—¿Éste viernes por la noche? —preguntó curioso.
Anika miraba curiosa los botones de su camisa, intentando quitarlos con sus pequeños deditos.
—Sí ¿Podrás?
—Sí, creo que sí. En este momento no recuerdo tener nada importante que hacer —sonrió.
—Genial entonces.
—¿Tienes algún evento o algo así?
—No, quiero salir ¿Te molesta que lo haga?
—No, claro que no, tú también tienes derecho a salir y distraerte un rato, no necesitas cuidar de Anika todo el día. Además, será bueno que pasemos nosotros también más horas juntos —sonrió viendo a su bebé.
—Sí, será bueno para ustedes, pero promete llamarme si algo ocurre.
—Lo haré.
***
—Viernes—
—Hm —murmuró observando su armario.
¿Qué debía ponerse? ¿A donde irían a cenar realmente? Después de todo, ellos no habían decidido, la elección del viernes por la noche, había sido muy espontánea.
Tomó unos jeans azules oscuro, y luego una camisa blanca. Dudaba que eligieran un lugar elegante, y si así lo decidía Alenka, se cambiaría en el auto, dónde siempre llevaba un traje.
Se asomó por la ventana de la habitación, y observó la sombra de la castaña que andaba por su casa, de un lado hacia el otro. ¿Se sentiría nerviosa? ¿Ansiosa?
Terminó de vestirse y salió de su casa, dirigiéndose hacia el garage para subirse a su auto, y esperarla en la puerta. Tocó bocina, y esperó unos minutos, a que la castaña saliera.
Sonrió divertido al ver que salía no sólo ella, también una pequeña morena muy sonriente.
—¿Te parece si vamos en mi auto? Ahí tengo la butaca de Ani.
—¿Y si traemos la butaca al mío? —sonrió saliendo del auto—. Se ven hermosas las dos.
—Gracias —sonrió.
—Papa —balbuceó Anika, enseñándole su nuevo mordillo en forma de flor rosa.
—¿Que veo por ahí? ¿Un nuevo diente? —rio bajo, al ver la hermosa sonrisa de la niña.
—Sí, le está saliendo un nuevo dientito, y por lo que está algo fastidiosa... Es por eso que no se la dejé al papá.
—Descuida, no me molesta que vengas con ella —le dijo en un tono suave, dirigiéndose ambos hacia el auto de la castaña—. ¿Pensaste a dónde iremos?
—No, pero tiene que ser un lugar donde acepten niños.
—¿Dónde acepten niños? —pronunció en un tono confuso, tomando la butaca de Anika.
—Sí, hay lugares donde no aceptan a niños pequeños, porque les molesta cuando se ponen a llorar.
—Que gente patética —le dijo rodando los ojos—. Son bebés ¿Qué esperan?
***
—Cuéntame algo de ti —sonrió mientras le daba puré a su hija.
—¿De mi?
—Sí, siempre que hablamos, sólo yo te cuento de mi vida, cuéntame algo de ti.
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Leader
Science FictionLuego de un siglo de su creación, nacimiento, la vida del líder de la nación artificial y sintética, se ha tornado muy solitaria y monótona. Después de tantos años de soledad, Noah comienza a comprender que ningún hombre está diseñado para no tener...