicho por la mañana cuando Eva bajaba del auto para ir a la escuela -Haz faltado a la mayoría de secciones Eva- continuó suspirado -Sabes que esto no lo hacemos por nosotros, tu padre y yo sólo queremos que estés bien... pero no podemos ayudarte si no dejas que lo hagamos... si no pones de tu parte, además de la medicina...

Pero a Eva realmente no le importaba esa conversación. Su madre no había nombrado a Namjoon y aún actuaba como si no supiera nada, y si no fuera porque Namjoon se lo hubiera dicho, la misma Eva tampoco se lo hubiera imaginado.

-He tenido muchas cosas que hacer... pero iré lo prometo- replicó cerrado la puerta del auto.

Y lo odiaba, Eva realmente odiaba parecerse tanto a su madre.

Había cerrado sus ojos y mientras soltaba un largo suspiro sintió como si su cuerpo vibrara.

-Esto realmente me entusiasma- había dicho Namjoon mientras se aferraba a la cintura de la chica -pronto estas paredes no importara- continuó diciendo, ages de besase sus labios.

A Eva le había tomado un par de minutos asumir los que pasaba, o más bien darse cuenta de donde estaba.

Era la oficina de Namjoon y estaban pegados a su escritorio, pero la verdad era que Eva sentía que hace solo un par de segundos había estado hablado con su madre en el estacionamiento de la escuela y ahora como por arte de magia estaba ahí.

Como si hubiera estado en autopiloto.

Quizá debía decirle.

Eva sabía que si su madre trataba de apartarlos usaría cada una de las armadas que tuviera a su disposición para lograrlo y si Namjoon había optado por mostrar desinterés por las consecuencias lo único que le quedaba era atacar a su propia hija, si Namjoon no se alejaría por su propia cuenta lo obligaría hacerlo.

Incluso si debía descubrir algunos trapos sucios para conseguirlo.

-Nam- había replicado la chica suspirado -¿Me amas?- Namjoon quien minutos antes había estado a punto de besarla se extrañó por la pregunta -¿Me amas de verdad?

¿Por qué tan repentinamente actuaba así? Se cuestionó.

-Eva- había dicho besado su frente -sabes que sí.

No había dudado, sólo lo dijo y ya, sin embargo aún así Eva no pudo estar satisfecha con aquella respuesta.

-Y pase lo que pase ¿me amaras?- preguntó mientras su mirada bajaba hasta el suelo, le tenía miedo a la respuesta.

-¿Si te refieres a si luchare para que sigamos juntos?- replicó respondiendo aquello pregunta con otra -¿Tú me amas a mi?

-Más que a nadie- expreso Eva levantado la mirada y encontrándose con los ojos de Namjoon.

-Es mi misma respuesta... no me rendiré... Eva haré lo que pueda para estar a tu lado.

Pero si tan solo aquello fuera una promesa, si aquel te amo fuera un compromiso inquebrantable, sin tan sólo Namjoon supiera por que para Eva aquellas palabras eran tan importantes.

-Todo saldrá bien- dijo en su mente mientras besaba los labios del mayor, necesitaba creer aquello, realmente necesitaba estar tranquila.

¿Y si él invierno se acercaba? Y si en vez de perder el tiempo lamentándose debía disfrutarlo, decirle lo mucho que lo amaba y lo mucho que podría amarlo.

No tenía más opción que aquello, por que no se iba a permitir dejar de amarlo, no cuando sentía que era la primera vez que se sentía así.

Con cada beso, se sentía más contentada con él.

¿Tal vez él al saberlo, Namjoon la entendería, o le podría dar lo mismo y todo seguiría como antes? El plan seguiría siendo el mismo y luego de eso nada los podría separar.

Él así como lo había dicho la amaría de manera adecuada y nada importaría.

¿Pero si...?

Fue así como entendió que después de todo así como una vez le dijo su abuela "para gente como nosotros, perder el tiempo es casi como una condena"

Si ya lo sabían que más daba.

-Quiero que me cojas- había replicado mientras desabrochaba su blusa -Así como la primera vez que lo hicimos aquí.

Namjoon había soltado una risita.

-Eres impredecible- había replicado metiendo sus manos bajo la falda de la chica -Oh señorita Yang.

No era impredecible, Eva en realidad sólo esperaba que todo aquello valiera la pena. 

Había girado su cuerpo mientras bajaba su ropa interior hasta sus rodillas. Pudo sentir como las manos de Namjoon acariciaban su trasero desnudo, había mordido levemente su cuello mientras su pantalón también era desabrochado.

Una de las manos del mayor acarició sus pechos pasando sus dedos sobre los pezones de la chica.

Ella había gemido, mientras inclinaba su trasero más para que el acceso fuera sencillo para Namjoon.

-No sabes cuán calientes me pones- explicó pasado su mano por los pliegues mojados de Eva, después de todo él también hacía que ella siempre lo deseara.

Pudo sentir como el miembro de Namjoon tocaba su trasero.

-¿Lo quieres?- había cuestionado haciendo que el cuerpo de Eva se inclinara y su pecho chocara contra la mesa.

-Sabes que si- respondió sintiendo como Namjoon se iba hundiendo en ella -Estás tomado la píldora ¿verdad?- Expreso casi en un gemido empezado a mover más rápido sus caderas.

-Si...si- gimio de la misma manera, Eva había empezado a soltar pequeños gritos. 

Aquel acto en otro momento hubiera hecho que Namjoon cubriera la boca de la chica con sus manos, sin embargo poco le importaba ahora, en resumen todo ya se había ido al carajo así que, que más daba.

-¿Te gusta bebé?- replicó moviéndose más rápido.

Pero esos gemidos decían más que mil palabras.

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