Una camiseta con cuello, la camisa de la escuela, un suéter, la chaqueta de la escuela, una bufanda, sus pantalones y finalmente un pesado abrigo.
Claro que a Ephraim no le gustaba cargar con tanta ropa tan pesada. Incluso su mochila pesaba un poco más de lo usual por toda la tarea.
El dragón salía irritado de casa, cerrando la puerta de entrada de un solo portazo.
Era Lunes.
Luego de que Jamil Gauche hubiera ayudado con sus facultades de veterinario a Nael, Ephraim hizo tal como había planeado y llamó a Isaac, el hermano de Nael.
El humano era un dramático y obviamente, realizó un viaje de 15 minutos a exceso de velocidad, reduciendo el tiempo a 3 minutos y volando desde el auto, ignorando a Ephraim y a Jamil, de lanzó a abrazar a su hermano como si tuviera una enfermedad terminal.
Toda una drama queen.
Pero Nael y Ephraim no le contaron de su nueva relación. Quizás porque ninguno de los dos se atrevió o porque simplemente a ninguno se le ocurrió.
Volviendo al día de hoy, Ephraim caminó en dirección a la escuela, mirando su teléfono y escribió, "buenos días" al contacto de Nael con la estúpida foto que había tomado el mamífero el primer día que se conocieron.
El dragón sentía a pesar de su armadura de poliéster y algodón el frío en la cara, quiza no estaría mal comprar algún gorro para cubrir sus orejas puntiagudas y sonrosadas.
Pasado unos minutos y ya a la mitad del camino, se sentía observado. Como si decenas de ojos le tuvieran en la mira y él fuera un anuncio de comida en medio de una jauría hambrienta. Y a medida que se acercaba a la escuela, el sentimiento crecía y crecía.
Había una gran brecha entre él y los otros estudiantes.
Entró al edificio y sacudió sus zapatos con escarcha de la calle. Un gran radio de casi 5 metros de cualquier otro estudiante.
Se sentía tan extraño.
Sin tratar de darle mucha importancia, siguió con su recorrido. Fue por un pasillo y subió las escaleras hasta que se detuvo frente a una ventana del segundo piso. La ventana daba directamente hacia uno de los patios con un tierno árbol de pimiento falso y un sano césped bajo él, dónde Ephraim podía escuchar su propia confesión y sentir aún ese tierno beso humano en la delgada piel de sus finos labios pálidos.
Un pequeño suspiro salió de sus labios.
Quería estar con Nael aunque sea por los cortos 15 minutos de un receso entre módulos de clase.
Pero Nael estaba enfermo y se había quedado en casa.
Siete horas inútiles de clase.
Al llegar a su salón de clase, dónde todos sus compañeros hablaban, el mundo se petrificó al ver al reptil entrar en la sala de clase.
Silencio.
Incluso los carnívoros más grandes del salón se callaban y retrocedían.
Ephraim era el nuevo soberano de la escuela.
La gran bestia soberana había reclamado su lugar sobre el resto.
Ephraim tomó asiento en su pupitre y dejaba sus cosas arregladas, el bolso colgado y sus pertenencias a un lado para luego echarse sobre la mesa y cerrar los ojos, esperando que, para cuando los abriera, las clases hubieran terminado, y la gente se fuera a sus casas.
La suela de unos zapatos orgullosos que caminaban con elegancia y el mentón en alto se atrevían a sonar entre el silencio que había provocado la presencia del dragon albino.

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Hambre [BL]
FantasyNael siempre odió ser una bestia. Más que odiar, se sentía... Incomprendido. Nael quería mantener su lado humano como el lado iluminado de la luna mientras que el lado oscuro ocultaba sus instintos, deseos y lo salvaje de ser una bestia. Pero no pod...