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—Oye, siento lo de hoy a la tarde.

Ella lo miró curiosa, mientras se llevaba una cucharada de helado a la boca.

—¿Qué cosa?

—No quise sonar cortante, pero no me sentía de humor para hablar. Odio quedarme después de hora en el trabajo.

—Descuida —sonrió—. No hay problema.

—Y yo que traía helado para los tres.

—Mañana se lo daré a Ani, no te preocupes.

La miró a los ojos, respiró profundo, y dejó la copa de helado sobre la mesa que estaba frente al sofá, donde ambos estaban sentados.

—Ya no puedo seguir con esto.

—¿De qué hablas? —le inquirió extrañada.

—Ale, me gustas, me gustas demasiado.

Abrió sus ojos sorprendida, sin saber cómo reaccionar.

Se acercó más a ella, quitándole la copa de las manos, y tomándolo del rostro, causando que ella se estremeciera, debido a sus manos frías.

—¿Quieres hacerlo?

—¿Q-Qué?

—¿Quieres estar conmigo? —le preguntó en un tono bajo, muy cerca de su boca.

Ella lo miró a los ojos, y asintió levemente con la cabeza, sin estar pensando con claridad. ¿Realmente quería estar con él?

Sonrió y la besó, probando lentamente sus labios, pidiéndole permiso a su boca para más. Y tímidamente ella se lo concedió, rozando su lengua con la de él.

Se separó de ella por un momento, y volvió a besarla, sujetándola por detrás del cuello. Un beso cargado de deseo, que ella intentó seguirle el ritmo, ya que aún no estaba segura de lo que estaban por hacer.

Pasó sus manos por su espalda, y la acostó sobre los almohadones, acomodándose sobre ella para continuar besándola, bajando hacia su cuello.

—Ale —pronunció ronco, besando su cuello y subiendo a su oído—. Eres hermosa.

Su cuerpo se estremeció por completo al escuchar aquello, cerrando los ojos, dejándose llevar por las tan placenteras sensaciones que el muchacho le causaba.

***

-Un mes después-

—¿De qué querías hablar?

—Quería hablarte por el cumpleaños de Ani.

—Sí, es la semana próxima y ya tengo todo preparado —sonrió.

—He decidido que quiero que festejemos el cumpleaños de nuestra hija juntos, pero, alguien importante para mí también asistirá.

—¿Alguien importante para ti? —preguntó curioso.

—Su nombre es Nathan, y nosotros estamos saliendo.

—¿Y por qué un extraño tendría que estar en el cumpleaños de mi hija? —le inquirió inexpresivo.

—Porque Anika lo adoro, y él a ella. Y si yo me tuve que aguantar a tu novia por meses, y todas sus patéticas escenas, tú también puedes aceptar a mi actual pareja.

—Ahora es tu pareja, recién dijiste que era alguien importante.

—No vine a discutir, Noah, sólo a aclarártelo. Es más, podríamos realizar una cena, éste sábado, así lo conoces.

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