No comenzó habiendo mucha gente en el lugar. Al principio, eramos no más de cincuenta. La mayoría hablando entre pequeños grupos, otros acercados a la barra a la espera de sus tragos, y hasta gente cerca de la entrada. Cada uno estaba ensimismado en sus propias conversaciones, y la música sonaba tranquila durante el primer tiempo. Chad, Stace, y yo, nos entretuvimos conversando un rato y al cabo de unos minutos fuimos a pedir unos tragos.
Fue ahí cuando, al acercarnos, notamos el cambio en el lugar. Habíamos dejado de ser cincuenta personas, porque ya había más de la mitad de aquel número. La barra estaba completamente ocupada, la pista de baile ya no se encontraba rodeada por pequeños grupos, si no por una gran cantidad de gente, tan numerosa como las que estaban pidiendo qué tomar. Incluso la música ahora sonaba más fuerte, estruendosa en la pista, ruidosa en la barra.
—Creo que no he sido la única que invité a gente que no pertenecía a la universidad —advierte Stace, mirándonos a ambos y luego haciendo una recorrida con la mirada hacia el lugar lleno.
—Deberías haberle dicho a Jacob también —le respondo, mientras Chad desaparece para ir a buscar los tragos que habíamos pedido y llevábamos minutos esperando.
—Lo pensé, ¿sabes? Hasta de decirle a Aaron.
—¿Qué tiene que ver Aaron? —pregunto confundida.
—Bueno, son amigos. Mejores amigos, quizá. Si invitaba a mi novio, ¿por qué no al tuyo?
—Pero no le has dicho a ninguno —me percato, intrigada—. ¿Te has peleado con Jacob?
—¡No! Claro que no —niega, y se apresura a aclarar la cuestión—. Lo consideré al principio. Pero luego pensé, en que hace mucho no hacíamos algo los tres juntos, ¿sabes? Suelo ver a mi novio un par de veces por semana. A ustedes una, o a veces ni siquiera eso. Por lo que preferí pasarla con ustedes. Además, ya habrá tiempo. La próxima es más grande, y podremos invitarlos.
—Vaya, mira qué melancólica te has puesto —bromeo abrazándola.
—Pero es cierto. La universidad es genial, pero apesta estar tan lejos. Casi me salto un exámen con tal de ir a tu casa, y que me cuentes todo lo que había pasado el día que te acompañé a prepararte para la boda, luego de irme. ¿Le has dicho a tu hermana?
—Sí. Creo que no se lo veía venir.. No tan rápido, creo.
—¿Cómo no podría? Resulta obvio el cariño que se tienen. Ni Aaron, ni tú, fueron capaces de dejarlo a un lado y olvidarlo. Creo que hasta lo profundizaron.
—Quizá porque le hice un par de escenas con respecto a su presencia y a nuestro acto de entrada juntos. Nunca le conté mucho de lo que fue pasando entre nosotros en las últimas semanas. Estuvo muy metida con los preparativos —le cuento, recordando cada ataque suyo de nerviosismo. Por el salón, la comida, la luna de miel, e incluso las renovaciones de su casa. Así que, concluyendo, agrego—. Tuvo un mes agitado. Por eso no se lo habrá visto venir.
—Tiene sentido. Porque Aaron no quitó de su tiempo en ti. ¿Todo lo que hizo? —pregunta, pero sin querer alzar la voz—. Demuestra el amor que te tiene, amiga. No lo pierdas.
Le sonrío, algo tímida, pero concordando con sus sabias palabras. No se equivocaba.
Él había obviado mucho de lo que llevaba haciendo, porque prefirió mantenerlo en silencio y obviarlo hasta que estuviera hecho. Tampoco bajó la guardia conmigo. Se aseguró de darme mi espacio, tal cual como le había dicho, pero las situaciones entre nuestras familias dificultaron esa cuestión. Y no perdió en sacar provecho de ello. A decir verdad, los momentos juntos, y las salidas a solas, fueron más las provocadas por eso, y por la espontaneidad del tema. Lo había advertido, y también la manera en la que terminaba arraigándose a mi. No se había rendido, incluso cuando yo más lo había querido. Luchó por mi hasta recuperarme. Y aquel gesto, que no solo yo advierto, es suficiente para estar segura de haber tomado la decisión de haber vuelto.
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NUESTROS LEMAS #2
Teen FictionLuego de las complacientes pero caóticas vacaciones entre los Jones y Bell, la vida en la ciudad vuelve a comenzar. ¿El amor entre Audrey y Aaron ha muerto, o es que a veces las cosas que uno piensa imperdonables no resultan serlo del todo? La boda...