IX

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Estaba sentada en la bañera, con las rodillas contra su pecho, y apoyó su mentón sobre las mismas, mientras el agua suavemente mojaba su piel.

"Nina"

Cerró los ojos y se abrazó las piernas, cerrando los ojos. Le había dicho Nina, le había dicho Nina mientras tenían sexo, mientras alcanzaba su liberación, había nombrado a su mujer.

Y esa sólo era la prueba de que no estaba pensando en ella, sino en su ex. Y aunque había fingido que no lo había oído, que todo estaba bien, la realidad era otra.

¿Realmente quería seguir ayudando a Noah? Ya habían pasado casi dos meses desde que habían comenzando su "relación", porque ni eso era, y él le había demostrado, en un acto tan íntimo, que jamás olvidaría a su mujer.

Respiró profundo, y soltó suavemente el aire. Era uno de esos días dónde no tenía ganas de hacer nada, sólo quedarse en la cama, mirar tele o dormir.

Sí, eso haría, llamaría a su trabajo y diría que aquel día no sé sentía bien para ir. Después de todo, jamás había faltado antes.

—Al diablo todo —murmuró con desdén.

***

—Envíen la segunda opción, junto con la caja grande, gracias —habló por celular, haciendo un pedido.

Se le había escapado el nombre de ella, y aunque Alenka había fingido que no lo había oído, sabía que no era verdad.

No sabía cómo disculparse, era algo que había hecho inconscientemente. No había estado con otra mujer luego de Nina, ella había sido la primera y única, hasta ese momento.

"—A-Ale, lo-

—Está bien —sonrió levemente, incómoda.

Cerró los ojos, y volvió a besarla, intentando no sentirse un imbécil por lo que había hecho. Y ella le correspondió, abrazándolo a su cuerpo desnudo, pero sabía que no estaba bien. No se sentía igual.

No era el mismo entusiasmo del principio."

Había intentando llamarla en la mañana, pero la rubia no había respondido.

***

Detuvo su auto, y tomó un gran bolso que llevaba en el asiento trasero. Sí, alejarse de la ciudad y todo sería una buena opción para desintoxicarse un poco.

Y pensar sobre todo.

Fue hasta la orilla del río, y junto a las raíces de un gran árbol, colocó una manta. Puso un almohadón en forma de flor, y se acostó, tomando un libro que había llevado para leer.

Hacía mucho tiempo no leía una novela, y esa mañana mientras limpiaba su casa, había encontrado el libro en un cajón de su armario.

—Hmm, a ver porqué lo había comprado —murmuró leyendo el dorso de la tapa.

***

Observó el GPS y luego miró el campo ¿En serio ella estaba allí? Bajó de su auto, y comenzó a caminar, buscando alguna señal de la muchacha.

Hasta que sintió el auto de ella cerca. Sí, ella estaba por alguna parte. Continuó caminando, ya era de tarde, y el sol comenzaba a pintar de un naranja el atardecer. El otoño había comenzado, y ya se estaba haciendo notar.

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