Capítulo 25

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DESDE EL PUNTO DE VISTA DE UN PASTELERO

SERGIO CUENTA.......

Una noche de agosto cerré mi pastelería, junto a mis empleados del trabajo y Clara, mi mejor amiga. Nos dirigimos a un bar cercano, compartimos unos tragos para celebrar con un par de horas de anticipación.... A que el reloj marcase las 00:00 del 5 de agosto... mi cumpleaños.

Cumplía 31 años.... todos a mí alrededor celebraban felizmente... pero yo no tenía ánimos así que simplemente me limité a agradecer el gesto manteniendo una sonrisa. Después de todo era un viudo que prefería vivir la vida sin preocupaciones ni compromisos, tratando de mantener una estrecha relación con los demás y limitándome a solo ser amable con las personas ya que desde que había muerto mi esposa... había perdido la razón de vivir.

El reloj marcó las 00:00, todos mis acompañantes me hicieron apagar las velas de la torta que ellos mismos habían horneado insistiéndome que pidiese un deseo...

No sabía qué desear....

Miré las velas pensativo y por primera vez me detuve a analizar sobre las cosas que me faltaban. Prácticamente era rico, con todo lo que había ganado desde que comencé a ejercer mi profesión podía conseguir cualquier cosa material.... ¿Pero....y la soledad que dominaba mi corazón?...

Me incliné hacia las velas, soplé sobre ellas apagándolas y en lugar de pedir un deseo hice una pregunta...

"¿Podría llegar a amar nuevamente a alguien?"

Después de aceptar las felicitaciones de los demás y recibir un último trago, me retiré del lugar y volví caminando a la pastelería solo. Me quedé pensando en mi pregunta-deseo mientras observaba mis pies y me dejaba encaminar por ellos por el camino de costumbre.... Cuando pensé que había llegado a la pastelería levanté la mirada y encontré en el suelo a un joven asiático de cabellos negros y piel clara como la luna, me quedé observándolo embelesado en las facciones de su rostro que sin darme cuenta me puse de rodillas sobre él y acaricié sus cabellos.

"Asumiko...", sollozó una y otra vez....

"¿En qué te fallé?", preguntó en japonés creyendo hablar la dueña de ese nombre

"Sería su amada"

"¿Le habrán roto el corazón?", me cuestioné.

Por su olor a alcohol impregnado en él y las plantas de la acera todas deshojadas, supuse que era un estudiante japonés de intercambio que había sido engañado por sus compañeros de colegio para jugarle una mala pasada, si recobraba pronto el conocimiento tendría que verse obligado a remplazar una que otra planta con parte del dinero de su mesada.

Saqué el móvil del bolsillo para llamar a la policía para que se hiciesen cargo del muchacho pero luego lo pensé detenidamente tomando en cuenta la fuerte llamada de atención que recibiría por parte de los del programa de intercambio, solté un largo suspiro imaginando que no tenía más opción que dejarlo quedarse en mi casa así que intenté despertarlo. Sin embargo al descubrir completamente su rostro.... Me enamoré de él.

Reuní fuerzas para controlar las fuertes palpitaciones y quise despertarlo para que fuese más fácil meterlo dentro de la casa... pero en lugar de conseguir un poco de su ayuda, el joven me tomó del cuello de la camisa y me besó....

Ese beso repentino fue el inicio de todo para mí... del hecho de querer saber quién era ese chico, de porqué sufría, de porqué verlo durmiendo me ponía nervioso.

El siguiente día, cuando despertó, no pude evitar pensar en lo hermoso que era. Para mi sorpresa él resultó ser en realidad un estudiante universitario de postgrado, no un niño de 17 años. Se llamaba Kibari.

