Capítulo 1

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Las correlativas de la universidad me han vuelto loca. He tenido que hacer un análisis de lo que me convendría hacer el primer cuatrimestre del año, como lo que no. Me aferro a la posibilidad de que no está en mis planes recursar ninguna materia, sea cual sea, a la que decida anotarme. Apenas me han orientado con el plan que ellos manejan, lo cual hizo que mi cabeza supiera cómo echar humo por la cabeza. Sin embargo, he podido acomodarme.

Encontré horarios a los cual pude ajustarme a la perfección una vez que me anoté. Había logrado dar con un trabajo de oficina no tan lejos de allí, por lo que al salir de las clases me alcanzaría el tiempo para ir a trabajar por la tarde. Es la primera vez en la que me decido por hacer ambas cosas, por lo que sería un año con mucho por delante.

Las vacaciones han terminado de una vez, por más lastimoso que eso fuera.

La vida en la ciudad vuelve a comenzar, y consigo, la rutina que comenzaré mañana. He tenido suerte de poder coordinar mis horarios para no superponerlos. Es cuestión de horas averiguar lo que me espera. Siempre había logrado estudiar y organizarme con facilidad; ahora que tendré la tarde ocupada, debería resultarme un tanto más complicado. Sabría manejarlo. Porque el entusiasmo que siento al comenzar nuevamente, es lo que me da el impulso a seguir.

Una vez que salgo de la universidad, con mi cuaderno antes vacío y ahora escrito con los horarios que me han dado antes de marchar, busco las llaves del auto que dejé estacionado en la esquina del campus. Perdí la costumbre de venir aquí, al estar fuera ese par de meses. Ahora me parece incluso más grande. No me pierdo, pero estoy algo desorientada al principio.

Doy con el auto unos minutos después y aprovecho a dejar la guía y planilla en el asiento de copiloto. Antes de dar marcha, mi celular suena y observo el nombre de Stace en la pantalla.

—¿Hola? —atiendo mientras abrocho el cinturón.

—¡Aud! —chilla ella del otro lado, claramente entusiasmada—. ¿Ya te has inscripto?

—Salí de allí hace poco. Me anoté hace media hora, pero ahora estoy en el auto —explico. He tardado un poco, pero la gente no ha sido tanta en comparación al primer año que ya había terminado—. Conseguí los horarios que te dije, así que.. Mañana empieza la rutina.

—Vida universitaria, vamos por ti —bromea en la línea.

—Eh, hemos pasado a la perfección el primer año. Éste no nos costará mucho más —consuelo para ambas. Porque así lo esperaba, y ruego a que se cumpla. El año pasado había sido caótico. Apenas tenía tiempo para memorizar todo lo que rendiría después, y si bien logré organizarme mejor a medida que las semanas pasaban, el primer año trajo varios cambios como para que me resultara del todo fácil—. ¿Qué tal tú? Ya has empezado ésta semana, ¡cuenta un poco!

—Hace dos días. Pero ya quiero largarme.

—Oh, no jodas. Si recién has empezado..

—Lo sé. Pero los primeros días no son divertidos —confiesa.

—¿Por qué lo dices?

—Muchas cosas. Pero principalmente, porque debo comprar la bibliografía por ahí, anotar las fechas de cursada, para rendir.. Me agota. Quiero tener todo organizado de una vez.

—No seas ansiosa. Apenas has empezado.

—Lo sé, ¡pero estoy atrapada en el campus de momento!, y pensé en llamarte para distraerme. Apesta que las universidades no queden tan lejos, y que podamos vernos los fines de semana.

Asiento, por más que ella no pueda verme.

Mi universidad tenía la ventaja de estar cerca de casa, porque es la que está en el centro de la ciudad. Pero no es abarcativa en cuanto a distintas ramas en lo que respecta, por lo cual hay un par más lejos de aquí. Tanto Stace como Chad se quedan en el campus en la semana. Según ellos, no es tan traumático compartir habitación con otros estudiantes. Te ajustas, y logras acomodarte. Había considerado esa posibilidad al principio.

NUESTROS LEMAS #2Where stories live. Discover now