XXV

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Estaba bajando de su auto, cuando vio un camión de mudanza, y dos hombres bajando cosas de él, para entrarlas en la casa de al lado de la suya.

Miró curiosa al muchacho que estaba parado en la puerta, y comprobó que era el mismo que había visto en la cafetería.

—Hola, de nuevo —sonrió él.

—Hola, parece que vamos a ser vecinos —le dijo sorprendida.

—Así es, soy Nathan —le dijo dándole la mano.

—Alenka, y ella es mi hija Anika —pronunció mostrándole a su bebé.

El joven miró a la niña y la pequeña comenzó a mover sus piernitas, inquieta, balbuceando.

—Creo que le agrado.

—Sí, así parece —sonrió extrañada, de ver la reacción de su hija—. Si necesitas algo, no dudes en llamarme.

—Muchas gracias, Alenka.

***

Aquel domingo podría tener a su hija para ella sola, y aunque sonara egoísta, estaba feliz. Por fin tendrían un día de paz, y lo pasarían en su casa.

Salió con la niña al jardín trasero, y observó que su nuevo vecino estaba también en la parte trasera de su casa, preparando todo para cortar el césped.

—Hola Alenka —sonrió al verla—. Y hola bebé también.

—Papá —pronunció con una gran sonrisa Anika.

La castaña sonrió apenada.

—Ella le dice papá a los hombres y mamá a las mujeres.

—No te preocupes —sonrió divertido—. Es muy bonita, se parece a ti.

—¿En serio crees que se parece a mí? Todos dicen que se parece a la familia del padre.

—Pues la forma de su nariz y ojos es como la tuya, para mí se parece a ti.

—Gracias —sonrió viendo a su hija.

Era la primera persona que le decía que la niña se parecía a ella.

—¡Papá! —señaló Anika al muchacho.

—Que no es tu papá, hija —murmuró intentando captar su atención, ya que los ojos de la pequeña estaban en él no más.

Quizás extrañaba a Noah, por eso le decía papá. Suspiró y se fue con la niña nuevamente al interior de su casa, buscando su celular.

Marcó el número del muchacho, esperando a que le respondiera.

"—¿Ale?"

—Hola ¿Puedes hablar? Ani creo que te extraña.

"—Claro que sí —sonrió—. Pásamela."

La castaña puso en alta voz, y lo acercó levemente a su hija.

"—Hola pequeña ¿Extrañas a papá?"

—¡Papá!

"—Preciosa, yo también te extraño hijita, mañana nos volveremos a ver ¿De acuerdo?"

La niña balbuceó, respondiéndole de cierto modo a su padre, mientras la mirada de Alenka buscaba a su vecino. ¿En qué momento se había ido?

Fue entonces que escuchó el ruido de la cortadora, y lo vio caminando por uno de los laterales de la casa.

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