Después de ayudarlo en aquel desafortunado evento, quise verlo nuevamente, así que en lugar de dejar que los otros empleados hiciesen la entrega de los pedidos en la universidad de Kibari, fui yo a entregarlos personalmente, lo busqué entre la basta cantidad de alumnos y cuando creí que lo mejor sería rendirse... Bruno, el chef del comedor, me detuvo a interrogarme sobre mi inusual aparición por las instalaciones, aquel hombre no me caía del todo bien, teníamos una vieja historia como antiguos compañeros de gastronomía. Siempre que me veía obligado a verlo me llovía con muchas preguntas sarcásticas y no dudaba en hacerle frente con las burlas que sacaban mi ser más odioso, pero poco después de que Bruno estuviese a punto de terminar su interrogatorio Kibari apareció.... y desde entonces busqué la forma de que fuese a la pastelería cada día.

Buen tiempo pasó y la que antes fue mi sonrisa forzada ante los demás, se había ablandado con la sola compañía de Kibari... me gustaba tanto... quería que supiese mis sentimientos... pero no los notaba.

De la nada cuando faltaba tan poco para navidad, Kibari dejó de ir a la pastelería. Lo busqué en la universidad, en su apartamento... pero aun así nada... había perdido todo rastro de él....

"¿Había hecho algo mal?"

Una vez más sentí que me daría por vencido pero de camino a casa lo encontré en medio del puente por el que siempre pasaba Kibari para ir a la pastelería desde la universidad, él quería lanzar un pequeño objeto al agua, en su puño guardaba toda su rabia.... Pero en parte veía que él no se sentía capaz de arrojarlo.... Por el dolor que resaltaba en su rostro supuse que se debía a su amada... Dolía ver que se acordaba todavía de ella a pesar de que él nunca me había hablado de ella.... Pero me hacía sentir que todos los esfuerzos que hice para que él se diera cuenta de mis sentimientos no le habían alcanzado... me cansé de solo ser su amigo, el tonto pastelero que lo rescató, de un egoísta impulso corrí hacia él decidido a derrumbar cualquier barrera que me pusiese. Al principio me arrepentí de hacerle conocer mis sentimientos.... Pero hubo muchas veces más en las que no me arrepentí de nada.

Incluso llegué a conocer más sobre quién era en realidad Hatano Kibari, las expresiones que hacía, lo divertido que era llevarlo de viaje contra su voluntad.... Y que ya era hora de tener una nueva razón para vivir.

Yo.... Llegué a enamorarme de él, de este nuevo amor era imposible llegar a empalagarse.

Poco después de las fiestas navideñas recibí la gran noticia de que Kibari había conseguido el permiso de su familia para traer a su hermana menor a Italia, aprovechando las vacasiones de la pequeña. Me sorprendió la complejidad para sacar el permiso de su familia más que los tramites del viaje, la familia de Kibari me fue pareciendo más enigmática y mucha más el hecho de que Kibari fuese muy reservado al hablar de ellos.

Pero la llegada de la pequeña Momoka a mi vida fue bastante maravillosa.... realmente el parecido físico con Kibari era bastante notorio, y Clara era la que más paraba diciendo que más parecía que Momoka fuese la hija de Kibari.... ya que Kibari la cuidaba mucho como una gran Mamá gallina.

"Realmente Amo a Kibari"

Pero también la pequeña Momoka fue llenando mucho más el frasco de mi felicidad, mucho antes de su llegada ya ansiaba conocerla... por alguna razón me imaginaba que ella era la hija que nunca tuve. Y a pesar de que Kibari iba a pasar sus clases en la universidad, Momoka prefería hacer que la trajese a la pastelería al menos para observar la rutina con una sonrisa desde el mostrador, aquella pequeña se había acercado mucho a mí y me había abierto su corazón con mucha confianza..... Kibari reniega mucho últimamente porque dice que la consiento mucho, pero ¿cómo no hacerlo? si es la niña más tranquila y adorable que he visto en mi vida....y de paso de la misma sangre que mi amado Kibari...

Podría morirme de felicidad.

Pero a pesar de que Momoka fuese tan diferente en carácter que Kibari... ambos portaban la misma expresión de dolor en sus rostros....

"¡¿Qué puedo hacer para borrar esa expresión tan amarga de la cara de estos dos hermanos?!"

Aunque Kibari no quiere hablar mucho de su familia, supongo que tendré que buscar respuestas de otro lugar....

....pero en secreto.

Hasta que me Empalague de Ti [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora