XXXI

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No quieran matarme después de éste capítulo, están advertidas 👀❤️

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—Nate ¿Dónde estás? —preguntó preocupada la joven madre.

El cumpleaños de su hija ya había comenzado, y el muchacho aún no había llegado. Noah estaba recibiendo a los invitados junto a Anika, y no habían señales de Nathan.

"—Estoy un poco demorado, pero estaré ahí."

—¿Seguro?

"—Sí, sí, en quince minutos estoy ahí."

—De acuerdo —pronunció insegura, cortando la llamada.

—¡Noah se ve mucho mejor en persona! —chilló su amiga, observando al moreno que cargaba a su hija, sonriendo.

—Sí, pero no te lleves sólo por su imagen. Cómo dice el dicho, no todo lo que brilla es oro.

—Es que en serio, ahora puedo confirmar al cien por ciento que Anika salió tan hermosa por él.

—Gracias Dyla, quién necesita enemigos con amigas como tú.

—Sólo bromeó —le dijo divertida, abrazándola—. ¿Y tu novio? Dijiste que estaría aquí también. Llevan más de un mes juntos y aún no lo conozco.

—Íbamos a venir juntos, pero a último momento lo llamaron del trabajo. Me dijo que iría sólo a hablar y venía para acá. Pero ya pasó media hora.

—Hmm, pero te dije que vendría, así que lo hará, no te preocupes —sonrió.

Y cómo le había dicho Nathan, quince minutos luego, su auto negro estacionó en las puertas del salón de eventos, bajando de él.

—Nate —sonrió ampliamente la castaña, acercándose hasta la puerta para recibirlo, y decirles a los de seguridad que lo dejarán pasar.

Le dio un suave beso en los labios y lo tomó de la mano, caminando ambos hacia Noah que cargaba a su hija.

—¡Papá! —exclamó Anika al verlo, estirándole los bracitos.

Gesto que no le gustó para nada a su progenitor, y ambos pudieron notarlo.

—Noah, él es Nathan. Nate, es él Noah, el papá de Anika.

—Es un placer conocerte —sonrió el muchacho, extendiendo su mano hacia el líder.

—Lo mismo digo —pronunció en un tono seco, intentando sostener a la pequeña escurridiza bebé, que quería ir con Nathan.

***

La fiesta estaba transcurriendo tranquila, con Noah hablando con los invitados, y en la mesa principal, estaban Alenka con su hija, y Nathan.

—Creo que él está molesto —le dijo en un tono incómodo Nathan, cortando un trozo de tarta.

Era obvio que si las miradas mataran, él ya estaría más que muerto. Aunque Noah intentara fingir que todo estaba bien, Nathan podía sentir el desprecio con el que lo miraba.

—Sólo ignóralo —le dijo con una suave sonrisa Alenka, tomándolo de la mano—. Una hora más y podremos irnos a casa.

—Sí —sonrió levemente él, antes de girar su rostro, y observar a Noah.

Sólo esperaba que nada terminara mal.

—¿Quién es el muchacho que está con la mamá de tu hija? —le inquirió curioso un empleado de su empresa principal, a Noah.

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