Capítulo 12

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Un obtuso sonido resuena en mis oídos, como si quisiese convencerme a mí mismo que lo que acababa de escuchar era otra de las bromas de Milandri-san. Pero apenas puedo morderme los labios y pensar.....

"¿Y si era verdad?"

"No, no podía ser verdad", me contradigo.

Me paro estrepitosamente dándole la espalda, pienso en huir pero sabía que Milandri-san me detendría de todas las formas posibles. Él también se levanta y al darme la vuelta veo su expresión, está ansioso.....sus amplios hombros se tensan, y sus grises ojos se vuelven de un color opaco.... temeroso de lo que yo fuese a decir, presiona los labios a modo de tratar de no soltar ninguna palabra.

"¿Qué podía decirle?......no quiero herirlo. Pero él está esperando que diga algo"

— Yo.... si soy un idiota — suelto al fin. No había forma en la que un hombre como él se fijara en otro hombre y mucho menos alguien como yo.... no, no era para nada correcto, y si debía herirlo para que se diese cuenta tenía que hacerlo, así que lo miro seriamente — Lo...

— Basta, sé lo que tratas de decir — me calla — Me lo esperaba, y siento tener que hacerte pasar por todo esto He aprovechado egoístamente de tu mal estado para decírtelo, pero solo quiero que quede claro que eres el primer chico que me ha atraído, por favor olvida lo que te he dicho y volvamos a ser como antes.... solo amigos.

"¡¿Qué demonios?!"

— ¡¿SOLO AMIGOS?!, ¡Deja de joder!, ¡¡¡¿Acaso crees que voy a olvidar esto tan fácilmente?!!!

— ¡¡¡SOLO NO QUIERO PERDERTE!!! — grita Milandri-san..... Diciendo justo las palabras que jamás quise escuchar en mi vida, las que hacen que en la garganta se me haga un nudo. El miedo comienza a apoderarse de mis piernas haciéndolas temblar. No, no quería que Milandri-san causase una tormenta dentro de mí.

— Tú.... tú solo intentas encontrar en mí a tu esposa — digo sin pensar, pero hasta mis propias palabras me hieren por intentar atacar a Sergio.

"¿Qué estoy diciendo?"

"¿Qué es esto?"

"¿Qué es este sentimiento que me quema por dentro?"

"¿Por qué?"

"¿Por qué le gustaba un hombre tan negativo como yo?"

Milandri-san comienza a tomar la situación más en serio, y me toma del brazo...

— Cecilia está muerta.... y no puedo hacer que vuelva, tampoco pienso remplazarla....... Pero yo... — él se calla repentinamente, entonces insisto...

— ¡¡¡Tú qué!!! ¿Yo te gusto? Que chiste, ni siquiera tienes idea de lo que me pasa — intento girarme para escapar, pero el nuevamente me atrapa. La rabia se apodera de mi mano convirtiéndola en un puño, el cual clavo en el pecho de Milandri-san.

— ¡¡¡Quiero saber porque tú me importas mucho!!! — dice sin mostrar dolor.

— ¡A NADIE....! — mi auto control me abandona, el Kibari negativo retrocede fronteras — ¡Nunca le importé a nadie, estoy destinado a ser odiado, así que debes dejar de intentar saber más sobre mí!

— Debes dejar de ser tan duro contigo mismo — dice sosteniéndome del rostro.

— Ódiame, ódiame....ódiame — digo sin escuchar a Milandri-san antes de que las lágrimas se apoderen de mi voz, el toque de sus manos en mi rostro se suaviza al igual que su mirada.

— Yo jamás podría llegar a odiarte.... porque te quiero — Milandri-san apoya su frente contra la mía y mirándome directo a los ojos continúa, diciendo... — Cuando te encontré borracho tirado en la entrada de la pastelería me enamoré de ti, algo así como amor a primera vista, aunque tu yo borracho me golpeó muchas veces, me robó un beso y luego vomitó encima mío.... tuve ganas de conocer cómo eras realmente, y eso he estado haciendo en estos cuatro meses.... lo estuve intentando.... por primera vez te veo de esta forma, tan frágil que tengo ganas de protegerte.... — sus manos comienzan a acariciar mis mejillas y se van adentrando en mi cabello dejando un cálido rastro a su paso, podía sentir su respiración, el palpitar de su corazón uniéndose con el mío.... tan vergonzoso.... y tan puro — Kibari ¿puedo....pedirte un beso?

Dentro de mí se elevaba la temperatura, él acerca sus labios esperando aprobación, pero antes que hiciese nada.... Mis labios besan los suyos tímidamente...

Rápidamente se separan de ellos y retrocedo ante la vergüenza.

"¡¿Qué es lo que me pasa?!", pienso para mis adentros sorprendido de mí mismo.

Él sonríe y se acerca hasta acurrucarme contra la pared.

— Espera Milandri-san — digo con miedo aferrándome a sus brazos con las manos, arrugando sus ropas, dejando que el fuerte dolor en mi pecho se transforme en un empalagante sentimiento - ...Yo no quiero que conozcas como realmente soy, no quiero que destruyas... esa barreara que con tanto dolor he construido....

— Entonces déjame entrar en ella......

LATIDO!

"Habíamos traspasado la frontera"

La puerta se abre por detrás de nosotros... Sus labios besan intensamente los míos mientras la puerta se cierra y nos internamos dentro de la casa. Todo mi cuerpo arde cuando sus manos me tocan y se abren paso por encima de mi piel, su pulso estaba mucho más acelerado y me daba miedo que notase que el mío iba también a la par. Pero quizás lo que iba de menos era si nos importaba dónde exactamente nos encontrábamos.... sus suaves labios me hacen perder la noción.

— Te amo Kibari — dice él, provocando que mi corazón de un fuerte brinco... pero más que nada me hacía feliz... muy feliz... tanto que comencé a llorar mientras me besaba y me iba despojando lentamente de mi saco y mis pantalones.

Me daba envidia como él podía decir tan fácilmente que me amaba, y a la vez me asustaba... con sus manos acariciando mis cabellos... su tacto me volvía loco.

"¿Le amo?", nace la interrogante dentro de mí. Este pensamiento me asusta, y me hace retroceder.

"¿Podía yo también llegar a amarlo?"

".... ¿o ya me había enamorado de él?"

Temía hallar las respuestas a esas interrogantes allí mismo envuelto entre sus caricias.... mis piernas comienzan a temblar, y ese temblor va propagándose por todo mi cuerpo hasta dominar completamente las manos que me sostenían a él.... Tenía que hallar una excusa...

— Nosotros.... Somos hombres — digo haciendo puño mis manos, tratando de contener el dolor que me causaba mi fingida escusa.

El "¿Por qué estoy haciendo esto?"

"¿Por qué tuve que decir eso justo en este momento?", da vueltas por mi mente.

"Hatano Kibari no podía atreverse a amar a Sergio Milandri".

Hasta que me Empalague de Ti [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora