De Aquí, A La Eternidad Parte 2

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-Las sorpresas nunca se acaban con ese muchacho... ¿No lo crees?
-No desvíes el tema Urahara, ¿De verdad lo dejaste ir a Hueco Mundo? La última vez que estuvo ahí casi destruyó el castillo de Las Noches, no creo que lo reciban amablemente.

Urahara servía té en dos pequeños vasos, con una sonrisa furtiva, ignorando las réplicas de su amiga.

-¿Porque no intentas tener un poco más de confianza en él? Después de todo tu lo entrenaste, Yoruichi.

-Él y su sub-capitán vinieron pidiendo mi ayuda, y yo se las he dado, el resto depende de él

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-Él y su sub-capitán vinieron pidiendo mi ayuda, y yo se las he dado, el resto depende de él.
-De verás que eres cínico...

Comentó ella cruzada de brazos, pensando seriamente en ir detrás de Ichigo a Hueco Mundo.
Era la primera vez que sabía dónde estaba exactamente...

Había escuchado muchas cosas de él desde que se fue de la sociedad de almas, como ser la novena persona en todo el mundo en derrotar al Yonkou Kaido, o ser el primer abanderado del Rey de los Piratas, pero no había comprobado con sus propios ojos que tanto había crecido, como se veía, o incluso si seguiría siendo el mismo muchacho noble y malhumorado que había conocido hace ya tanto tiempo.

Al menos hasta que Urahara le extendió un pequeño cartel.

-¿Puedes creerlo? La recompensa de Kurosaki ya llegó a los dos billones de Berries, ni tu ni yo juntos podríamos hacer esa cantidad.

Yoruichi sintió nostalgia, y sonrió por lo bajo al verlo de nuevo.
En su nuevo cartel de recompensa tenía su máscara Hollow partida a la mitad, y mostraba un nuevo bankai que ella no había visto, pero podía darse cuenta de que seguía siendo el mismo con solo mirarlo a los ojos.
Yoruichi carraspeo, y siguió con la conversación.

-¿Y piensas decirme por qué me has hecho venir? Tengo cosas importantes que hacer.
-No no, aun no puedo decírtelo.

-Agh... ¿Al menos puedes decirme porque le ayudaste a Ichigo a abrir dos Gargantas más en diferentes partes del Grand Line?
-Eso si lo puedo responder, verás...

Entonces, alguien comenzó a tocar suavemente la puerta de la tienda, como si la persona detrás no estuviera segura de si quisiera entrar.
Ambos se giraron con expresiones aburridas.

-¿Esperas a alguien más?
-¡Oh si! Ya se había tardado.
-¿Y esa persona sabe que la estás esperando?
-No tiene idea...

Urahara se apresuró y abrió la puerta de golpe, casi arrancándola de su sitio, y gritó a todo pulmón.

-¡Bienvenida seas Ru...!

No terminó de hablar, esa persona le había dado una patada tremenda en el rostro, lanzandolo al otro lado de la tienda, donde terminó estrellándose contra un anaquel.

-¡Idiota! ¿¡No puedes abrir la puerta como una persona normal!?

Yorichi se giró con total tranquilidad, ignorando que su amigo seguía hechando humo por el rostro debajo de un montón de escombros.

La Guerra por el Trono Donde viven las historias. Descúbrelo ahora