18.- Temor (Parte 3)

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Olía a sangre.

¿Acaso era el muslo de Ephraim que dejaba caer un constante hilo de sangre debido a la herida de bala?

Olía dulce y era embriagante, Nael se volvía extremadamente inquieto.

Un torbellino de sensaciones revolvían su estómago.

Entonces el dragon blanco fue empujado con fuerza frente al impacto de una embestida y Mikhail empujaba y empujaba hasta hacerlo chocar contra el muro del gimnasio, no muy lejos de Nael.

Ephraim ante el golpe se le hacía difícil moverse, habían dado de lleno en su columna.

Los intentos de levantarse eran inútiles pero no solo Ephraim estaba débil, Mikhail apenas podía mantenerse en pie y la sangre que brotaba de su cabeza le comenzaba a estorbar la vista; Ephraim había logrado romperle un cuerno al contrincante.

Por más fuerza que hiciera Mikhail no era capaz de quebrar los cuernos de Ephraim, como si estuvieran hechos de acero.

Se podían oír tres cosas desde el asiento de Nael.

Los gruñidos que hacía Dante al tratar de rescatar al chico que comenzaba a recobrar la consciencia, los quejidos de Ephraim ante el dolor de cabeza que hacía Mikhail y su corazón acelerado ante los gritos desesperados de su instinto.

Entonces cerró sus ojos un minuto con dolor. Los sonidos se intensifican, sus orejas se mueven de un lado a otro captando todo mínimo sonido, como el de un escombro pequeñito al caer ante la fuerza de Dante que hacía lo posible por ayudar.

El control animal ya no estaba con nosotros, sino que habían ayudado a evacuar y aseguraban las salidas del gimnasio para que el desastre no fuera más allá del gimnasio.

Si Ephraim ya no suponía amenaza, pues su original agresor no estaba aquí... ¿Por qué seguían peleando? ¿Era acaso que Ephraim solo se estaba protegiendo?

Exacto. Todos los puntos indicaban que aquí, la amenaza era Mikhail.

Su estómago le pedía a gritos un pedazo de carne, algo que lo satisfaga. Para Nael eso solo era un interruptor a su instinto enterrado entre sus entrañas.

Mikhail pegó un alarido en el momento de Nael había clavado sus garras en el cuello del dragón, jalando hacia atrás, alejándolo de Ephraim y haciéndole caer de espaldas.

Un Nael bastante diferente se paraba con el pecho salido y la espalda bastante erguida en el espacio generado recién entre Ephraim y Mikhail.

Sus manos tenían unas garras tan afiladas como gruesas y un poco de pelaje cubría sus manos pero mantenía muy bien su figura humana. Sus ojos azules tenían en la mira a Mikhail.

- ¿¡Qué mierda!? -Rugió el dragón negro levantándose del suelo.

- ¡Nael sal de ahí! -Advirtió Dante, soltando los escombros, tratando de acelerar en su forma feral hacia el lobo.

- Lo sabía. Tu no eres un lobo. Eres un demonio. -Escupió sus palabras el dragon negro para luego rugir, como si advirtiera un ataque.

Nael sintió un escalofrío pero no flaqueó su postura. Desafiante, separó sus piernas para tener una buena postura firme y furioso, de vuelta pegó un ladrido bastante salvaje y agresivo.

Ephraim se estremeció un poco ante el sonido, luego de que su cabeza girase como el diablo y lo dejara con las ganas de vomitar su desayuno, ver la espalda de Nael como signo de protección le hizo sentir que finalmente, alguien estaría preocupado por él en este lugar incógnito del mundo.

Cuando Dante ya estaba por alcanzar a Nael para poder sacarlo de ahí y evitar más heridos, Mikhail en un rápido giro, azotó con su cola las costillas del lobo pero las garras de Nael como unos afilados bisturíes, se aferraron a la carne de la gran cola del dragón negro.

Hambre [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora