Me tenso, y todo a mi alrededor desaparece ante mis ojos en ese momento. Rígida en mi lugar, incapaz de articular una sola palabra y con mi mente volando en lo lejos, me sigo quedando sin habla. Cuando se trata de él, al igual que siempre, es lo que me pasa. Llego a pensar que me lo he imaginado, y pienso en las posibilidades de aquello. Podría engañar a cualquiera, ¿pero a mi misma? Reconozco su voz, y aún más lo hago cuando mi nombre es pronunciado por él.La reconozco tanto, que duele.
Todas las veces que me sentí tan fresca, aliviada, alegre.. por solo escucharlo. Debía ser la persona que pronunciaba mi nombre con tanto énfasis y cariño, y eso simplemente me rompía.
—Audrey, nena.. ¿sigues ahí?
Mierda, mierda. Me quedé muda, tiesa y con el celular en la mano, a punto de resbalarse de mis dedos temblorosos. Advierto que, para colmo, no estoy sola ahora y Nel sigue en la oficina a un lado de los papeles que trajimos hace instantes atrás. No parece importarle en lo más mínimo mi estado, porque poco y nada es la atención que me dirige. Incluso lo veo inquieto, sin saber quizá si irse sea lo adecuado ahora. Pero tengo cosas que hacer, y no puede salir sin terminar de explicarme lo que aún tengo dudas, unas que iba a expresar antes del llamado imprevisto.
Tragando saliva y aclarando mi garganta con suavidad, hablo.
—Sí, sigo aquí —respondo con voz rasposa.
—Siento que tenga que llamarte así.. —comienza, y no sé qué rumbo debería tomar a partir de ahora. ¿Tengo que escucharlo? Podría decirle que estoy en la oficina, que interrumpe mi primer horario laboral, pero las palabras simplemente no salen. Sé cuánto anhelo escucharlo, y me enfurece no ser capaz de frenarlo—. Tengo que hablar contigo.
—Aaron.. —suspiro, y por primera vez mi nuevo compañero de trabajo, malhumorado y desinteresado en lo más mínimo, levanta la vista hacia mi—. No es un buen momento ahora, ¿sí?
—Tu hermana se enloquecerá si..
—¿Erin? —pregunto claramente confundida—. ¿Qué tiene que ver mi hermana en ésto?
—Es por la boda —responde, y las esperanzas de que el llamado haya sido por otra cosa caen abatidas—. Hay ensayos que implican qu..
—Mira, estoy en la oficina. No puedo hablar de esto ahora, Aaron.
—¿Oficina? ¿Has conseguido un trabajo?
Su voz parece consternada, pero me percato de su deje de alegría. ¿Existe la posibilidad de que esté feliz por mi, incluso si eso no lo implica a él en mi vida? Borro el pensamiento antes de sacar conclusiones que pueden llegar a ser erradas, o lastimosas. Sé cuánto quiero hablar de él con ésto, cuántas cosas quiero contarle y cuánto hay por hablar. Pero no puedo. Simplemente, no puedo. Sin embargo, escucharlo es algo que anhelaba con tanta fuerza que soy capaz de admitirlo ahora que sostengo el teléfono con fuerza entre mis manos.
—Sí, pero tengo que irme.. —me empeño en decir.
—Habla con tu hermana, por favor. Tenía que hablar contigo yo de esto, porque habíamos quedado en eso antes de que pasara.. todo —suena incómodo, y por un segundo las palabras que salen de su boca son tristes. No quiero seguir empujando mis sentimientos, y mil contradicciones se aferran a mi mente, sin dejarla tranquila—. Avísame cuando puedas hablar, Audrey. Lo digo en serio.
—¿Cuándo pueda? ¿O cuándo quiera? —pregunto tajante, pero tengo que demostrarme fuerte.
Suspira de forma pesada antes de atreverse a continuar.
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NUESTROS LEMAS #2
Teen FictionLuego de las complacientes pero caóticas vacaciones entre los Jones y Bell, la vida en la ciudad vuelve a comenzar. ¿El amor entre Audrey y Aaron ha muerto, o es que a veces las cosas que uno piensa imperdonables no resultan serlo del todo? La boda...