Guillem. 3

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La revelación de Aarón tomó a todos por sorpresa mas no había duda, su mano era la prueba, comenzaba a transformarse.

—Fascinante... — comentó Nass acercándose, sin ningún reparo, para examinar su mano con detenimiento.

—Me alegra que así lo creas, pero necesito algo, iba enserio con eso de querer arrancarles la piel — respondió Aarón bastante tenso.

—Quizás si la cortamos... — sugirió Guil, aun en shock, por lo que estaba pasando.

—¡¡No!! — exclamó Nass como si hubiese propuesto beber sangre de bebés, aunque a Aarón la idea no le pareció tan descabellada —Te-tengo algo de sueño blanco, diluido en suspiro de lluvia, es el mejor somnífero que conozco — agregó rápidamente tomando un vial de entre todos los que tenía.

—Y eso va a curarlo? — preguntó uno de los hombres del grupo. Estaban incluso más consternados que los otros tres.

—N-No exactamente — respondió Nass algo reticente —Pero me dará tiempo de encontrar la forma de afrontar la situación — intentó sonar convincente, pero sus tartamudeos y clara fascinación, le jugaron en contra.

—No pudiste curar a las mujeres, que te hace pensar que podrás ayudar a... a mi padre — Lo increpó Guil tratando de mantener su papel.

—¿Y que propones Tomas? Que matemos a tu padre y quememos su cuerpo? — Le respondió el hombre astado con bastante prepotencia.

—¡Claro que no! — respondió a la defensiva Guil —Es solo que no quiero que experimentes con el cuerpo de papá — Le respondió con la misma prepotencia. Debió de asustar a su grupo, dos de sus compañeros lo sostuvieron mientras, el inmenso hombre astado retrocedía intimidado.

—Tranquilo Tomy, Nass no es nuestro enemigo — Le recordó Aarón al muchacho, apoyándose en una de las vigas de soporte de la vieja casa.

—N-No lo e-entiendes —Se apresuró a agregar Nass —Las mujeres de esta aldea eran débiles, enfermizas. Pero tu padre es fuerte, aun a su edad se le ve más fuerte que tu— Le explicó —Soportara los tratamientos que ellas no, solo necesito tiempo y que estés dispuesto a conseguir aquello que podría o no necesitar—.

—Vale —asintió Guil con cierta reticencia.

—Aun falto yo — dijo Aarón —Cuanto de ese somnífero tienes?— Le preguntó a Nass.

—Diluido generosamente, para tres meses — contestó el Nahiry.

—¿Y diluido lo mínimo para que no me mate? —preguntó inquisitivamente Aarón.

—Casi un mes —admitió mirando a otro lado.

—Perfecto, tienes tres semanas. Si no lograste curarme en ese tiempo, mi muchacho pondrá fin a este problema, ¿les quedó claro? — preguntó Aarón.

Guillem no podía dar crédito a lo que oía. Todo el grupo tomó bastante mal el drástico ultimátum de Aarón.

—Entendido, no se preocupe señor, lo curaré — aseveró Nass con una seguridad que no había mostrado hasta entonces.

—Perfecto, ahora corre a preparar el somnífero, ya casi no resisto — gimió Aarón dejándose caer contra la viga en que se apoyaba.

El nahiry salió corriendo en busca de sus cosas. El grupo entero rodeo a Aarón, quien respiraba con dificultad, mas nadie sabía cómo ayudarlo realmente. Guil se acercó a él para sentirle la temperatura. Estaba ardiendo.

—No puedo creerlo, le permites jugar con tu cuerpo a alguien que ni siquiera conoces —Lo reprendió Guillem bastante molesto.

—Eres apestosamente casto muchacho — bromeó su maestro entre temblores —Y para tu mala suerte llegamos a un pueblito donde, lo menos que hay, son chicas —rió pesadamente.

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