28. El inicio de un desastre (Parte 1).

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Dolía pisar con su uña partida. Ambos, Ephraim y Nael habían vuelto de la enfermería. El lobo caminaba con cuidado y un poco cojeante.

En cuanto el león de piel negra y melena blanca vió que Nael había vuelto, corrió desde su lugar a un lado de Mikhail para cariñoso tal cual como un gato, frotarse contra el lobo con afecto. El dragón negro, furioso se levantó de su lugar en la silla y tomó la melena blanca para jalar de esta, alejando al león del lobo.

— ¡¿Porqué me tiras la melena!? —rugió.

— Cosas de dragones.

Y obviamente los dragones no hacían eso, Mikhail solo era un celoso de mierda y Ephraim lo sabía bien.

¿Desde cuándo era tan negro el lobo?

Mikhail guardó la distancia y con la mirada seria comenzó a alejarse.

— ¿Mikha? ¿A dónde vas? ¡Espérame! —vio el león como se alejaba el dragón.

— Tengo frío. —fueron sus palabras mientras se alejaba y el león, luego de despedirse de Ephraim y Nael fue tras él.

— ¿Quieres sentarte? —preguntó el dragón blanco.

— Aún siento cosquillas en el culo. —se quejó, transformándose de vuelta a la figura de un chico humano de cabello despeinado y pelirrojo.

Ephraim se reía con suavidad.

— Tú fuiste el que sugirió.

— Y tú el que insistió.

Ambos se miraron con seriedad en luego simplemente rieron.

Cuando ambos dieron noticia de lo que había sucedido a la profesora encargada de la carrera, fueron a tomar asiento y dar por finalizado el día sin más que hacer que mirar las pruebas del resto.

Ephraim quería proponerle a Nael salir el fin de semana como... Una cita. Sinceramente, el dragón no le atraía mucho antes, la idea de salir a pasear ni mucho menos pero realmente tenía ganas de salir con el lobo, enterarse de sus gustos o de sus hobbies.

Estaban en la esquina de más al fondo entre la gente que miraba concentrada las carreras y pruebas de fuerza. Nadie les miraba.

El dragón, mientras pensaba en sus mil y una maneras de preguntarle a Nael, algo se escurrió en su mano y se entrelazó con sus dedos. Nael tomó su mano mientras miraba su teléfono con una sonrisa.

Los pelos en la punta de la cola de Ephraim se erizaron como nunca.

— ¿Quieres ir a alguna parte el fin de semana? —pregunta finalmente el dragón, desafinando un poco, avergonzandose por el extraño sonido de su voz.

— Claro. —respondió el mamífero mientras que su cola se comenzó a menear de un lado a otro con fuerza, azotandose contra el piso.

El contraste de temperaturas. Era agradable, Nael era el calor y Ephraim el frío. El contraste de sensaciones dónde la áspera piel de las almohadillas de un lobo se frotaban contra la suavidad de los dedos de un dragón. Y el contraste de tamaños, la mano de Nael era pequeña y se veía envuelta en el agarre del dragón en su amplia y flexible mano delgada de dedos largos.

— Pherae. —Era el profesor Drottel.— Ahora mismo hay un evento dentro del gimnasio. Ve a cambiarte.

— ¿Ah? ¿Ahora? —pregunta un poco molesto.

— Si, ahora. Ve a cambiarte si no quieres que te ponga la peor nota.

— ¿Y no puedo ir así? —pregunto mostrando su atuendo.

Hambre [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora