Estaban los tres sentados en la mesa, por puro capricho de Noah, porque ni Alenka ni Malena querían estar allí.
—¿No es mucha comida esa? —preguntó sugerente, al ver el plato de la castaña.
—Cuando tengas que dar de mamar, verás que esto no es suficiente —contestó en un tono molesto Alenka.
—¿Dar de mamar? ¡Por supuesto que no! Noah sabe que yo no tendré tiempo para esas cosas. Cuando nazca nuestro bebé, yo estaré ocupada recuperando mi figura.
Frunció el ceño observando a la morena, y luego miró a Noah, quién estaba absorto alimentando a su hija con el biberón.
—Tú sabrás que es lo más indicado para tu hijo —le dijo cortando un trozo de carne.
—Por supuesto que sí —pronunció Malena, comiendo un poco de yogur.
—¿Y de cuántos meses estás?
—Yo no estoy embarazada aún —le dijo con fastidio—. Pero pronto lo estaré, con Noah ya estamos buscando a nuestro bebé —sonrió con arrogancia, acariciándole uno de los muslos al muchacho, captando su atención.
—Disculpen, no las oí ¿Qué ocurre? —preguntó mirando a ambas.
—Nada, sólo que Malena me contaba que estaban buscando un hijo —sonrió falsamente Alenka—. ¿Y cuando se casarán?
—¡Para primavera! —sonrió emocionada la modelo—. Nuestra boda será en una playa privada en Barbados, con más de mil invitados.
—Aun no lo decidimos —pronunció en un tono calmo Noah.
—¿Cómo que no? Anoche me dijiste que nuestra boda podía ser en Barbados.
Alenka rodó los ojos, y terminó de cenar rápidamente, para tomar a su hija y marcharse de allí. Lo que menos quería, era estar en medio de una pelea.
—Okay, sigan planeado su boda —les dijo tomando a la niña y marchándose de la sala.
Fue directo a la habitación, y recostó a la pequeña contra su pecho, masajeando su espalda para que eructara.
—¿Tienes sueño, mi amor? —le preguntó en un tono suave, escuchando a la bebé haciendo gorjeos—. Primero debes hacer provecho, y luego las dos iremos ha dormir ¿De acuerdo?
***
Suspiró bajando de su auto, dirigiéndose a su casa. Eran cerca de las dos de la madrugada, y el recién podía regresar. Malena solía ser muy celosa y posesiva, no había querido dejarlo ir antes.
Y de cierto modo la entendía. La joven se sentía insegura por la presencia de Alenka en la casa. De lo único que le hablaba, era de tener un bebé.
Fue a su habitación, y notó que ambas estaban durmiendo ya. Se acercó hasta la cama, y se sentó en el borde, observando a esa pequeña belleza dormir.
¿Cómo algo tan pequeño podía haber cambiado tantos años de dolor y tristeza? Esa niña irradiaba ternura pura, amor verdadero.
Con cuidado la tomó en brazos, y besó suavemente su frente, escuchando suaves quejidos, enamorándolo aún más. Y por primera vez en años, sentía que no necesitaba más nada para sentirse completo y feliz.
Alenka se movió, y al no sentir a la bebé a su lado, se sentó rápidamente, buscándola asustada. Al ver que la tenía Noah, suspiró.
—¿Se despertó? —preguntó acomodándose el camisón.
—No, ella está durmiendo, pero extrañaba tenerla.
—¿Qué hora es?
—Más de las dos.
—Sólo hace una hora se durmió entonces —suspiró pasándose una mano por el rostro—. Ella estaba muy incómoda.
—Pobrecita mi bebé —sonrió el moreno, acariciando el pecho y panza de la niña—. ¿Tenía gases?
—Sí, la doctora me dijo que luego de los cuatro meses se le pasaría.
—Sí, así suele ser ¿Te molesta si duerme hoy de mi lado?
Frunció el ceño al escuchar aquello. No estaba acostumbrada a dormir sin su hija, no se sentía segura. Y dudaba que la bebé se quisiera quedar con él.
—Tal vez más adelante, ella no está acostumbrada a ti, y toma únicamente el pecho. Y llora mucho si no la alimento cuando se despierta.
—Hoy tomó un poco de fórmula conmigo.
—Noah, no quiero discutir contigo.
—Entonces deja que ella duerma hoy conmigo.
Se pasó una mano por el rostro, frustrada de tener que tratar con un hombre tan obstinado.
***
Eran las siete de la mañana, y ella sólo había podido dormir dos horas en toda la noche. Aunque la bebé sólo se había despertado un par de veces, y Noah había podido controlarla, Alenka no estaba tranquila.
Se levantaba a ver qué la niña estuviera respirando, que Noah no fuera a aplastarla, que su pañal estuviera limpio... Al final, había dormido más tiempo con la niña, que sin ella.
Se preparó un café bien caliente, y volvió a la habitación, sentándose en su cama mientras tomaba el café, y miraba a Noah y Anika.
Era increíble el cambio que presentaba el líder de los androides en sólo dos días que llevaba con la niña. Ya no tenía esa mirada vacía y robótica, ahora sonreía más, de una forma sincera, y hasta se lo veía más animado.
La única parte mala, era cuando estaba en la casa. Quería tener todo el tiempo en brazos a la bebé. Y a Alenka le costaba compartir a su hija. Era muy celosa de la pequeña.
Estaba revisando sus redes sociales, y sintió que su camisón se mojaba. Miró hacia abajo, y se maldijo al ver que era leche. No era para menos, su hija no había tomado el pecho aún.
Dejó su celular y taza sobre la mesa de noche, y fue hasta la cama de Noah, quién abrazaba celosamente a su hija. Y la niña se veía muy cómoda con su padre, durmiendo sobre el pecho de él. Parecía una ranita.
—Noah —pronunció bajo, tocando su hombro—. Noah despierta, necesito alimentar a Anika.
Abrió levemente los ojos, y vio que su hija dormía.
—Pero está durmiendo.
—Pero hace horas no come y a mi... Sólo dámela —le dijo cubriéndose los pechos con uno de sus brazos, al sentir como la leche se escurría por su abdomen.
—De acuerdo.
Levantó sus manos, y Alenka tomó a la niña con cuidado, girándose rápidamente para que él no viera su camisón mojado, y se la llevó a la cama, dándole la espalda a él.
La acomodó sobre sus brazos, e instintivamente la bebé comenzó a buscar con su boquita el pezón. La joven sonrió enternecida, y lo acercó a ella.
—Eres una dormilona, tenías hambre pero no querías despertarte —le habló en un tono suave, tomando una de sus manitos, mientras la pequeña se alimentaba—. Te amo, muñeca.
...
ESTÁS LEYENDO
Leader
Science FictionLuego de un siglo de su creación, nacimiento, la vida del líder de la nación artificial y sintética, se ha tornado muy solitaria y monótona. Después de tantos años de soledad, Noah comienza a comprender que ningún hombre está diseñado para no tener...