9. Su preocupación.

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Esa noche mis instintos me mantuvieron despierto mientras que Nael dormía entre mis piernas como un lobo.

Por alguna razón, no podía estarme tranquilo, algo me decía que más allá de la ventana, había alguien que nos quería muertos.

Si salía de la casa, nada me aseguraba que mi cabeza seguiría en su lugar.

Si me iba de la casa, nada me aseguraba que no volverían a atacar a Nael.

Claro está que no había descartado la idea que fuera solo mi imaginación. Pero es mejor prevenir, ¿No?

Tratando de recobrar mi concentración y mi postura, acaricié las orejas del peludo animal. Nael es como una pequeña fogata andante, con todo ese pelaje y su altísima temperatura corporal. Pero había algo de lo que me acababa de dar cuenta, por más que tomara al lobo, lo moviera de un lugar a otro para acomodarme en la cama, era como un peluche, no despertaba con nada, no se movía, cómo si estuviera muerto. Pero de repente movía sus patas como si corriera en un campo, cual espasmos enternecedores.

Definitivamente, alguien con el sueño más pesado que jamás había visto.

Tomé al can de sus axilas y me acosté un poco más cómodo en la cama, esta vez, colocando a Nael a un lado para poder abrazarlo con cuidado.

Repentinamente, sentí algo como un pequeño golpe que sacudió la cama. Al igual que esos clásicos videos de Instagram, cuando los perros duermen y comienzan a tener espasmos, Nael se sacudía.

Era adorable, sin embargo se notaba que era una pesadilla lo que estaba soñando. Gruñía y mostraba los dientes, luego sollozaba.

No quería despertarlo a altas horas de la noche.

El calor en el cuarto era exquisito y la compañía de Nael me mantenía tibio. Lentamente decidí transformar un poco mi cuerpo, evitando ocupar mucho espacio.

Lo abracé, colocando mi mano en su lomo y apegando su cuerpo a mi; logré que se tranquilizara un poco

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Lo abracé, colocando mi mano en su lomo y apegando su cuerpo a mi; logré que se tranquilizara un poco.

Cómo si se acurrucase en una suave almohada, su cabeza se apegó a mi pecho y su cuerpo fue envuelto por mis brazos y cuello. Desde ahí, podía ver la herida tratada en su cabeza como un tajo el cual ya no sangraba.

Según mi teléfono, ya iba a amanecer y fue recién cuando la luz del sol comenzó a verse por aparecer entre las nevadas montañas que la presencia que acechaba nuestras vidas personales, se largaba.

¿Estaría esperando a que yo me largara en medio de la noche para atacar? Las dudas eran Miles. Pero el miedo de las consecuencias era aún mayor.

Entonces oí como alguien se acercaba por el pasillo hasta el frente de la puerta cerrada del cuarto de Nael. No es que yo tuviera un buen oído... solamente que el añejo suelo de roble rechinaba a todas horas.

Hambre [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora