La Guerra por el Trono

El Alzamiento de los Vencedores

No importa que estuviesen en alta mar, Luffy proclamó ahí mismo un banquete para celebrar su victoria.
Pronto, todos los barcos se conectaron entre sí, amarrados unos a otros, permitiendo que todas las tripulaciones puedieran ir de barco en barco, levantando sus tarros de sake, bailando y jugando, era como un carnaval en medio del océano en el que piratas, reyes, gyojins, gigantes y minks encendían la fiesta.
Desde luego, no era diferente en el barco de los Mugiwara, Sanji junto con el resto de cocineros de la flota prepararon un festín de infarto, y pronto el ambiente en el Sunny se volvió sumamente alegre y acogedor.
Pero, en medio del festejo, Monet notó una presencia apartada de donde sus nakamas se encontraban bailando, alguien estaba sentado en los barandales del lado derecho del Sunny, una figura imponente pero silenciosa, lo único que resaltaba de él en la oscuridad era su abrigo rosado y sus lentes color rojo sangre.
Sintió un vuelco al corazón al verlo ahí, tan solitario, y se sintió confusa, ¿debería ir con él? No lo había visto desde que la salvó y la llevó con Chopper, y había tantas cosas que quería preguntarle...
No tuvo tiempo de decidirlo cuándo Doflamingo se puso en pie y comenzó a caminar a la parte trasera del barco, dispuesto a desaparecer. Monet reacciono, y no perdió el tiempo, fue detrás de él.
Esto último no pasó desapercibido por Luffy, quien los miraba en silencio.
Le dio unos ligeros golpes con el codo a Law, llamando su atención.

-Torao, mira allá, ¿qué piensas hacer?

Este alzó la vista, alcanzando a ver a Monet llegando a los jardines de mandarinas.
Lo entendió al instante, había estado tan inmerso en los textos de los gold poneglyph que no recordó a Doflamingo...
Suspiró, escondiendo su vista en su sombrero blanco.

-Fue de mucha ayuda en el campo de batalla, supongo que por esta vez lo dejaremos ir. Solo por esta vez.

Luffy asintió, era justo lo que quería escuchar, y asegurándose de que nadie lo viera, siguió a esos dos en silencio.

Cuando Doflamingo estaba a punto de saltar del barco, la harpía le dio alcance.

-¡Joven amo!

Él se detuvo, pero no se giró para mirarla.

-Monet, yo ya no soy dueño de nada, hace mucho que perdí mi país y mi tripulación. No deberías seguir llamándome así.

Detrás de Monet, Luffy se quedó de pie, con los brazos cruzados, mirando al Joker sin hostilidad.

-¡Eso no importa, para mí siempre será el Joven Amo de Dressrosa!

Doflamingo suspiró, parecía cansado...
La harpía intentaba decir algo, preguntar algo, cualquier cosa, pero las palabras se le atoraban en la garganta, haciéndola titubear palabra y media.
No encontraba la forma de hacer que se quedara un poco más, aunque fueran solo unos minutos.

-Mingo, ¿por qué has venido a ayudarnos?

Preguntó finalmente Luffy, ayudando a su nakama que no salía de su conmoción.
Doflamingo está vez si se giró, y los miró atentamente a los dos, inexpresivo y con las manos en los bolsillos.

-Mugiwara, parece que una miembro muy valiosa de mi vieja tripulación te ha cogido afecto...

Hizo una pausa, mirándola fijamente.

-No la defraudes como yo lo hice.

Sus palabras, a pesar de ser secas y frías, lograron llegar al corazón de Monet.

-Joven Amo...
-Si, puedes contar con ello.

Contestó Luffy con toda convicción.
El Joker sólo asintió, estando seguro que con él, Monet estaría a salvo, y eso era suficiente para irse en paz. Levantó su mano, y comenzó a tejer sus redes y telarañas entre las nubes, y se elevó poco a poco en el aire.
Se despidió de Monet con una silenciosa mirada, grabando en su memoria el rostro taciturno de la chica peliverde, pues quizá pasarían años hasta que pudiera volver a verla.
Salió disparado del barco, y poco a poco, su rosada figura se perdió en la oscuridad de la noche, dejándolos solos.