—Okay, un poco de crema por aquí —pronunció tomando el pote, colocándose un poco en la mano y luego sobre su abultado vientre—. Y otro por aquí, y ya casi estamos listas para salir.
Si algo le gustaba, y que creyó que no sería posible, era su panza. Le encantaba mostrarla, y más en donde vivía ahora. Con tanto calor, se la pasaba en traje de baño o con tops.
Se colocó un short, y buscó las llaves del auto, para irse a hacer compras. Su bebé llegaría en pocas semanas, y aunque ella ya tenía todo lo necesario, todos los días iba por algo nuevo.
Vivía sola en un lugar que no conocía, y aún no aprendía bien el idioma. Por lo que nadie podría ayudarla luego de que naciera su hija, si necesitaba algo.
—Seguras —sonrió abrochándose el cinturón de seguridad.
Desde que había comprado su nueva casa, sólo podía hablar con su panza. Ya hasta comenzaba a creer que se había vuelto loca. Llamaba todos los días a sus padres, y se mensajeaba con sus amigas, pero la mayor parte del día, estaba sola.
Incluso hablaba con Leah, no había creído que podrían tener una especie de amistad, pero la muchacha había sido muy amable con ella, recomendándole una empresa donde podría trabajar.
—Un bebé saludable, es un bebé feliz —murmuró dirigiéndose a la sección de frutas y verduras.
Aunque se moría de ganas por comer chocolates y dulces, la dieta que llevaba la joven rubia, era mayormente vegetariana.
***
Los días pasaban, y al contrario de lo que había creído, ella no presentaba ninguna mejoría. Seguía con la misma actitud, sin expresar nada.
Y Noah comenzaba a desesperarse, perder las esperanzas de que ella pudiera sentir algo, de volver a tenerla de vuelta. Quizás, debían comenzar de nuevo con el tratamiento.
Sólo había sido un experimento, la dormirían, y pediría que volvieran a hacer todo desde cero.
—Hasta que te encuentro ¿Para que tienes tantas casas? —le recriminó Adam—. Comienza a soltar el pasado, Noah.
—¿Qué necesitas?
—Hablar contigo, hace meses que no te veo, y me han dicho que no te has estado presentado en empresa ¿Estás bien?
—Sí, estoy bien.
El moreno lo observó y negó con la cabeza.
—Sé que no es cierto ¿Qué hiciste, Noah? Entiende de una vez por todas que ellos no volverán.
—Ya déjame en paz. He intentando estar con otra mujer, y es imposible que olvide a Nina, jamás lo haré. Sólo a ella la amo.
—No dudo que la hayas amado, pero ahora se ha vuelto una obsesión. Quieres traerla de todas formas a la vida, sabiendo que es imposible. Y sabes bien, que yo estoy al tanto de todo lo que se hace y se crea con mis células. ¿Dónde está ella? —preguntó serio.
—Será dormida, no es lo que esperaba, y es lo mejor. Así lo aconsejó el médico.
—¿Y qué harás luego?
—No te debo explicaciones.
—Por supuesto que me las debes. Si tú hoy tienes tanto poder, si sigues vivo, es todo gracias a mí. Si no fuera por mis células, hace décadas habrías muerto. Así que deja de actuar como un completo irracional, y entiende de una puta vez, que Nina jamás regresará, está muerta. Supéralo y continua adelante, ella murió.
***
—Oye, la panza no es lo único que me has hecho crecer —sonrió divertida, al ver sus pechos—. ¿Será que me quedarán de éste tamaño?
Tomó su celular y se sentó en la cama, buscando información que pudiera responder a su pregunta. Sonrió con algo de dolor al sentir a su hija moverse, y colocó su mano sobre la zona.
—Ey, despacio ¿A caso no notas que ya no tienes lugar? Si tú estás incómoda, imagínate yo.
Vio que un mensaje le había llegado, y cuando estaba por responderle, casi suelta el celular por una "patadita" demasiado brusca.
—Auch, hija —se quejó adolorida—. Eres demasiado bruta.
Y rápidamente se sintió culpable, al sentir que la bebé se quedaba quieta.
—Ay no cariño, lo siento —pronunció con culpa, acariciándose el vientre—. Mamá se acostará, para que tú también estés cómoda.
Quizás era eso, a la niña no le gustaba mucho cuando ella estaba sentada. No había nacido, y ya se notaba su carácter.
—Te amo —murmuró acariciando su panza.
***
—Noah —pronunció sorprendida—. Regresaste.
—Sí, he estado algo ocupado ¿Podrías traerme los informes de éstas semanas, Leah? Los leeré en mi oficina.
—Por supuesto que sí —sonrió la jovencita—. En seguida se los alcanzo.
—Gracias.
Entró a su oficina, y observó con desdén todo. Era la segunda vez que enterraba a su mujer, pero la diferencia... Es que ésta era para siempre.
Ver la paz que ella había transmitido durante la eutanasia, había sido suficiente para comprender que no podía cambiar el pasado. Qué ella se había ido, y para siempre de su vida.
Se sentó en su escritorio, y observó el retrato de su hijo y mujer, acariciando suavemente la foto, antes de guardarla en una caja.
No podría dejarlos atrás si todo le recordaba a ellos.
—Permiso Noah, aquí te traigo los informes impresos —sonrió Leah entrando con varias carpetas, de diferentes colores.
Cada color representaba una de las empresas de Noah, y sus respectivas dependencias.
—Y tu café, si necesita algo más, avísame.
—Muchas gracias —sonrió levemente.
Sumergirse en el trabajo, le ayudaría a mantener la mente ocupada.
***
—No puedo viajar ahora mamá —pronunció hablando con su progenitora, mientras cortaba unas frutas—. No, aún no estoy trabajando, pero tampoco puedo viajar. Quizás vaya el mes próximo, no lo sé.
Colocó todo en un tazón, y caminó fuera de su casa, hacia el hall de la misma. La tarde estaba preciosa, y aún dónde ella se encontraba, podía sentirse la brisa fresca del mar.
—Porque aún no pueden venir con papá, no me he acomodado por completo —bufó tomando un trozo de sandía—. Sí, me lleva más de seis meses organizarme. ¿Qué puedo decirte? No me acostumbro a las mudanzas —le dijo rodando los ojos.
Lo cierto, es que nadie sabía de su embarazo, y nadie lo sabría, hasta que su bebé naciera.
...
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Leader
Science FictionLuego de un siglo de su creación, nacimiento, la vida del líder de la nación artificial y sintética, se ha tornado muy solitaria y monótona. Después de tantos años de soledad, Noah comienza a comprender que ningún hombre está diseñado para no tener...