Ferran. 10

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Ferran nunca había enfrentado a una criatura de tamaña envergadura, difícilmente alguno de sus compañeros lo habría hecho, pero en ningún momento se le ocurrió huir de la pelea. Apretó firmemente sus armas, expectante de como reaccionaria la monstruosidad frente a él.

La criatura contaba con una innumerable cantidad de ojos, todos ellos se centraban en objetivos diferentes. Por un momento parecía indecisa de cómo proceder, pero rápidamente decidieron por ella.

Una pica pasó rozando la oreja de Ferran y se clavó directamente en una de las grandes esferas que contenía algunos de los innumerables ojos de la criatura. Aunque el monstruo carecía de una boca como tal, se las ingenió para bramar de dolor y retorcerse intentando quitársela. El golpe había sido contundente y súper efectivo, pues sangraba profusamente un líquido verdoso, espeso y burbujeante.

-Rápido! Tomen distancia! Avanzamos por el flanco izquierdo!- Ordenó el líder haciéndose con una de las alabardas del suelo.

Fer obedeció inmediatamente, al igual que el resto del grupo. Enseguida comenzaron a avanzar por la izquierda, alejándose de la criatura, pero acercándose a otro grupo que no parecía tener ninguna intención de dejarlos pasar.

-Muro de escudos por el flanco izquierdo! Todas las picas en falange por el derecho! Alabardas y espadones al centro!- continuó repartiendo ordenes mientras la formación cambiaba y se movía lentamente.

Aunque en un principio todo el grupo lo escuchaba y obedecía sin rechistar, ahora parecía que nadie estaba dispuesto a ponerse del lado de la criatura, menos tras ver de lo que era capaz. Fer se dio cuenta de cómo algunas picas fingían no escucharlo y como ello debilitaba la falange defensiva.

-Picas! Falange a la derecha! Ya!- reiteró su orden al ver que no le obedecían –La criatura no es estúpida, no nos embestirá si hay un muro de picas esperándola!- explicó a los gritos intentando convencer a los rezagados.

-Es fácil poner hombres al frente cuando te quedas en la seguridad del centro!- respondió uno de los piqueros y varios adhirieron a sus palabras.

Fer veía como en cualquier momento se perdería el liderazgo. Sin nadie que dirigiese el grupo pronto todos huirían en desbandada, disminuyendo considerablemente sus posibilidades de sobrevivir. Tampoco tenía el tiempo como para intentar razonar con los disidentes, a sus ojos eran tan cobardes como estúpidos. Exceptuando al líder y los espaderos, ninguno parecía especialmente habilidoso con su arma.

Tomó aire mientras veía como discutían y se acercó lentamente a aquel que desafío las órdenes del líder. No había tiempo que perder, si se encargaba de aquel sujeto el resto se sometería.

Cuando estaba casi frente a su objetivo sintió una mano en el hombro. Volteó para ver quién era y vio el bacinete del líder, que lo apartó de su camino para encarar al disidente.

-Ten- Le dijo ofreciéndole su alabarda y tomando la pica –Todos tenemos miedo, pero si no trabajamos juntos esa cosa acabará con nosotros- explicó en voz alta para que todos escuchasen.

El tipo le entregó su arma, agachó la cabeza completamente avergonzado y vio como el apoyo que sus compañeros le habían dado hace un instante desaparecía. Pero Ferran no estaba conforme y enseguida detuvo al líder.

-Estas herido, no eres un buen elemento para la falange- espetó intentando ver sus ojos entre la oscuridad del interior de su casco.

-Mejor uno a medias que ninguno- respondió apartándolo. Si bien era más alto que Ferran, su fuerza excedía lo que aparentaba y no se veía nada débil –Como toques a alguno te las veras conmigo-

Si de alguien no esperaba una amenaza era de él, pero tenía mucho sentido. Al parecer todos los chicos habían entrenado juntos. Salvo él, que se adiestró con Roberta, en el ludus femenino. Era obvio que el líder velaría por la seguridad de los suyos por sobre Ferran, aun si eran más una carga como en el caso de ese sujeto. Lo que no entendía era como había adivinado sus intenciones, estaba seguro de no haber dado indicios de hostilidad o amenaza.

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