Capítulo 45

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Había pedido espacio, y si bien Aaron rehusó en un momento, Jacob terminó sacándolo de allí y llevándoselo consigo hasta calmar las aguas. La última mirada que me proporcionó antes de marchar aún queda grabada en mi cabeza. Arrepentido, suplicante e implorante de mi atención por al menos un par de minutos. Pero no estaba de humor, y mi cabeza explotaba de todo lo que había sucedido ayer. Agradecí que se haya marchado al menos ese día, pero había expresado con determinación que deberíamos hablar y que necesitaba que hablemos. 

Aunque bien sabía a qué se refería.

Recordaba a Elena, sí que lo hacía. La mencionó al contarme de lleno todo su pasado. Recuerdo haberlo escuchado decirme que habían salido un par de veces, pero James lo hacía también, y se las apañó para comenzar a drogarse juntos, y que la culpa luego recaiga en Aaron. Recuerdo incluso hasta cómo lo contaba, con desprecio por ambos, al ser acreditado por algo que no había hecho. Pero luego mencionó que, tiempo después, ella había muerto de sobredosis. Elena estaba muerta.

¿Qué diablos tenía que ver Aaron entonces?

Confiaba en él en el momento en el que me lo contó, y no dudo de su credibilidad ahora. Sé cuán sincero es, cuán difícil le resultó contarme detalle por detalle. Dejando escrúpulos, no omitiendo nada. Llevaba tiempo conociéndolo, y sus palabras fueron más que honestas. Lo recuerdo a la perfección.

Pero nada de ello tenía sentido con la reacción de Luca. 

¿Qué papel cumplía él en ello? ¿Acaso era su novia? ¿O había salido con ella también? 

Su expresión al ver a Aaron, reconociéndolo y reaccionando, fue tan veloz que debía de conocerlo a la perfección. Intento unir piezas de los insultos que cada uno soltaba en medio de los puñetazos, pero nada encaja con una teoría que pueda formular yo misma. Luca no estaba nada cohibido con el tema. Sus ojos inyectados en sangre, su cuerpo enfurecido, su ambición por no frenar la pelea que había llevado a cabo. 

Aaron también estaba enfurecido, pero no tanto como Luca. No luego de haberlo visto en su peor estado cuando se avalanzó aquel verano sobre James.

Katherine logró apaciguarlo al fin y llevárselo, pero no sin antes gritarle que dejara de nombrarla. Parecía dolida, pero no descifraba si era por Elena, o por el estado de su hermano, tan extraño para ella como para mi. Chad, al llegar y verme, me dijo que había ingerido alguna droga, por eso el color de sus ojos, su bestialidad y brutalidad. Su comportamiento habitual no era nada en comparación a la noche anterior. Llameaba de ira, gritando y queriendo seguir desplegando puñetazos en el ambiente.

¿Qué lo había llevado a reaccionar de esa manera?

Claramente conocía a Elena, quizá mejor que Aaron, pero ¿de qué lo culpaba a él? La respuesta solo podía obtenerla de Aaron. Y si bien tenía miedo de saberla, no podía escapar de ella mucho más. Tenía que enfrentarme a ello, pero primero deseaba acomodarme aquí y pasar lo que quedaba del domingo junto a mis amigos, que se quedaron conteniendo la situación y apaciguando las aguas movedizas. Incluso Nel optó por quedarse.

Chad y Stace se la pasaron conversando conmigo y con Nel, reforzando mi teoría de que éstos no podían llevarse mejor. Mi mejor amigo tuvo que irse al rato, y ayudamos a Stace a ordenar un poco el departamento antes de finalmente irnos todos. De camino a casa, Nel y yo volvimos juntos. Mientras sonaba una banda de los noventa a pedido suyo, aproveché para hablarle.

—Lamento que la fiesta no haya terminado como esperábamos —le digo cuando se acerca a mi.

—¿Bromeas? —pregunta sonriéndome y negando—. No lamentes nada. Además, las fiestas son así. Si te contara los imprevistos que tuve en las mías en secundario.. Descuida, Aud.

NUESTROS LEMAS #2Where stories live. Discover now