De Aquí, A La Eternidad Parte 4

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Ichigo se encontraba fuera del castillo de Las Noches, haciendo los últimos preparativos para iniciar de una vez con el asalto a la sociedad de almas.

La primera vez que abrió una garganta contaba con la ayuda de Urahara, y aunque se le dificultó al principio logró desgarrar el espacio frente a él y crear una puerta al Hueco Mundo.
Pero esta vez tenía que hacerlo solo, y no podía fallar.
Si algo salía mal, todos podían terminar perdidos en algún lugar en medio de los mundos, sin oportunidad de regresar, o peor, podría equivocarse y terminar todos en el infierno.
La verdad no se veía pidiéndole consejos a Haribel o a Ulquiorra, así que practicaba él solo fuera del castillo.

-Uff, parece que está listo, ya debería ir por los demás... Solo espero que Zoro no se haya perdido de nuevo.

Ichigo trago saliva, nervioso.
Sentía que las manos le sudaban y un frío bajaba por su espalda cada tanto.
No tenía buenos recuerdos de la última vez que estuvo en la sociedad de almas, y tampoco se sentía bien con la idea de volver a luchar contra Kenpachi, o con Kyoraku, o con cualquiera de los capitanes con los que alguna vez peleó codo a codo.

Se preguntaba, ¿que tanto habrían cambiado las cosas desde la guerra de Raftel?
Le preocupaba que el capitán comandante hubiera descubierto que Rukia y los demás se habían escapado de sus puestos para ayudarlo en la batalla por el One Piece, eso explicaría porque ninguno de ellos había intentado contactarlo luego de despedirse en la isla de Down...

Y ya que su mente pasaba por eso, recordó de manera fugaz el beso que le había dado Inoue en la isla natal de Luffy.
Cuando había llegado el momento de decir adiós, luego de hacer las paces, su amiga no había querido irse sin antes hacerle notar cuanto lo quería.

Ichigo sonrió por lo bajo, aunque con algo de culpabilidad.
La verdad, ese beso lo había tomado por sorpresa, y le había resultado tierno por parte de Inoue, pero nada más.

Agradecía que se hubiera ido antes de poder replicar, o preguntar por qué lo besó, hubiera odiado tener que decirle que no compartía sus mismos sentimientos.

Jamás había visto a Inoue con otros ojos que no fueran los de un amigo.
Si, era linda, y a veces le daba cierta ternura con sus arrebatos y ocurrencias, pero nada más.

-Solo espero volver a encontrarme con todos... Ojalá decidan ponerse de nuestro lado de nuevo.

Entonces, sintió un frío filo acariciando su garganta, que lo tomó completamente desprevenido.
No había sentido el reiatsu de nadie acercándose.

-Sigues siendo una mierda para detectar a tus oponentes, será mejor que no te pongas a hablar solo en la sociedad de almas si no quieres morir.

Una voz arrogante.
Era Grimmjow.
Ichigo se molestó, pero optó por no moverse, tomar a Zangetsu solo podría empeorar las cosas.

-Tal vez ella no te lo diga, así que yo lo haré. Haribel me mandó al mundo humano a comprobar tu historia sobre los piratas y la guerra por el trono. Admito que me impresiona que te hayas convertido en un bandido.
-¿Y has venido aquí solo para decirme eso?

Grimmjow presionó más su zanpakuto contra la yugular del shinigami, abriendo una pequeña cortada de la que comenzó a escurrir sangre.

-Quiero quedar claro en algo Kurosaki, ni Ulquiorra, ni Haribel ni yo confiamos en ti. Si de alguna forma esto es una trampa todos ustedes ya pueden darse por muertos, las cosas no serán iguales a la última vez, ni siquiera con tu forma vasto lorde.

Ichigo suspiró, recordando con culpa el estado en que dejó a Ulquiorra luego de haber perdido el control de su forma Hollow completa.

-¿Cómo lograron traer de vuelta a Ulquiorra?

La Guerra por el Trono Donde viven las historias. Descúbrelo ahora